Gente que se dio una vuelta


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30 de abril de 2010

Esperá, te dije

Me queda picando algo que tiene que ver con lo del post anterior: la falta de capacidad de frustración o la creación de una generación de ansiosos. Sin  ir más lejos, lo veo en mí mismo, cuando la compu no responde tan rápido como espero -olvidándome del Win 3.1, por ejemplo-.


Claro, los más chicos nacieron con un plus que nosotros no tenemos. Me gusta decir que es el plus del control remoto: simplemente no pueden creer que para cambiar de canal, de radio, de canción, tuviésemos que pararnos e ir hasta el respectivo aparato. Este plus está bueno, les da habilidades para nosotros insospechadas.


Contracara: no saben/pueden esperar ni frustrarse o esperar sin frustrarse. O peor cuando después de esperar, se frustan.
Las cosas tienen que salir de una, o a lo sumo, en un par de intentos, como en la tele. Para ellos el proceso casi desapareció: es poco probable que hayan visto a sus mayores tejer, amasar, plantar. Si para nosotros mismos es algo medio ajeno eso de esperar.


Y ni te digo si la cosa no sale: si la cuenta no da, si les va mal en el examen o prueba, si hay que repetir el camino... Es probable que se empaquen, que no quieran ni siquiera volver a intentar. Les gana la frustración. Se enojan o entristecen. Y para que se les pase, enseguida anestesiamos ese sentimiento, en lugar de hacer con ellos el camino del aprendizaje.


Entiendo y celebro que deseemos facilitarles la vida: pero también, me parece, hay que prepararlos.

29 de abril de 2010

Principitos

Suelo definirme como alguien con vocación de tío. Es decir, me divierten los niños, me gusta jugar con ellos, contarles divagues, pasear, mirar la tele, incluso, si hay que hacer la tarea, me pongo.
Tengo varios cercanos de manera cotidiana: sobrinos, ahijados, hijos de amigos y otros que por ahí se cruzan. No me resultan un mundo ajeno.
Lo que no entiendo es lo que llamo "la tiranía de los infantes". Id est, que sean los niños los que decidan desde qué se come hasta qué hacer, si ir a jugar a lo de un compañero o, por ejemplo, ir a clases de guitarra -debidamente pagado por sus padres. Está bueno que vayan eligiendo, sin duda, que se los escuche, que se les dé parte, que sean tenidos en cuenta. Seguro que sí. Pero creo, en algún punto, que fallamos los adultos.
Sí, che. No siempre en la vida podés hacer lo que querés, hay reglas y obligaciones, hay otros alrededor, nadie es el centro del mundo... 
Si desde chiquito te hicieron creer esto, es difícil adaptarte al mundo real, adulto, donde no todo es como queremos, donde hay que responder por lo que se hace.
Me da un poco de vértigo imaginar cuánto les costará a algunos de estos niños dejar de serlo.

28 de abril de 2010

Soso

Me gusta esa palabra: soso. Pronunciarla me da placer; al contrario de su significado, me llena la boca de sabor, de gusto. Es tan amplia que sirve para: una comida desabrida, una peli aburrida, un tipo pelmazo, una charla chata, un encuentro olvidable, una persona que no sobresale, una cara que no dice...
Soso, ese/a que se te acerca y ya te da sopor, que te hace pensar ¿falta mucho para que te vayas?, que te envuelve con ganas de morderte los cachetes por dentro para, al menos sentir algo. Ese que en el mismo tono te cuenta que fue padre o que se murió su perro. Tienen y desparraman tanta vida como la gelatina sin sabor, como las galletas de arroz sin sal.
Lo peor es que pocos sosos se dan cuenta que lo son. Los acompaña, casi inseparablemente, la poca percepción del tedio que provocan. Al minuto de estar con ellos, te atacan los bostezos más profundos, se te saltan las lágrimas.
Cuidado, parecen inocuos. No te dejes engañar.

27 de abril de 2010

Modelo para des-armar

Domingo por la noche, TN, conducido por Ma. Laura Santillán, "Argentina para armar". Los invitados, extranjeros que eligieron Argentina para vivir -sí, lo contaba en el muro de FB-. Raro en mí, me pongo a mirar. Un español empresario de no sé qué, un antropólogo holandés, una ¿contadora? belga, una francesa en el negocio de la gastronomía, un estadounidense que no entendí qué hacía. Lindos cuentos de por qué eligieron Argentina: la cultura, Borges, que aún no despegamos pero hay futuro...

En un momento pensé: ¿y los peruanos, bolivianos, orientales, paraguayos?. Ah, no, como a los minutos aclaró la conductora, de los países limítrofes vienen por trabajo (sumo a los orientales). Traducido: para no cagarse de hambre en sus países.

Los otros, en cambio, no buscan llenarse la panza, cómo se nos va a ocurrir eso; no quitan oportunidades laborales -como se oye decir de los demás-. No. Los europeosnorteamericanosrubiecitosconojosclaros traen progreso, "cultura", novedades, son chics, más claritos de piel, no huelen a condimentos, tienen un acento más cool que el guaraní.

