Gente que se dio una vuelta


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1 de junio de 2010

Cachitos...

Comentaba ayer que Jimena me pidió la acompañase a su nueva comunidad. Son unas ocho mujeres que, inspiradas por el Evangelio quieren vivir pobremente, sirviendo a los más pobres, son sencillez y alegría.
Parte del panorama me da mucho gusto interno: ver que el evangelio de Jesús, su Espíritu sigue animando a las personas, que junto a otros se puede intentar vivirlo, que sigue habiendo absolutos que llaman “con voz de abismo”.
A la vez, me sigue pareciendo que a muchas personas la vida religiosa las estanca en un estadio infantil, inmaduro, lleno de piedad pero de poco desarrollo humano, con dependencias del “padre” o de la “madre” y poco animarse a ser hermanos sin más padre que el del cielo. No lo digo por estas mujeres en particular, sino en general).
Creo que uno de los desafíos es este, y no únicamente con la vida religiosa consagrada, sino con los cristianos/as en general: enfrentar la adultez, la madurez.
Y no dejo de soñar, de desear una iglesia en la que lo podamos lograr. Tampoco dejo de intentarlo.

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