Gente que se dio una vuelta


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Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

31 de agosto de 2010

Miradas

Mariana tiene blog. Mariana no conoce a Pablete en persona y viceversa. Borgeanamente anduvieron por el mismo Starbucks, pero sin encontrarse. Cada tanto se prenden en diálogos virtuales, a veces absurdos, a veces no tanto.


Mariana es traductora literaria (¿se estudia para eso?, suelen preguntarle). Posteó algo -y acá les dejo el link: marianatieneblog.blogspot.com/2010/08/significados.html- sobre los significados; en realidad ella lo planteaba desde unas cuestiones literarias. Pero me dispara varias preguntas o dudas, que son hermanas:


¿Hay significados o interpretaciones?.  En el arte (y en la vida, al cabo) ¿el objeto sólo, sin interpretación (al menos en las cuestiones literarias o artísicas) ¿existe? O mejor, ¿tiene algún sentido?.


Las personas, que no somos objetos sino sujetos, ¿existimos sin la mirada del otro?. ¿Cuánto de la mirada del otro hace a lo que somos?. ¿Quiénes somos bajo distintas miradas?.


¿Qué ves cuando me ves?.

30 de agosto de 2010

Disney ll

 "A mi me generan mucha bronca (los bambis). Tal vez porque siento que el otro, el "bambi" se cree mejor que yo, o me ubica a mí del lado de los "malos de la película"... y se sienten con autoridad para juzgar a quien es más libre que ellos. Incluso creo que les da bronca que haya otros y otras que puedan vivir con mayor libertad". Hernán B.



Cito a Hernán y transcribo su comentario -al post Disney-, porque él y yo sabemos de qué hablamos. Pero para no cargar las tintas sólo sobre los bambis, extiendo un poco.

Los cuentos infantiles, como las malas películas o las malas novelas, como algunas personas que no necesariamente son malas, vienen en sólo dos dimensiones: bueno-malo. Mejor aún: buenísimos-malísimos. Sólo hay dos polos, dos posibilidades.

En los adultos quedan resabios de esto. Y estos resabios simplifican -en el mal sentido. Son los que impiden ver, percibir, distinguir, buscar profundidades, matices. Son los que hacen que cuando hay que elegir entre "hacer lo que hay que hacer" o "ser felices", algunos prefieran lo primero. Y que si ven que otros eligen la felicidad, les hagan la vida penosa o imposible. 

Por envidia, creo.

29 de agosto de 2010

Sentidos

"¿Qué ves cuando me ves?, 
            cuando la mentira es la verdad". 
                                                        Divididos.

No me gusta especialmente Divididos; es más, no creo que tenga nada de ellos en el rígido (propio o de la pc). Pero este estribillo me golpea cada tanto como pregunta que se me dirige, como pregunta qué hago a otro, como triste evidencia de que a veces "la mentira es la verdad", la imagen-idea-suposición toma el lugar de alguna verdad. Le cambio el verbo y la pregunta permanece intalterada: ves oís olés tocás saboreás. 

Las miradas -mías y no mías- que sólo ven pieles y no interiores, o que viendo interiores prefieren las pieles. ¿Qué habrá que nos impide ver oír tocar ole saborear?. ¿Qué será lo que impide que lleguemos a la desnudez y pureza inocente de los sentidos, a la inocencia pura en lo que construimos?.

28 de agosto de 2010

Contentar

Se desprende del post anterior. O no.

Límites, bordes, fronteras. Que adquieren cierto tono despectivo o militar, cierto desprecio o endiosamiento. ¿Hay límite para el límite?. Me sale pronto: claro que lo hay, si no, se cae en la tiranía del poderoso que marca arbitrariamente los límites. Entonces: ¿no limitar?.

La piel es el límite de nuestro cuerpo, el vaso limita al líquido, la tela del bolso evita que el contenido se desparrame, la cáscara del huevo preserva la yema y la clara; es dentro de la estrechez del útero donde la vida se gesta y desarrolla. Estos últimos límites se rompen, claro, pero cuando ya la vida está madura dentro de ellos.

En el libro de Job, uno de los atributos de D's es ponerle bordes, límites a los mares (Jb 38, 8-10). Esta limitación de uno posibilita la vida de otro (curiosamente, en el límite de los ríos hay algo materno o parental: el río que desborda se "sale de su madre"´; luego aplicado por analogía a variedad de "desmadres").

Los límites contienen; contener y contentar son parientes etimológicos. Quien está contento, está contenido y viceversa. Parece que hay que volver a mirar el origen de las palabras y escuchar con atención lo que tienen para decirnos.

