Gente que se dio una vuelta


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28 de mayo de 2010

Afinar el lápiz

Tarde de tareas con Facundo, quien asombrosamente pidió una mano para estudiar. Está entrando en esa etapa pre-púber, tan... tan.
Tema: la República Argentina, territorio, provincias, autoridades... Hacemos varias lecturas, comparamos datos, vamos anotando. Compruebo: no sabe resumir. Subraya, si es el caso, de punta a punta del renglón. No hay diferencia entre la idea principal y los "adornos" (le llego a decir adjetivos y lo pierdo). No sabe/puede responder a una pregunta, porque no sabe escucharla, creo que le gana la ansiedad por sacársela de encima. Intento un cuadro sinóptico, algo más visual. Ahí algo avanzamos.
El pobre niño y sus intentos me sirven de base o de prueba para algo: la falta de discernimiento que nos agobia; la incapacidad de distinguir fondo y figura, de poder ordenar un par de ideas fuertes, bases. De sintetizar no por falta de palabras, sino por falta de entrar en la esencia del asunto.
Sé que para algunos es necesario mirar primero el todo, entenderlo o al menos tenerlo visto. A lo que me refiero es a creer que el todo es necesariamente lo que es más evidente, lo que tenemos delante de los ojos o lo que nos llama más la atención. El absolutizar una parte y negar el resto. O peor, no poder conectar dos partes del mismo todo.
Ya no hablo de la tarea de un niño de 10 u 11, hablo de una sociedad, de un país. De la capacidad o no de poder tener una mirada más macro, menos parcializada, que parcial será siempre. De discutir seriamente prioridades, ideas principales, secundarias, adjetivos... Poder resumir, no en afán de achicar, sino focalizar. Sentar bases, fundamentos, no caprichos.

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