Gente que se dio una vuelta


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27 de enero de 2010

Border Christian

No sé quién (en realidad, lo sé, pero no me interesa nombrarlo), me comentó medio de mala leche: "No parecés cura". Lo que esta persona quiso fue, de alguna manera, desmerecerme. Y no se dio cuenta que, por el contrario, me hizo enorgullecer, alegrar.

Soy, evidentemente, una persona religiosa; lo que no soy es "piadoso", ni ando queriendo convertir a los moros, ni pretendo que por abracadabra la vida se me solucione. Creo que la práctica de Jesús tiene un acierto que solemos olvidar que es la "vecindad": fue uno más de los vecinos de Nazaret, el carpintero, el hijo de María. Y en esa cotidiana vecindad vivió, celebró, anunció, la presencia y la propuesta del reino. Y Galilea, su tierra, era el lugar de frontera geográfica, étnica y cultural. Capaz que por esto, las fronteras me divierten. Me gusta poder ser uno más, tener espacios no-confesionales, compartir parte de mi vida con no creyentes; me da gusto poder tener amigos/as artistas, gays, ateos, padres, psicólogos, judíos de religión o simplemente de nacimiento, mujeres, varones, y poder estar con ellos y ellas como uno más, sin más que yo y mi "pablitud". Con palabras y gestos míos, que no pueden desligarse de aquel en quien creo, pero que, por eso, me ponen en un lugar, fundamentalmente, de hermano.
Da para más, pero por hoy, es lo que hay.

2 comentarios:

penelope134 dijo...

Pablo: Esa "pablitud", esa cosa tan tuya y tan completa que tenés y que te permite relacionarte con tanta gente dentro y fuera del ámbito de tu profesión/vocación, es valiosísima. ¡Que nadie te diga lo contrario!

Pablete dijo...

Sorry el "cut & paste", pero esto que Mariano posteó en feibuc quise ponerlo para todos/as:
A mí también me gusta definirme como "cristiano de frontera". Muchos han vivido así (Simone Weil es la que se me ocurre que lo hizo de manera más palpable, pero nuestro querido Roger digamos que no se quedaba atrás...), y creo que, no sólo por los tiempos que corren, sino porque pertenece a la esencia misma del Evangelio, ese es EL camino de Jesús. Y no tengo miedo de decirlo con mayúsculas. Creo que la Iglesia da para miles de vocaciones y caminos, ok, pero ninguno puede soslayar la frontera, el peregrinar, el andar "de comienzo en comienzo, por comienzos siempre nuevos...". ABrazo, Pablito.