27 de agosto de 2010

Causa/efecto

Lo he dicho, escrito o sugerido, seguro. Lo vuelvo a poner en palabras. Tenemos que recordar que toda acción tiene consecuencias; que estas consecuencias, a veces devienen en situaciones que no deseábamos, que son o nos son adversas, contrarias. Que a veces las consecuencias tardan años en llegar. Pero llegan, y no por venganza cósmica o kármica. Por causa-efecto, no más.

Desde el "no" simple y sin excusas puesto a un nene, a una nena, a tiempo, hasta las consecencias de explotar los recursos naturales.
Si no te bancás que tu hijo/a llore porque le marcás un límite a los 4 años, jodéte si no podés a los 14. Y no te quejes. Si no aceptamos que el planeta no es inagotable fuente de recursos explotables, no lloremos si, más allá de los desastres naturales, de pronto 33 tipos quedan atrapados por estar en un lugar antinatural, si los hay -con el máximo respeto por quienes sufren esta cosa tremenda en estos tiempos-.

Si el niño de 10 años miente, tiene que saber que su mentira afecta a otros; si no, cuando sea político, por caso, no habrá manera que lo entienda, o estará habituado a hacerlo impunemente. Si el/la adolescente está en un ambiente hipersexualizado, no nos espantemos que haya casos de embarazos en parejitas de 13 ó 14.

¡Uy, qué reaccionario me salió!... Pero me jode tremendamente que nadie sepa hacerse cargo. De nada.

26 de agosto de 2010

Quiero más.

Venía postergado, pero finalmente hoy nos encontramos con R. a tomar un café. Ella venía para estos lados y yo estaba cerca, así que nos sentamos un poco no más, no tanto como lo merecemos.

R. ha sido profesora mía de griego; siempre me ha despertado mucha admiración, aunque no sabría decir bien por qué: si por sus saberes académicos, su cultura. No lo sé. Lo que sé es que además, le tengo mucho respeto intelectual y aprecio su mirada. Es de esas personas que (me) hacen bien.

Por una duda acerca de una etimología, le escribí un correo electrónico, cruzamos varios más, concretamos este encuentro. Ideas que nos giran, lugares de encuentro, descubrimientos y búsquedas que desde lugares diversos se rozan. Percepciones, deseos, sospechas, prácticas, en el intento de crecer en humanidad.

Quedaron ganas de más, lo cual está bueno.

25 de agosto de 2010

Caricaturas

No va a sonar bien, lo sé, y me hago cargo.

Me da tristeza, pena, angustia ver cómo alguien de clase media, media-alta, intenta mimetizarse o pasar (por cool o lo que fuere), por alguien de clase baja. También me da pena el camino inverso. No hablo de un actor o una actriz componiendo un personaje, sino uno de nosotros, cualquiera. O no tan cualquiera, ponele.

No deja de haber algo impostado, falso, extraño, en las "eses" que se comen a propósito o los pelos amarillos, que no rubios. Algo me hace interferencia, ruido. No sé si es prejuicio mío -que puede ser, sin dudas-; no sé si es juicio de valor, pero este crossover me suena tremendo de falso, de caricaturesco. Pero caricaturas feas, sin gracia.

24 de agosto de 2010

Disney

Iba caminando junto a M, una persona querida. Delante nuestro, una mujer patea una bolsa de Mc Donald's de su vereda a la calle. No puedo contenerme, para variar, y digo, en voz alta:

-De levantarla y ponerla en la basura, ni hablar, ¿no?.
M me dice:
-Ay, Pablo..., con voz de ¡qué tremendo este chico, señora!.

Claro, para ella, lo que hice fue criticar a alguien y criticar está mal, seguro, aunque lo que haga el otro esté peor. Algo no me cierra.
Intento que entienda que no es una crítica, por dónde razoné, qué recorrido hice, cómo pensé antes de hablar. Acuerda conmigo que es cierto, que lo que la señora hizo no está bueno. Pero igual, "no está bien criticar". Al menos no para ella, no en sus esquemas que no admiten decir que algo está mal.

A veces me parece que a algunas personas las picó Bambi y les produjo cierto tipo de incapacidad para ver, discernir, juzgar. Suelen ser personas buenas. Demasiado.