¡Dejáte de joder!. Aunque, lo reconozco: por un momento caí en la trampa.

26 de abril de 2010

No zen

Cierta pretensión irenista, pacifista, ¿zen? malentendida, busca evitar el conflicto o lo que es casi lo mismo, negarlo o demonizarlo. No digo que el conflicto sea el estado ideal de la vida, pero si no hay un mínimo conflicto, ¿hay vida?. No el conflicto adolescente, sino el que emana de las opciones, de la contradicción de querer algo e ir en otro sentido. El conflicto de, en algún punto, plantar bandera.
La apatheia era una  virtud pregonada por algunos filósofos (a-pathos, a privativa, sin; pathos, pasión. De ahí nuestra apatía. Era algo así como poder despegar de las pasiones que arrastraban. Ok, eso lo entiendo. Por lo de no ser esclavos de, sino dueños, señores. Pero... si hay apatía, puede que aparezca su prima cercana, la anorexia (de nuevo la alfa privativa y orexis, deseo y por derivación, deseo de comida, apetito). Y la anorexia conduce a la muerte.
Tendría que mirar más de cerca la relación entre esta huida del conflicto y la muerte del deseo, de la falta de pasión.
Por ahora, sólo esta intuición.

25 de abril de 2010

Ciclos

¿Nunca les pasó sentir que, de golpe, les caían encima un par de décadas?. Un lugar privilegiado para pasar por semejante experiencia son los bautismos o los cumpleaños de los niños. Sobre todo, para aquellos que no tenemos cría propia.
Lo bautizaron a Mateo, sus papás llegaron a los 30, pero, tristemente, los conocí a los dieci... Claro, ok. Sé que el tiempo no para, pero también estaban los niños de Kari y Nico, de Candy y Martín, de... ¡Por Zeus!.
Al llegar tarde -culpa del colectivo nefasto- me senté en un costado del templo, de manera que podía ver todo y a todos: Jero iba y venia con su valijita (después me contó que tenía juguetes); Joaco corría sonriendo, Mica, más seria, cual princesa; Rocío, mi ahijada, que está cerca de los cuatro.
Mateo, de seis meses, en brazos del papá, en esos intentos de pararse que hacen que los pequeños reboten. La renovación de las promesas bautismales, la comunidad que formamos creyendo, las palabras rituales, la luz.
En un momento los miraba a padres, niños, abuelos. Casi como desde afuera. Palpé cómo la vida se renueva. Y sentí que todo estaba muy bien.

24 de abril de 2010

Esa musiquita.

Desde temprano algún vecino estuvo escuchando música clásica. Al mediodía seguía. Lo suficientemente fuerte como para oírla sin que moleste, casi como de fondo.
Salí a la mañana sin descubrir de dónde venía. Volví cerca del mediodía y seguía. Ahora ya no suena más.
Fue una de las pocas veces que no me molestó la música "de afuera", la que no elijo para escuchar. Tenía algo que hacía que quedase bien con la mañana soleada, el vientito, el intento de despertar pese a esta levantado hace rato. 
Al regresar sonó a bienvenida, a acogida.
Hay música o canciones que primero deben ser padecidas antes de apropiárnoslas, de poder decir "me gusta"; algunas notas golpean, algunas palabras en ciertas canciones se sufren antes de decodificarlas, algunas enamoran mientras otras producen rechazo. 
Lo de hoy fue diferente: todo se confabuló para que la melodía acariciase la mañana.

23 de abril de 2010

¿Estás ahí?

La cosa venía cargada, con mucho movimiento interno. El doc recibía y acotaba sólo lo necesario como para que siguiese. Cuando hablo, sobre todo si me apasiono -para bien o mal- gesticulo, muevo las manos, los brazos, me enderezo y reclino en la silla... Varias veces le volé el almanaque del escritorio.
La cosa venía cargada, decía. Un enrosque que me había llenado de impotencia y bronca, que me tuvo medio a maltraer internamente un par de días. Objetivamente, algo casi anecdótico, pero ¿qué cuerda tocó?; qué más había detrás?. Seguíamos.
De pronto, con cara de nada, el doc, en medio de otras, tira "dos-palabras-dos" que me quedan sonando, No se precipiten: nada morboso o sexual, honestamente. Pará, le digo, volvamos ahí.
La pasión bajó y se me hizo un nudo en la garganta, pasé a un medio tono. Me quedé haciéndole compañía a ese nudo, nada novedoso, pero que se apareció en un lugar insospechado.
Estuvo bueno. Duro pero bueno.

