Gente que se dio una vuelta


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13 de febrero de 2010

Dibujando (en) el cielo (raso)

En algún momento de la madrugada ha llovido. Por supuesto, cuando a las 3 am hacen 27º reales y no tenés aire acondicionado, las ventanas quedan abiertas en un intento de respirar. Por supuesto que al estar abiertas y llover, entra agua a lo pavote. Por supuesto que en un rato tengo que secar el piso. Por supuesto.
Lo bueno: hay aire y se puede respirar sin la sensación de estar metido en una sopera.
Ayer por la tarde fui a visitar a Manu, mi ahijado de dos flamantes años. En verdad, a él y Mariana, su mamá, quien pasó de ser mi amiga a ser "la madre de mi ahijado"; con el papá, lo mismo. Estar con él es buenísimo; él es buenísimo. Buenhumorado, cariñoso, alegre. Ahora parece que dibuja; de hecho me regaló un dibujo para mi cumpleaños. Claro, no dibuja donde debiera, sino donde le pinta: id est, en cualquier superficie.
Tirados en el piso los tres, con juguetes, crayones, almohadones, se le dio por dibujar en un álbum de fotos. Mariana le explicó que no, y comenzó él a preguntar señalando con el crayón: ¿acá -la pared-?. No, Manu. ¿Acá -el piso-?. No, Manu. ¿Acá?. No, Manu.
¿Sabés dónde?, le digo, en el techo. Para qué. Tuve que levantarlo alto-alto para que intentase pintar el cielo raso. Se estiraba para llegar al lugar imposible, pedía más. Se reía, intentando lo imposible.
Me hizo pensar: qué bueno que otros/as nos ayuden -y ayudemos, claro- a "dibujar en el cielo raso". Que nos levanten en brazos, bien alto, para lograr lo imposible. Que animen nuestros delirios, nuestros sueños y nos digan que se puede dibujar en el techo; nos alcen y ayuden a creer que se puede.

1 comentario:

Mariana dijo...

Lo visualicé y fue muy tierno y sí, es muy lindo y hasta necesario (a cualquier edad) tener a alguien cerca que te diga que se puede, aunque no se pueda, por el solo de hecho de intentarlo y soñar.