23 de agosto de 2010

De no creer


Leo en la portada web de un diario que los 33 mineros chilenos están vivos (para aquellos que no salen a menudo del yogur, hace más de 15 días hubo un derrumbe y habían quedado atrapados: (http://www.clarin.com/mundo/america_latina/mineros_atrapados-Chile-sonda-rescate-refugio_0_321568111.html)).
Me emociona la nota manuscrita que desde el fondo de ese infierno le alcanzaron a los rescatistas. Me sale fácil el lugar comunísimo: "qué milagro". E inmediatamente, varias cosas más se me escapan, pa'variar.
  • Indecible lo que habrán pasado estas personas.
  • Me conmueve la foto de la nota manuscrita.
  • No puedo imaginar los gritos y las lágrimas de las familias.
Y acá se ya se me nota la hilacha:
  • "Gracias a Dios", dicen, leo, escucho...  Si no sobrevivían, ¿era también "gracias" a Dios?.
  • No le creo a Piñera que no haya perdido la fe.
  • Si no la perdió, me parece que capaz es un iluso, lo cual no es bueno para nadie, menos para un presidente.
  • Le creería más si dijese: "No puedo creerlo, estoy tan asombrado como uds., compatriotas".

Ok, entiendo que Chile viene de un tremendo terremoto y hay que alentar la esperanza. Que el líder debe mostrarse firme, sin dudas. Pero me hubiese gustado oírle: "La verdad, no lo puedo creer"; al menos hubiese habido por un instante un político honesto.

22 de agosto de 2010

Turistear

En estos días tengo ganas de viajar.

Mi ambición me lleva a Nueva York o Madrid, aunque me conformo con una escapadita a Colonia, Uruguay. No estuve muchas veces fuera del país, pero las que estuve me daba mucho placer saberme extranjero, sensación que se acentuaba si donde estaba no hablaban español.

Saberme sin obligaciones, con todo el tiempo para hacer lo que quisiera, poder decidir minuto a minuto, perderme a 10.000 km de mi casa y que no me importara, encontrarme frente a frente con cosas que conocía por libros, fotos o películas, contemplar una momia que fue momia desde antes que llegase Colón a América.

Sí, tengo ganas de ser un turista despreocupado, aunque sea por un rato.

21 de agosto de 2010

Fervoroso

Tres días encerrado, con mocos, fiebre y esas bellezas, son demasiado para mí. 
Lo sé, no es nada, hay enfermos crónicos que soportan lo indecible. No tengo derecho a quejarme, pero lo hago. En realidad, soy mal enfermo pero buen paciente. Del médico,al menos.

Me duela la cabeza y no puedo leer, la tele es una colección de mediocridades -a no ser algunos momentos en el cable-, la compu me hace mal después de un ratito... Litros de té con limón y jengibre, pastillas para la garganta, ibuprofeno, la sensación de tener una pelota de tenis en la garganta, sopas y más sopas.

Al menos me pongo al día con los chismes de la farándula, elijo qué cosas comprar en ¡llame ya!, pienso en convertirme al evangelismo, aprendo sobre los sedimentos marinos, me informo sobre las migraciones de las ballenas en el pacífico. Claro que después todo se me mezcla y, en esa modorra que me da la temperatura, termino viendo a una ballena evangelista vendiendo jugueras.

Es lo que hay.

20 de agosto de 2010

Más de lo mismo ll

Decía lo de la falta de carnadura. Y me da cierto miedo esta falta. O no tanto la falta, que pareciera inevitable en algunas personas, pero sí que la pretendan como molde y modelo para todos. Que sea ese el lugar, el criterio, el metro con el que algunos miden todo. Aunque para que entren en este metro o modelo deban cercenar las cabezas de algunos.

Mientras el mundo cada vez avanza más hacia lo plural y variado, en gran parte gracias a los medios, hay un intento denodado de uniformar, de universalizar un tipo de ser humanos. Los integrismos, los fundamentalismos que condenamos, por caso, en el Islam, se repiten pero bautizados. No es muy diferente a las cruzadas, pero más civilizadamente: no hay sangre que se derrama, al menos por ahora. Sangre de la que moja, que de la otra corre.

Mantener la tensión de lo diverso, el respeto por lo multicultural, la pluralidad de miradas, por esta fauna humana que encanta y desespera. Desafío del 3er milenio.

19 de agosto de 2010

Más de lo mismo.

Una vez más me encontré en el ciberespacio con un blog cuyo nombre no recuerdo, diría Cervantes. Yo lo recuerdo, pero quiero evitarles la desagradable experiencia. Y desagradable es la palabra.

Quien lo escribe (y a quien conozco) es católicorecontrapracticanteeilustradoyformado, claro, sólo desde y para un lugar: el suyo, que, por supuestísimo, es el adecuado. En otro momento escribí acerca de las personas que creen que por saber cepillarse los dientes ya pueden hacer un tratamiento de conducto. Bueno, eso.

Conozco al autor, con quien he cursado algún idioma. ¿Inteligente?; sí, pero con sólo dos dimensiones, sin profundidad. Quiero decir, sin complejidad: respuestas armadas que no interesan a nadie, sólo a quien las formula, de familiacristianatradicionalytipica, con un horizonte que no es el mío. Ni el de tantos y tantas.

Me preocupan estas personas, porque asumen el lugar de paladines y defensores de una verdad, con una mirada martirial sobre sí mismos y despectiva hacia los demás. Son de los que llevan exoesqueletos. Sólo deseo, de corazón, que entre sus hijos o hermanos tengan algún especimen de aquellos que desprecian y demonizan. Capaz que eso los haga humanos. Les dé carnadura.

-continuará-.


18 de agosto de 2010

Esqueletos ll

Se desprende de lo anterior pero le doy como otra mirada. Ya no como opuestos irreconciliables, sino como parte de lo que soy, de lo que somos. No como uno u otro, como rigidez o flexibilidad ajena o propia, sino como estrategias de vida. ¿Cuándo es que rompemos caparazones y comenzamos a sentir la piel?; ¿cuándo volvemos al caparazón? .

Rompo, siento que rompo el exoesqueleto/caparazón -o elijo quitármelo- cuando me lo humano me atraviesa. Y vuelvo a él cuando lo humano me agobia.

Curiosamente lo mismo. Si no me lo quito, no hago comunión; si no lo uso de cuando en vez, me diluyo. Como si el mismo y único movimiento llevase a velar y desvelar, a exponer y cubrir. 

17 de agosto de 2010

Círculos

Una vez, en casa de María y Claudio. Había ido a comer y estábamos en la previa, sentados en los sillones, alrededor de la mesa ratona. Había varios cuadros, varios estilos. Uno me llama la atención. En sombras de colores, sin definición, a la derecha hay varias estatuas en una galería; afuera, se ve cierta edificación, alguna estatua más, otras sombras. Un espacio abierto con sombras de personas y fuentes. Ninguna imagen pasa de ser una mancha. Pero me resulta familiar. Mucho.

Me paro para ver mejor, a ver si puedo darme cuenta. Remotamente me recuerda a... no, no creo.

-¿Qué pasa que mirás tanto?, pregunta Claudio.
-No, no sé, me hace acordar a Piazza de la Signoria, en Florencia.
-Es Piazza de la Signoria.
-Ah, mirá vos...

Me corrió un poco de frío por la espalda. Alguien, en algún momento, mucho antes que yo estuviese ahí, se paró en el lugar desde el cual yo miré el Palazzo Vecchio, en esa galería. Ese alguien pintó el cuadro que estuve mirando. Lo pintó mirando lo que miré. Y a miles de kilómetros y años reconocí el lugar.

16 de agosto de 2010

Esqueletos

No sé ni entiendo de biología, observo, no más. Hay animales que tiene caparazones y exoesqueletos: tortugas, caracoles, los crustáceos, las arañas, otros bichos. Otros animales tienen esqueletos internos: los pájaros, los mamíferos.

Pienso: los humanos que no tienen solidez interna, generan unas terribles defensas externas, rígidas, duras. NECESITAN de esa rigidez para poder sobre-vivir. Como no la tienen en sí mismos, la ponen, buscan o proyectan en rituales, fórmulas, instituciones férreas. El ejército y la iglesia -o las sectas- son lugares ideales para ellos.

Otros eligen fortalecerse por dentro, vivir más con la piel expuesta, en la inseguridad o inestabilidad, vulnerables y provisorios. Ensayando probabilidades.

Más allá de las rigideces con las que cargo, prefiero la piel.

15 de agosto de 2010

Gracias, pero paso.

De lo charloteado con Fer y otros/as me quedaron un par de cosas. No que las hayan dicho ellos/as, sino que apareció en algún momento. Yo mismo lo he escrito más claramente o sugerido menos claramente. Tiene que ver con las posibilidades o no de dialogar, de encontrar, de crecer.

Las personas dogmáticas -de derechas o izquierdas- sienten que tienen que convencer al resto, hacerlos de los suyos o hacerlos polvo, casi sin posibilidades en el medio. Esto deviene en la imposibilidad de un verdadero diálogo o intercambio. Sólo les cabe la docencia en el peor de los sentidos con el siguiente silogismo de base: 

el otro, la otra no piensa como yo;
yo soy quien sabe;
el otro no sabe.