22 de abril de 2010

Border Christian lll

"De noche, iremos de noche, 
que para encontrar la fuente
sólo la sed nos alumbra"
     Antífona que se suele cantar en la comunidad de Taizé

La vida misma me ha puesto delante en este tiempo a algunos con quienes de un modo u otro hemos compartido camino "eclesial". Gente que quiero y conozco; gente inteligente, capaz, de bien. Ellos y ellas han pasado por momentos de mucha "entrega y compromiso". Hoy están medio... ¿hartos, cansados, decepcionados, descreídos?. Me anoto en diferente grado en cada adjetivo.
Ellos, ellas y yo crecimos en la fe, con la fe casi como correlato de nuestras vidas. Ellos, ellas y yo, sabemos que creemos, que queremos el reino, que lo buscamos.
Ellos, ellas y yo, hoy por hoy, estamos buscando en la noche. Más preguntas y menos respuestas; más sabios y menos inocentes; más humildes pero más convencidos.
Somos muchos quienes estamos en esta marcha.
Que no nos hagan creer que sólo se va a casa por un camino.

21 de abril de 2010

El juego de las diferencias.

Luli escribió algo como que los hombres 
"son como bandas elásticas.  Periódicamente necesitan "retirarse" antes de poder acercarse más. Los hombres sienten en forma instintiva la necesidad de alejarse para sentir independencia. No es un pensamiento conciente, simplemente sucede en el ciclo natural del  varón". 
A eso digo: ¡amén!. Y agrego


  • Si necesitás algo, llamá. 
  • Si no me pasa nada, una de dos: o no pasa nada, o lo que pasa es nada, así que, nada.
  • Sí, somos básicos, menos enroscados, más llanos. Lo que no nos hace menos profundos.
  • Si te preguntamos ¿qué te pasa?, no necesitamos que nos relates la historia desde menos cuatro, sino que nos digas QUÉ TE PASA en ese momento. Si queremos saber más, preguntaremos puntualmente.
  • Así como uds. tienen ciclo, también nosotros; y como no se manifiesta física o externamente, nunca sabemos bien en qué día andamos. Y como además no lo notamos demasiado, o no conocemos bien su ritmo, capaz que dura menos como una picada o más que la órbita del cometa Halley. Pero no nos importa.
  • Necesitamos, casi tanto como el aire, la parte en que la bandita se retrae. Si la estirás demasiado, no te quejes si se corta y te da un chicotazo. Sabélo.
Lo que no acepto es que esto nos haga peores, desamorados, sin sentimientos, alérgicos al compromiso, primitivos, elementales, u otro adjetivo de ese estilo. No sean esclavas del reduccionismo de género, si no, nos obligarían a encerrarlas nuevamente en la cocina olvidando, negando y perdiendo el aporte inmenso que hacen a la humanidad, nosotros incluidos. Simplemente diferentes, che. 
Si es demasiado, cómanse un buen chocolate, que nosotros estamos bien. 
Eso sí, ¡no nos dejen solos!.

20 de abril de 2010

Segunda Cita

Quisiera enmendar los comienzos  
De todas las brumas  
Quisiera empezar cada lienzo  
Con mejor fortuna  

Quisiera pegarme unas alas  
Y en una cornisa  
Soplar una dulce balada  
Que esparza la brisa  

Quisiera viajar al pasado  
De cierta muchacha  
Que andaba de noche el vedado,  
Liviana y borracha  

Quisiera posarme en su vida  
Para convencerla,  
Para que con menos heridas  
Hoy pudiera verla  

El dolor que no curen los ángeles  
Ojalá que no pueda volver  
La canción que no canten los ángeles  
Sólo el viento la puede saber  

Quisiera ir al punto naciente  
De aquella ofensiva  
Que hundió con un cuño impotente  
Tanta iniciativa  

Quisiera ir allí con las cruces  
Del tiempo perdido  
Y hacer un camino de luces,  
Sin odio ni olvido  

Quisiera dar vuelta a la rueda  
Que para en lo mismo:  
Un simple mortal que se juega  
Abismo y abismo  

Y, antes de darle al perchero  
Mis alas de atrezo,  
Quisiera dejar como fuero  
Certeza y progreso.
Silvio Rodríguez, Segunda cita

Me parece tan linda que me deja sin más palabras que las de Silvio. Y la melodía, ni les digo. Le regalo a cada uno la estrofa que elija.

19 de abril de 2010

Más vale malo conocido...

Lo bueno del cable es que hay más canales para hacer zapping; así tardamos un poco más en darnos cuenta que no hay nada que nos convenza del todo. Pero de vez en cuando encuentro por ejemplo, que están dando por enésima vez El día después de mañana y no puedo dejar de verla, esté por el principio, medio o final.
Otra: Friends. Sé algunos diálogos casi de memoria, pero es imposible no quedarme un buen rato mirando y pensando: ¡Cómo cambió -y para bien- a lo largo de las diez temporadas!. Ya soy medio un freak, porque encuentro contradicciones, errores, y esas cosas que son medio raras.
Narda Lepes es la que me quita el sueño. Sea en Grecia, cocinando en lo de Julieta Díaz (programa MEMORABLE) o retándonos entre guarra y cool por no usar bolsas de tela, es inevitable que si la encuentro me quede en elgourmet.com. Y les juro que adivino lo que va a decir.
Si me agarra el toque "culto" o el insomnio sale History Channel o NatGeo. Acumulo varias conocimientos inútiles sobre los más diversos temas.
Al final, cuando ya me convencí que hay que ir a la cama, me agarra la culpa por haber visto por millonésima vez lo mismo. Pero, qué me importa...

18 de abril de 2010

Ta bueno

De pronto y sin previo aviso, cae de visita. La primera sorpresa tarda en pasar, hay demasiadas sensaciones que procesar. Cada tanto, no está de más aferrar su brazo como para evitar que escape o se desvanezca y, a la vez, para evitar salir disparado por el aire.
Luego se repite el ritual: mates, preguntas, puesta al día.
Me recuerda eso de ¿los cometas? que cada tanto pasan cerca y, si no los viste y disfrutaste, hay que esperar décadas.
Mientras se vacía el termo, nos llenamos de palabras e historias; de pasados y presentes, raramente de futuro, ese impredecible.
No podemos decir cuándo será la próxima. Sólo estar atentos.

17 de abril de 2010

No te lo voy a permitir, II

Escena en "Lo de Alberto", EL autoservicio del barrio, un día cualquiera. Hago las compras; leche, algún paquete de fideos, muzzarella, porque voy a amasar unas pizzas, la esponja para lavar los platos. Hago la cola, en la que casi siempre hay algún vecino conocido. 
Llego a la caja, dejo las cosas para que Alberto me cobre y voy a poner el canasto con los demás. Un viejo que entra en ese momento atropella para sacar un canasto mientras yo intento guardar el que tenía en la mano. No le aflojé, simplemente porque no me gusta que atropellen y ni siquiera pidan permiso o perdón. Esto hizo que el señor increpe:
-Eh, ¿no te enseñaron a respetar a los mayores?.
-No, pasa que mis viejos eran hippies y nos decían que hay que respetar a todos. (Respuesta veloz que no sé de dónde me salió). Además, ud. vio que estaba guardando el canasto.
-Eh, pero yo quería agarrar uno. bla bla bla... porque los jóvenes, bla bla bla...
Mientras tanto, Alberto ya me había cobrado y junto a un par más miraban para ver cómo se desarrollaba la cosa.
Como este señor seguía queriendo tener razón y yo no le aflojaba (detesto a los viejos que creen que la edad los hace impunes), quiso zafar por el lado "era una joda". 
-Bue, practique un poco más porque, mire, a nadie le causó gracia.
Tomé la bolsa con lo que había comprado y salí. El viejo no sé qué dijo de los jóvenes. 

Ergo:
  • la edad no es necesariamente sinónimo de sabiduría
  • no siempre los mayores tienen la razón
  • no crean -ni permitan que otros crean- que los años dan más derechos y desligan de todas las obligaciones
  • a veces está bueno no aflojar
  • no me jodas, tengo 39 viejo del ort...

16 de abril de 2010

No te lo voy a permitir...

...diría la inefable Zulma Lobato.
No suelo hacer "reclamos afectivos" ni me gusta que me los hagan. Y si los hago, es a quienes, en algún punto, me son significantes; lo mismo que si los recibo.
Tiempo atrás una mujer me hizo un reclamo de este tipo -justamente hoy lo charlábamos en el almuerzo con Ceci y Ali-. Creo que si hubiese conocido dónde se metía, ni empezaba.

-Siento que  cuando te llamo no tenés ganas de hablar.
(si me llamás varias veces por semana, más de una al día en ocasiones, nunca menos de 15 minutos, para nada trascendente ni importante, capaz que no tengo ganas)
-No me llamaste para ver cómo estaba.
(no llamo ni a mi vieja, y además, hasta dónde sabía estabas bien. Si te pasaba algo nuevo, hubieses avisado, porque se me descompuso la bola de cristal)
-¿Qué te parece si hacemos esto?
(La verdad, está nº 360.543 en mi lista de prioridades y en las prioridades de la comunidad; me da que es capricho tuyo)
-Pensé qué éramos amigos...
¡¡¡ERROR!!!. Cuando mucho conocidos que tienen que trabajar juntos. Llevémonos bien, dale, pero no pretendas más. En todo caso, pedile a tu marido, hermana, hijos que te den un poco más de bola, pero no pretendas que yo te llene el vacío existencial. Y si no, pagáte un buen terapeuta.

Sép, no es lo más simpático, pero: ¿no se evitarían muchos malentendidos (tuve que buscar el plural en el diccionario panhispánico de dudas)  si de entrada clarificáramos las cosas?. ¿O si al menos no pusiéramos tanta expectativa en lo que el otro/a puede, debe o quiere darme, y nos dejáramos asombrar por lo que va saliendo?. Y si no sale nada, tampoco se pierde tanto.

Lo cierto es que me asombra cuánto adulto "quinceañero" hay. Y no te voy a regalar mi energía, che.

15 de abril de 2010

Decir sin decir

Ya en otras entradas escribía de lo "políticamente correcto", una forma nueva de llamar a la hipocresía. Mariana acotaba algo acerca de algo "very british" que es el "no commitment". Hace mucho tiempo aparecía en una revista dominical argentina, formas de decir sin decir. Esto es: poner palabras que, o bien no signifiquen nada, o bien sean muy amplias, o bien digan cualquier cosa menos lo que pensamos. Claro que hay que te tener cierta actitud física que acompañe las palabras. Los labios apretados, como cuando se quiere evitar el llanto, no están mal. Tampoco los ojos llorosos, que pueden surgir sin demasiado esfuerzo, a veces.
También implica un dominio de la ironía o, al menos, de un metalenguaje, algo que no podemos dar por sentado.  Van ejemplos:

  • No podía esperar otra cosa de vos.
  • Es muy tuyo (por ejemplo, frente a un cuadro o cuento espantoso).
  • Muy genital -ideal para un artista-actor alternativo-.
  • Sin palabras, sin palabras (apretando levemente el antebrazo del autor o ejecutor).
  • Te adelantaste a la historia (sí, te adelantaste tanto que derrapaste mal).
  • Lo siento casi físicamente (sí, náuseas).
  • Conmovedor (como el terremoto de Haití).
  • Tremendo, tremendo.
Les aseguro que son muy útiles. Se aceptan otros, que nunca están de más. Tremendo, no puedo esperar otra cosa de ustedes.

14 de abril de 2010

Algo así como un ejemplo

El lunes quedó en libertad Luque, el último implicado en el crimen de Ma. Soledad Morales. En septiembre de 1990 aparecía el cadáver de esta mujer, en Catamarca. Cursaba el último año de la secundaria. La autopsia develaría que había sido drogada, violentada, violada, golpeada. Un horror.
Sin embargo, no fue un femicidio más; el tesón de Marta Pelloni, los Morales y gran parte del pueblo catamarqueño, hizo tambalear el sistema: María Soledad fue un juguete para los hijos del poder en una provincia -como muchas- donde el caudillismo está a la orden del día. La investigación (varias, en verdad) sólo puso de manifiesto una serie de irregularidades, cubriendo a los poderosos. Total, era una minita rápida, como si eso justificase lo aberrante.
El lunes reporteaban a Ada, la mamá. Que qué opinaba sobre la liberación de Luque, qué le parecía. Cuando esperaba que respondiese indignada, dijo algo así como: "Está bien, la ley se cumplió. La misma ley que todos queremos cumplir; eso no significa que la ley sea justa. Hablo sin odio ni rencor".
Que Luque esté en libertad es legal, no justo. Clarísimo lo de la sra. Morales. Clarificador.
Pienso: cierto, lo legal no siempre es justo, es una obviedad. Pero escucharlo de una víctima me sacudió profundamente.
En algún lugar sentí que esta mujer nos ganó a todos.

13 de abril de 2010

Otoñito

Desde las ventanas de casa que dan al este se ve un inmenso álamo americano. Está en en jardín y en estos días empieza a dejar caer sus hojas, muchas. Pero lo que es impagable es que a eso de las 6 pm, se juntan no sé cuántos pájaros a llamarse. No dura muchos días: unos pocos de otoño y algunos más en primavera. Debe tener  que ver con la migración, la comida o algo así.
Lo cierto es que cuando se calla el alboroto del colegio de la vuelta, cuando el sol se pone medio dorado, empiezan ellos. No es un canto de esos que suenan a alerta por peligro, ni de esos de cortejo, que son más elaborados. Es como si se diesen la bienvenida, se pasaran una receta o, simplemente, los datos más relevantes del día. Es un sonido que resuena en un momento de silencio único.
En pocos días más ya no se oirán. Está bueno disfrutarlos.

12 de abril de 2010

Viene de catarsis...

Uy, por Dios. Otra vez me topé con el centro del universo todo, con el agujero negro tan temido y promocionado.
No, no me fumé nada. ¿Vieron esas personas que no registran que hay un mundo más allá de ellas?. Bueno, eso.

  • Son capaces de interrumpir una conversación que estás manteniendo con otros sin notarlo. O capaz lo notan, pero ni les importa.
  • Creen que todo lo que los demás dicen o hacen es por o contra ellos.
  • No les importa lo que el otro tenga para comunicarles, sino simplemente descargar su incontinencia verbal en los oídos ajenos.
  • Creen o sienten que la fiesta, reunión, comida, lo que fuere, comienza cuando ellos llegan.
  • No soportan ni admiten que pienses diferente, porque supondría admitir la otreidad, la posibilidad de un otro.
  • Portan, generalmente, cierto aire beato, de estar más allá, que los envuelve en un halo de inimputabilidad.
Lo que es más triste, al menos para mí, es que me dan enojo. Y ellos/as ni se enteran.
¿Alguna receta?.

11 de abril de 2010

Café en el ayer

Me encontré con J, con quienes fuimos amigotes en la adolescencia, es decir, hace más de veinte años. No hubo manera de escapar de un café. Lo bueno: confirmé por qué no me interesó permanecer en ese vínculo.
No había manera de encontrar algo mínimo en común, salvo que ninguno de los dos está casado. Por lo demás, tenía que hacer el esfuerzo de viajar dos décadas atrás como para encontrar alguna conexión con esa persona que tenía adelante. Y no porque pareciese que el tiempo no había pasado, sino porque para él, el tiempo no había pasado. Era el mismo de siempre, de una manera triste, quiero decir. 
Sus intereses seguían siendo ver a qué "minita bajarse", dónde divertirse, cómo hacer guita fácil, mostrar -ropa auto, reloj, I Phone- su éxito en la vida...
Me dio mucha tristeza comprobar que no había evolucionado. Me sentí, en algún lugar, un vejestorio, y en otro, orgulloso de mi camino, de mis opciones, de mis búsquedas. ¿Tengo éxito?; para J seguro que no (mi celular no saca ni fotos ni tiene mp3); la mayoría de la ropa que tengo me la fueron pasando amigos, si tuviese que encarar a una "minita" tendría que pedirle a mi sobrino mayor que me actualice un poco, y lo más parecido a un programa para divertirme es juntarnos en alguna casa con amigos a charlotear, comer y jugar con los niños. 
Seguro que ambos nos quedamos pensando lo mismo: Pobre tipo
Pero sé que esta vez tengo algo de razón.

10 de abril de 2010

Rambling thougthts




Solitude stands in the doorway

And I'm struck once again by her black silhouette


By her long cool stare and her silence

I suddenly remember each time we've met
And she turns to me with her hand extended
Her palm is split with a flower with a flame

And she says "I've come to set a twisted thing straight"
And she says "I've come to lighten this dark heart"
And she takes my wrist, I feel her imprint of fear
And I say "I've never thought of finding you here"

Solitude Standing, Suzanne Vega, 1987

Ya comenté en otro momento algo de esta autora, cantante y poeta. Tremenda en algunas imágenes. Esta canción describe a la soledad  como si fuese no una sensación, sino una persona. La música es medio como de ensueño, en un momento, y en otro, dura, golpea.
Tengo armado el video en mi cabeza hace años. Es más, la escucho y la veo al mismo tiempo, sin poder despegar una imagen/idea de otra. La Solitude da un poco de susto, pero atrae, es seductora, flaca, morocha. Está a mitad de camino, no se decide a entrar. Seduce y es ambigua.
Desde la ventana se ve un grupo de gente en torno a un cesto de basura ardiendo. Ellos están juntos, pero solos. Está oscuro. El o la protagonista termina abrazando a Solitude. Y hay paz en su cara. Paz y alivio. Lo que no sé es si porque conforta a la Solitude o  porque abraza su destino de solitario.
En cuanto consiga productor, lo filmo.

9 de abril de 2010

¿De veras?

La semana pasada fue LA noticia que estuvo en cuanto programa de actualidad, noticiero, resumen de noticias o lo que fuere se precie: Ricky Martin admitió, declaró, reveló, ser homosexual.
Primeras impresiones:
  • Obvio
  • ¿Y qué me importa?
  • ¿Revelar?
  • Me cansé
Más allá de los chistes más o menos homofóbicos, me siguen molestando o haciendo ruido un par de cuestiones. ¿Qué morbo nos mueve a fisgonear con quién/es se mete nuestro prójimo en la cama?. ¿Qué le agrega o quita su homo-bi-hetero sexualidad a las cualidades artísticas o morales de una persona?.
No me vengan con perversiones, que la perversión va por otro lado; ni con la "sensibilidad" de los gays porque excluye a los demás de la posibilidad de sensibilizarse. ¿Será que vivimos nuestras fantasías a través de los "deslices" de los demás"?; ¿será que no soportamos que algunas personas puedan ser "fuera de -nuestra- norma" (¿?) y circular por la vida?.
Sí me molestan las personas que hacen de su intimidad sexual un show: cómo les gusta, qué juguetes prefieren, con cuántos/as a la vez o no, han estado. Eso sí me parece obsceno.

8 de abril de 2010

¿Dale que...?

En gran parte soy heredero del deber ser. Ahí me crié. Antes de ir a jugar, había que hacer los deberes; al llegar del cole, sacarse el uniforme; meros ejemplos. Creo que muchos que rondamos los 40 tenemos algo de eso.
Sin duda está bueno ser educado en el deber, entendido como responsabilidad, como responder por las acciones u omisiones; responder, valga la redundancia, por las responsabilidades.
Ahora bien: hablo de las responsabilidades, me animo a llamarlas así, ineludibles. No las que suponemos o nos hicieron suponer que eran también obligatorias: esas que vienen como combo, sin posibilidad de decir "no, gracias".
Decía en otro post lo de los deseos parásitos; acá vendrían a ser como obligaciones o responsabilidades parásitas:
  • tenés que respetar al otro (y el mensaje era "aunque te "des-respetes" vos mismo)
  • los mayores tienen razón (y a veces Alzheimer o caprichos peores que los de los niños)
  • nada se consigue sin sacrificio (una de las mentiras más crueles y perversas)
  • hay que aceptar la voluntad de dios (excusa perfecta para las desgracias, curiosamente nunca la voluntad de Dios tenía que ver con el helado, la pileta, la risa...)
  • Y la lista sigue en las experiencias de cada uno.
Hoy por hoy sigo sosteniendo la necesidad del deber, de la responsabilidad, de ser educados. Pero también en la posibilidad de decir: "no gracias, no tengo ganas, no quiero, no me interesa, conmigo no cuenten...".
¿Dale que no hacemos caso, y por un rato escuchamos a las ganas?.

