Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

28 de agosto de 2010

Contentar

Se desprende del post anterior. O no.

Límites, bordes, fronteras. Que adquieren cierto tono despectivo o militar, cierto desprecio o endiosamiento. ¿Hay límite para el límite?. Me sale pronto: claro que lo hay, si no, se cae en la tiranía del poderoso que marca arbitrariamente los límites. Entonces: ¿no limitar?.

La piel es el límite de nuestro cuerpo, el vaso limita al líquido, la tela del bolso evita que el contenido se desparrame, la cáscara del huevo preserva la yema y la clara; es dentro de la estrechez del útero donde la vida se gesta y desarrolla. Estos últimos límites se rompen, claro, pero cuando ya la vida está madura dentro de ellos.

En el libro de Job, uno de los atributos de D's es ponerle bordes, límites a los mares (Jb 38, 8-10). Esta limitación de uno posibilita la vida de otro (curiosamente, en el límite de los ríos hay algo materno o parental: el río que desborda se "sale de su madre"´; luego aplicado por analogía a variedad de "desmadres").

Los límites contienen; contener y contentar son parientes etimológicos. Quien está contento, está contenido y viceversa. Parece que hay que volver a mirar el origen de las palabras y escuchar con atención lo que tienen para decirnos.

No hay comentarios: