Gente que se dio una vuelta


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25 de marzo de 2010

Yo ya sé lo que NO quiero

Depurando los deseos, ya hace tiempo que digo suelo no saber lo que quiero, pero sí lo que no. Es un extraño modo de ser feliz. Me resulta más simple ver qué es lo que no quiero, más de una vez, que poder definir qué quiero realmente.
Intentaba explicárselo a alguien y no me entendía, o no sabía yo expresarme, que para el caso es lo mismo. Parte de la filosofía zen pasa por liberarse del los deseo, porque produce frustración y de ahí, dolor; sin caer en ese extremo de no desear, encuentro algo verdadero y bello.
Si bien el deseo es motor, también es ancla. Y estamos llenos de deseos que son como parásitos, que le quitan la voz y la energía a otros deseos más vitales.
¿Deseos parásitos?. Sí, esos que son como impuestos o aceptados a-críticamente, esos que tragamos como sapos. 
En varios órdenes, al pensar o comenzar algo, pienso: ¿qué es lo que no quiero de esto?. Así va decantando lo accidental, lo accesorio, y me quedo con la perla. Claro que luego, algún  parásito se prende, pero al menos, lo veo como parásito momentáneo, cierto "precio a pagar", medio que me lleva hacia mi fin.
Y así voy definiendo, buscando. Con libertad para ensayar.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Voy por un camino parecido... Que es lo que NO quiero

Tincho dijo...

"no se que quiero, pero se lo que no quiero" A.Calamaro,
"Si bien el deseo es motor, también es ancla. Y estamos llenos de deseos que son como parásitos, que le quitan la voz y la energía a otros deseos más vitales." Acuerdo. Y me da tranquilidad que alguien comparte eso. Porque muchos, la gran mayoría, a esos deseos parasitos los instala como sagrados e incriticables por parte de los demás.