7 de abril de 2010

Craving

Qué les cuento: después de más de veinte de mis treinta y nueve años de fumar, hoy pasé mi primer día sin humo. Si no contamos un tiempo de cuatro meses que no fumé, hace añares, lo de hoy es todo un logro. Claro que no es cuestión de fuerza de voluntad, sólo, sino de unas pastillas que me dio el doc que inhiben los receptores neuronales que piden nicotina.
Eso no quita que todo el día haya tenido ganas de fumar, y ni les cuento después de comer o con un cafecito. Pero al menos estoy haciendo el intento. Y no dejo de pensar: Uy, qué buen pucho me fumaría.
¿Qué me llevó a esto?. Estar a un año de los 40, querer tener más aire para poder cantar y bailar en comedia sin morir, ahorrar el dinero que gasto (¿gastaba?) para comprarme otras cosas que me den placer, querer liberarme de la dependencia... Eso entre otras razones. Ahora, a cuidar y no reemplazar por otras cosas -caramelos, comida-...
Pero reconozco que fumar me causa muuucho placer. Y no quiero convertirme en uno de esos ex fumadores que se hacen talibanes de la vida sana, olvidando de dónde vienen... Por ahora, día a día.

6 de abril de 2010

Ridicule

Tengo que preparar un par de cosas para el callback.  La cosa es que ya la audición es una instancia bastante feíta; para colmo, ahora, viene con la instrucción de poner vocecita extraña, tipo de cartoon para los personajes. No me sale. Bah, no sé si me sale, la cosa es que tengo que superar el ridículo, la vergüenza propia para encontrar esas funny voices. 
Ahí siento que está el desafío. encontrar mi voz ridícula, no temerle a lo que pueda salir. Es que en mi mapa mental el ridículo entra en la categoría de pecado capital. Es un borde que me cuesta traspasar. Al menos, a propósito y de entrada. Otra vez tengo que luchar contra la necesidad de control, al menos en eso. Mi sentido del humor pasa más por lo irónico, por lo intelectual, no por lo físico o payasesco. Claro, que ese es un humor que puedo manejar. Acá la cosa es diferente, soltar. Veremos qué sale. Después les cuento.

5 de abril de 2010

Monday 6.30 am

A pesar que podría haber dormido un rato más y a pesar también del sueño que tenía anoche, 6,15 de la mañana ya estaba despierto, sin miras a un segundo rato de sueño. Puse la ropa a lavar, preparé café para sentarme a escribir, luego ordenaré la cocina y un poco la casa. La semana santa pasó como vendaval.
Celebro poder vivir con otros estas cosas, poder sentirme y saberme parte de una tribu, pequeña, imperfecta, pero mía, nuestra. Celebro los encuentros que se dieron y se dan, los gestos de cuidado y ocupación, la alegría de estar juntos, el creer y esperar junto a otros.
Hay trabajo, sin duda, pero hay fiesta. Fiesta que no es imposición, sino obligación de las entrañas que necesitan decir, celebrar, poner un signo que algo grande pasa y nos pasa. Fiesta porque hay vida, y hay Viviente. Porque hay viernes y hay madrugada de domingo. Porque unos con otros, unos para otros, vamos siendo testigos. Y está bueno.

4 de abril de 2010

Shhhh

¿Vieron qué difícil es escuchar?. ¿Y ser escuchados?. No sé uds., pero me parece una tarea casi titánica. Y no me refiero a la escucha presente, "terapéutica", esa que nos requiere estar ahí con todos los sentidos, disponibles para el otro, la otra. Es algo más simple y banal: escuchar al otro, dejar que el otro, aunque sea, termine la frase que está elaborando. Por eso cuesta obedecer, porque no sabemos escuchar: ob-audire, poner el oido hacia abajo, inclinarlo. Por eso cuesta repetir lo que dijo otro (lo que dijo, no lo que suponemos haber escuchado). Por eso el desencuentro.
Por trabajo y por vocación, vivo de las palabras, de comunicar, de recibir palabras de otros, de transmitir palabras mías y no tanto; pese a eso, me reconozco de pocas palabras.  No me gusta hablar por hablar sin más.  Sé lo que una palabra pesa o lo que libera. Y me gustaría decir que soy responsable de mis palabras, que respondo por ellas.
Por todo esto, me irrita sobremanera cuando no nos escuchamos, cuando no soy escuchado, cuando tengo que repetir algo varias veces -y no el teorema de Pitágoras ni la teoría de la perijóresis trinitaria-. Y si a la tercera te levanto el tono, jodete por no oír o por decir sí sin escuchar, que es lo mismo.
A veces me parece que venimos con un stock de palabras, y que a lo largo de la vida las vamos empleando; a veces, me parece que se gastan antes de tiempo. Economía de palabras vacías, derroche de silencio atento.