No niego que a veces erremos o ignoremos, ni digo que tengamos todo clarísimo. Digo que estos dogmáticos sólo pueden relacionarse con los demás desde ese lugar: enseñando, pontificando, adoctrinando, ganándonos para los suyos o crucificándonos. No hay lugar para un capaz, a lo mejor, quién sabe... Y si no te dejás adoctrinar o convencer, es signo de tu contumacia. 

Yo, por dudas, me les escapo.

14 de agosto de 2010

Efecto dominó

Ahora fue un gimnasio en Villa Urquiza; antes un boliche, Cromagnon; mucho antes, y vaya a saber cuántas otras que ni recuerdo. Tragedias ¿evitables?, errores o culpas/responsabilidades de... ¿de quién?.

Aparecen muchos que tendrían que haber hecho pero no hicieron: los que no cumplieron las normas de habilitación, los que debían hacerlas cumplir, el que puso candado en una puerta de evacuación, el que prende una bengala en un lugar cerrado, el dueño o administrador del lugar que no lo cierra mientras sea peligroso, los que van a pesar que es peligroso y pagan una cuota o una entrada, los que percibiendo que hay peligro potencial no hacen nada, los que huyen corriendo y pisotean a los que quedan por el camino, los que...

Aparece también la necesidad de encontrar un chivo expiatorio, alguien sobre quien imponer las manos, descargar culpas y así exorcizar de algún modo el mal o la desgracia, persiguiendo justicia o algo que se le asemeje. Es difícil no hacerlo cuando el dolor atraviesa el cuerpo de los dolientes, cuando queda, una vez más, la sensación de desamparo, "nadie nos cuida", se escucha. Lo entiendo y lo he atravesado, en otras instancias.

Ahora: me parece (remarco, parece), que hay cierto simplismo en algunos planteos -simplismo, no simplicidad-. Como si se pudiese llegar a un único causante, responsable, culpable de las cosas. Se pide -y se otorga, lamentable y acríticamente- la cabeza de XX, cuando fueron, por omisión o comisión, la cabeza de XX, las manos de JJ, los pies de YY, el torso de QQ. Pluricausaildades, múltiples causas que derivan en un efecto. Causalidades que se evitarían con algo simple: hacer las cosas bien, desde arriba hasta abajo. Y viceversa.

13 de agosto de 2010

Second sight

¿De dónde sacás lo que escribís?, me preguntó.
De muchos lados y de ninguno. A veces son cosas que veo, que me pasan, que pasan. Otras  me pasan pero en el sentido que me atraviesan. De algunas soy testigo y de otras, víctima. Otras, simplemente pasan en el sentido de deambulan; a veces las tomo de la mano y las invito a pasar, es decir, a no pasar de largo -una pista ya hay acá, los múltiples pasares...
¿Inventás?. repreguntó. 
No, a ver... alguna vez embellezco o ridiculizo, pero te aseguro que la realidad en sí misma, mejor dicho, la manera en que la percibo, es más que suficiente material. Eso, no más.

Me gustaría escribir ficción, o tener el don de la escritura y usarlo. Pero es esto lo que me sale, con mayor o menor esfuerzo, pero sale.
Claro que tengo una capacidad innata para encontrar cosas que otros no ven, me pasa y me pesa: no hay manera en que pueda evitarlo. Sufrirlo. Gozarlo.

12 de agosto de 2010

Susanitas abundan

Me encontré en la calle con una amiga de mamá a quien no veía hace ¿10 años?.

-Hola, ¿cómo andás, por dónde estás?.
-Bien, gracias; estoy viviendo y trabajando entre la Cava y la Sanca (para quienes no conocen, dos villas del Gran Bs As).
-Ahck... (ruidito tipo nausea, qué feo, qué asquito, horror, acompañado de nariz medio fruncida, como oliendo feo).
-¿Perdón? ¿¿El ahck??. Cosa tuya.
-No, qué cosas tristes habrá.
-Y también muy buenas, estoy muy contento, chau...

¿Qué tendría que haber hecho?. ¿Ignorarla, hacerle notar que ella también da un poquito de asco o pena?. Creo que no hizo falta que lo hiciese. A ver: no nos cruzamos en 10 años ¿y no tenés nada mejor que decir?. Ok, la próxima hagamos que no nos vemos, o seguí de largo. No sé si me interesa charlar con vos de algo...

Cómo me jode este tipo de gente.

11 de agosto de 2010

Hablando de testigos

Nicolás y Filomena son unos viejitos de acá, del barrio, con 58 años de casados. Filomena está ciega y casi no abandona la cama... Nicolás la cuida con un amor único. Ambos andan arriba de los 80. Viven solos, sus hijos igualmente, los visitan muy a menudo y están muy presentes.


Hasta hace cuatro o cinco años salían juntos aunque sea los domingos, para ir a misa. Suelo pasar a visitarlos y charlar un poco, cada tanto. Guardan mucho de la memoria y la historia de la comunidad.


Nicolás es un hombre alto, grande. Se nota que ha sido buen mozo. Filomena pequeñita, con ojos que se adivinan claros, como los del marido; ambos han construido una familia pródiga en hijos y nietos. Pródiga en luchas y adversidades. La salida para Nicolás es hacer las compras o ir al galpón del fondo a trabajar en algo con sus herramientas. Toma aire. No se queja. Sonríe.


Pasé a verlos hoy: Nicolás estaba en cama con gripe desde hace una semana; tuvieron que internar a Filo en un geriátrico porque él ya no podía cuidarla. Ocho días atrás la internaron... Ay.

10 de agosto de 2010

Centrados.




   Charlábamos con Fer sin mucho orden ni concierto. Íbamos con él y Gastón a comprar algún chocolate para el café. Siesta de un domingo con solcito invernal, tan lindo.


   No sé cómo llegamos a las objetividades imposibles: coincidíamos que son, en verdad, una quimera. Que al menos está bueno y es honesto aclarar desde dónde miramos o hablamos. Cómo no todos decimos lo mismo con las mismas palabras. Lo difícil que es mantenerse centrado, cómo solemos enroscamos entre las ideologías y los ideales, los deseos y las realizaciones, los tirones entre lo bueno, lo malo y lo que podemos.

   Dice Fer: -Cuando me pierdo, cuando me descentro o me pierdo, pienso en mi abuelo de Tupungato. Un tipo simple, honesto, querido por su pueblo, buen esposo y padre, sin banderas. Así quiero ser.

   Pensé, pienso, en los y las testigos a quienes miro y me ayudan a volver a lo básico, a lo central. Agradezco.

9 de agosto de 2010

Save the humans.

La prodigiosa fauna humana me asombra. A veces para bien, otras no, otras sólo para desconcertarme. Cual santos patrones de causas perdidas muchos enviaron correos electónicos, twittearon o trinaron, compartieron enlaces en FB y blablablás por ciertos perros callejeros que iban a matar (no sé qué pasó, finalmente), en Neuquén. Hasta convocatorias a marchas y plazas por los derechos de los animales.

Sé que no es muy políticamente correcto lo que voy a decir, pero, ¿no es un poco mucho?. O, lo planteo desde otro lado: ¿no estaría bueno poner la misma garra, por ejemplo, para pedir por los derechos de los niños explotados?.

Me violenta la estreshita que se horroriza ante un tapado de piel o una hamburguesa, pero displicentemente, muy displicentemente, defiende sin más la interrupción del embarazo como un derecho inalienable de las mujeres. O las connivencias y complicidades de algunos poderosos con las redes de trata de personas. O quien atiende a sus mascotas casi como a hijos pero es incapaz de conmoverse con un chico en situación de calle...

No sé, siento que hay algunas prioridades que se nos alteraron un poco. Pero debe ser porque soy un reaccionario de cuarta, seguro...

8 de agosto de 2010

Patadita al ego

Aprovechando que iba a estar cerca de su casa, llamé a mi sobrina mayor -27 en unos meses-.

-Che, ¿vas a estar?
-Sí tío, venite.
-Dale, voy, así la veo a la pequeña.

La pequeña es su hija de tres años, mi sobrina nieta (lo peor que te puede pasar es ser tío abuelo, estás a un paso de la decadencia). Llegué y Nati estaba ocupada, pero la niña me recibió con besos, saltos... una fiesta.
Miramos el video de Adriana y el sapo Pepe, cantamos y bailamos, dibujamos un poco, jugamos con sus muñecos. Me sentía el más grande de los tíos abuelos, feliz con el vínculo con la criatura, a la que no veo tan seguido como quisiese. Además nos reímos un montón.

Tomamos la leche -ella, yo un café-, mientras la mamá aprovechaba al niñero improvisado para poner un poco de orden en otras cosas. Total, re bien la niña y yo... hasta que me pregunta:

-¿Cómo te llamás vos?.

Al cuerno mis ilusiones de ser copado.

-Celeste es así con todos, dijo la madre...

7 de agosto de 2010

In fieri...

