Gente que se dio una vuelta


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11 de agosto de 2010

Hablando de testigos

Nicolás y Filomena son unos viejitos de acá, del barrio, con 58 años de casados. Filomena está ciega y casi no abandona la cama... Nicolás la cuida con un amor único. Ambos andan arriba de los 80. Viven solos, sus hijos igualmente, los visitan muy a menudo y están muy presentes.


Hasta hace cuatro o cinco años salían juntos aunque sea los domingos, para ir a misa. Suelo pasar a visitarlos y charlar un poco, cada tanto. Guardan mucho de la memoria y la historia de la comunidad.


Nicolás es un hombre alto, grande. Se nota que ha sido buen mozo. Filomena pequeñita, con ojos que se adivinan claros, como los del marido; ambos han construido una familia pródiga en hijos y nietos. Pródiga en luchas y adversidades. La salida para Nicolás es hacer las compras o ir al galpón del fondo a trabajar en algo con sus herramientas. Toma aire. No se queja. Sonríe.


Pasé a verlos hoy: Nicolás estaba en cama con gripe desde hace una semana; tuvieron que internar a Filo en un geriátrico porque él ya no podía cuidarla. Ocho días atrás la internaron... Ay.

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