3 de abril de 2010

Juglares S XXI


En la esquina de Dardo Rocha y Santa Fe suele haber unos pibes que hacen malabares. Con clavas, con raquetas o pelotas de tenis, a veces con el diábolo. En lo que dura el semáforo despliegan su arte efímero. Algunos les tiran unas monedas, otros ni los miran. Yo, que suelo verlos desde el colectivo, no puedo menos que admirarlos -de más está decir que no puedo hacer malabares ni con una sola naranja-.
Hay ritmo, cadencia, cierta cosa relajada y atenta a la vez, gracia... Me gusta verlos, como me gusta disfrutar de cualquiera que hace arte en la calle, bah, no de cualquiera, de los son talentosos.
Cerca del mástil, en San Isidro, un señor toca la guitarra, maravillosamente bien. Atril, partituras, amplificador y, a veces, Piazolla o alguna cosa clásica que no conozco, pero suena lindo.
En la estación de subte Congreso de Tucumán, una vez encontré un cuarteto de cuerdas. En el caos de gente, ellos tocaban como si no pasara nada más en el mundo.
Cómo admiro a esta gente que hace arte "por amor al arte". Siembran belleza. Y los envidio un poquito.

2 de abril de 2010

¡¡Gordito ansioso!!

Sí, tengo en mi poder A la escucha del cuerpo, de Ivonne Bordelois; la ansiedad me llevó a gastar $49 un 31 de mes con un placer... Les cuento por qué me gusta esta autora.
Hace ya varios años, leí "Violencia y lenguaje", un artículo publicado en La Nación (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=221675). Me gustó. Después, para un cumpleaños, creo, Ana, una amiga, me regaló La palabra amenazada.Ahí, entre otros, estaba el artículo anterior.  Pasar a El país que nos habla y Etimología de las pasiones fue un placer. Me enganchó porque escribe claro y denso; por su amor por la etimología, por cómo devela lo que el lenguaje oculta, por el valor que le da al poder decir, al poder de decir.
Todo sumó a mi amor por el idioma español, mi gusto por las lenguas, por ver cómo se dice diferente lo mismo o lo mismo diferente, los matices, los orígenes. En algún punto elitista, me considero y siento un privilegiado al poder distinguir entre oír y escuchar, ver y mirar, podría y pudiera. Pero privilegiado por el mundo que se abre, las sutilezas que se esconden o manifiestan, el poder de comunión y comunicación que tiene la palabra...
Por eso me gusta el silencio, por las palabras que guarda; por eso me gustan las charlas, por las palabras que se comparten; por eso me gustan las cartas, por las palabras pensadas para otro; por eso me gusta la literatura, por quienes hicieron de la palabra su oficio; por eso me gusta la ortografía, por la historia que traen las palabras; por eso me gusta la gramática, por la belleza que le pone a lo dicho.
Sí, Ivonne me re-enamoró de la palabra. Y de la Palabra.

1 de abril de 2010

Por la librería

Los libros me han podido desde que recuerdo. Con decirles que a mis 8 años mis padres decidieron hacerme socio de la biblioteca de San Fernando porque si no, se les iba una fortuna en libros para el lector voraz que tenían en casa. Me subían al colectivo que me dejaba en la puerta de la biblioteca y una vez ahí, el mundo era mio.
Nunca supe de dónde me viene esta pasión desordenada, pero sé que si pudiera, asaltaría a mano armada y con camión con acoplado varias. Es más, una de las mejores tardes en Nueva York fue la que pasé en Barnes & Noble, para sorpresa de mi prima.
Hoy quise conseguir un libro específico: A la escucha del cuerpo, de Ivonne Bordelois, lingüista que suelo leer y "consumir". Había demasiada gente para mi gusto -es decir, más de cinco-. La mayoría padres o madres con niños buscando libros del cole. Un caos.
Mientras esperaba, miraba los anaqueles y no pude dejar de sorprenderme de la cantidad de porquerías que hay, empezando por los de autoayuda -tenés que estar bastante para atrás para que Ari Paluch sea tu gurú-, pasando por las novelas de, ponéle, Brown o Danielle Steele y los grises que van en el medio. ¡Otra que la deforestación del Amazonas!.
La chica que me atendió lo buscó en la base de datos, había un par que jamás pudo encontrar.
-¿Para la facultad?, preguntó.
-No, por placer, no más.
-Qué bueno, a mí me gusta mucho esa mujer.
Ese fue el diálogo. Con onda lo intentó por lo menos, durante un cuarto de hora. Cuando, al ver la gente que se acumulaba y el libro no aparecía le dije, "dejá, no te preocupes", respondió: "Lástima que no está, fue el libro que con más ganas busqué en el día".
La librería era grande, había mucha gente. Lástima, sí.