Desde temprano, ayer me acompañó un nudo en la garganta, apretadito y tenaz. 6 de agosto, cumple años mi madre (además de los 65 años de Hiroshima, los 32 de la muerte de Pablo VI, el cumple de Rauli y el de Belén y quién sabe cuántas otras cosas). Pero nada de eso anidaba en mi tráquea. Sólo la vieja.

En lo que considero la mitad de mi vida (a un paso de los 40) y lo que sé el cuarto final del suyo (cumple 72), siento que por más facturas mutuamente impagas que haya, el saldo es a favor.

Ni ella es/fue la madre soñada ni yo soy/fui el hijo ideal. Su enfermedad psiquiátrica le provocó ausencias, alguna internación, intentos de suicidio... Mucho tiempo me daba cierto temor esta inestabilidad. Me lo da aún; me causaba enojo para con ella; me lo causa cuando amaga asomar e instalarse. Pese a eso, o justamente por todo eso, con cierta perspectiva puedo mirar y decir que lo que ha hecho, como pudo, no lo ha hecho tan mal. Lo sigue haciendo, incluso, con más ganas que antes.

Cuando la visitamos prepara algo rico -al menos para ella lo es-; recibe a los nietos y bisnieta alegrándose, alguna vez se le escapa algún mimo de esos que antes mezquinaba... Está teniendo alegría y gozándolo. Nada más que pedir.

6 de agosto de 2010

Fuego sagrado

Cuando las palabras apenas pueden esperar para ser escritas, cuando se amontonan en la punta de la lengua, las puntas de los dedos, de las neuronas, ahí decimos que estamos inspirados. In-spirirare, hay algo interno que se recibe, cierto espíritu, como si la inspiración no fuese sino cierta forma de posesión.
Algo de eso aparece en la figura de las musas, que son o no propicias en su visita al artista.

Quienes rozamos de alguna manera algún arte sabemos de eso: en algún momento las palabras, los colores, los sonidos, la entonación, el paso, la forma, aparece y hay que sacarla, plasmarla, mirarla. Surge, desde algún lugar y nos llega, nos es dada. Es vida que nos atraviesa.

Por algo no usamos su antónimo cuando no encontramos a las musas: nadie desea estar expirado. Expirar es morir, entregar, echar el espíritu.

Sin embargo, toda inspiración debe ser expirada para no morir: ni ella ni quien la tiene.

5 de agosto de 2010

Una de dos

"Tenía a su madre internada y el pronóstico era complicado. Los médicos no aseguraban que pasase el fin de semana. Tanto él como su madre son cristianos, muy creyentes y practicantes. Buena gente.
El fin de semana pasó sin novedades, buenas o malas. Pudo incluso hacerse un rato para ir a misa cerca del sanatorio. 
El lunes pensó pedirle al sacerdote de su comunidad que pasara a ver a su madre, lo haría esa tarde: cuando fuera para su casa pasaría por la parroquia y le avisaría.


Llegó a su casa y sonó el teléfono. Era del sanatorio; su madre había muerto. Colgó y se puso a llorar. Lloraba la muerte, por un lado, pero más aún el miedo de que, al no haber recibido la unción de los enfermos porque no pudo llegar a avisarle al cura, su madre se hubiese ido al infierno.


Una de dos: o su madre o su dios eran una mierda".


Lo pongo como cuentito, pero no lo es. 
Y no es Galeano.

4 de agosto de 2010

El túnel del tiempo


Desde lejos asoma esto que escribí hace más de quince años, cuando creía que podía ser Benedetti. Reconozco que me sigue diciendo, expresando: cambia el interlocutor, pero no cambian las palabras. 
Tengan piedad de mí al leer. Yo no la tuve al escribir.



DESAUTORIDAD

Usted que sabe
lo que es bueno
y aconseja a diestra
-y nunca- a siniestra
¿no pensó
que su pretendida bonhomía
no es más que
disfrazada soberbia?
no se imagina
cuánto aburre
cómo agota
oír su discurso
perimido y salvador
uno para todos
y todos para usted
malhombre de
buena voluntad
que recita incansable
sus máximas morales
citando de memoria
dudosos maestros
tamizados por su estrechez
que conoce de pluralismo
y no de pluralidades
usted no sabe
-y de eso estoy convencido
con la certeza que da
la propia sangre-
no sabe que su tortura
no es física
sino existencial
y si usted pequeño ser tortura
sin quererlo ha de ser
porque siente la tortura
de no ser querido
o al menos tolerado
usted no sabe
cómo va a saberlo
que sus planes y propuestas
mueren antes de nacer
porque no tienen el aval
de lo parido
a sangre y fuego
ni de la vida
que surge fecunda
desde abajo
y desde adentro
no de la periferia
de sus teoremas
sin más fundamento
que su capricho omnímodo
en fin
esta diatriba
no es para odiarlo
ni malquererlo
tan sólo para avisarle
por si aún no lo notó
que no me sirve
ni me interesa
ni necesito
ni agradezco
ni merezco
su proyecto
sin defectos.
Enero, 1995

3 de agosto de 2010

Café largo

Ayer lunes hizo frío y mucho. Fiel a la rutina de estos últimos lunes, dentista tempranito, en el centro. Los costados de la panamericana estaban blanquitos de escarcha. Algunas décimas bajo cero de térmica. Buenos Aires es linda, aunque mi fobia hacia ella es peor.

Lo bueno es que luego del doc iba a encontrarme con Pilar a tomar un café. ¿Para qué?; para nada, para eso, no más. Nos encontramos en Starbucks (en EEUU me había enamorado de sus cafés, pero acá aún no había ido). Pedimos un té con especias y leche de soja para Pilar, más un muffin de arándanos, y un caramel machiatto para mí -eso sí, no comí nada porque tenía anestesia en la boca. Para no hacer papelones, tomé el café con pajita-. Está bueno, de cuando en cuando, hacer como que somos inmensamente ricos y modernos. Pasarnos una mañana sólo charlando, mientras los demás van a trabajar. El local está en Callao y Viamonte y nos sentamos en el ventanal del primer piso. Sin que lo notemos, habían pasado en veinte minutos dos horas y medias largas...

En esas dos, casi tres horas pasaron familias, amigos, sueños, intentos, gustos, búsquedas. Pasamos nosotros, los de antes y los de ahora. No nos animamos a dejar pasar a los de mañana,  porque no los conocemos. Pero hubiesen sido bienvenidos a ese café demorado.

2 de agosto de 2010

Puros cuentos

Dicen que dicen... que a los niños pequeños les gusta oír por enésima vez el mismo cuento o mirar por decimocuarta vez la misma película porque lo conocido les da seguridad. Prueben, si no, cambiarles alguna parte de sus historias favoritas y vean; si aún no entienden lo que es "en chiste", no les divierte que varíen demasiado las cosas. Lo mismo suele suceder con las comidas y con los sabores, mejor dicho: no es fácil ingresar colores, texturas o gustos. Aunque, por ahí te desconciertan: uno de mis sobrinos pequeños es bastante mañoso con estas cuestiones, pero es el compañero ideal para ir a probar cosas raras al barrio chino. Y por el sushi es capaz de renegar de su familia.

Lo conocido da seguridad y ayuda a que crezcamos más o menos sólidos. Pero el problema es cuando de adultos queremos que nos sigan repitiendo el-cuentito-tal-cual-lo-escuchamos-siempre. Ya no se trata de Blancanieves o Pinocho, pero volvemos a ese temor de que nos cambien lo que sabemos. O lo que creemos. Es así que intentamos denodadamente responder con varitas mágicas al hambre, con abracadabras a la injusticia, con alfombras voladoras a tantos problemas.

Claro, nos enojamos porque no funciona. Pero si alguien intenta hacernos notar que, al fin y al cabo, eran cuentos, no nos gusta nada. Preferimos, una vez más, la seguridad de lo inútil al riesgo de las múltiples posibilidades de la vida.

1 de agosto de 2010

Comuniones

Una de las cosas que noto me hacen bien es compartir. Ojo, tengo mucha capacidad de disfrute por  mí mismo -a ver, enfermitos, no todo es sexo en la vida-, pero voy haciendo cada vez más la experiencia de lo bueno que es poner-tener-estar-ser-hacer en común, con otros/as.

Puede ser una comida cuidada, en la que nos preocupamos por darnos gustos y no sólo sabores; puede ser en una más casual, en la cual nos parece bueno poner sobre la mesa lo que haya.
Capaz una charla demorada al solcito o un paseo sólo para pasear. También saberes y conocimientos. ideas y pensares, sentidos y sentimientos.

Si bien soy un tipo solitario, esos momentos de comunión los atesoro, me nutren, me dan gozo. No entiendo cómo hay quienes no los buscan o los menosprecian, o creen que pueden autoabastecerse en todo y todo el tiempo. Siento, percibo, que para esta comunión nacemos, que venimos de una comunión primitiva, celular; que somos comunión en el seno materno; que añoramos una comunión así; que por eso, cuando podemos pregustarla, gozamos; que por eso, cuando se quiebra, duele. No puedo evitar gozar y doler.