Gente que se dio una vuelta


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21 de septiembre de 2010

Hipertrofias II

Sigue y sigo. Con toda la conciencia de que lo próximo puede sonar soberbio. Y me hago cargo.

Constato que las personas inteligentes intelectualmente (aclaro, antes que me vengan con lo de las inteligencias múltiples), sufren, sufrimos. No todos tienen nuestra velocidad, nuestra mirada, nuestra capacidad. Lo que para mí es obvio, para muchos ni siquiera es una sospecha.

Eso me produce varias cosas: me impacienta, me enoja (conmigo mismo también, seguro), me da ganas de mostrar y enseñar cuando se puede, me desafía a caminar a otro paso...

Lo que no soporto es que, como me ha pasado varias veces, es que alguien menos rápido o lúcido confunda rapidez o lucidez, inteligencia, bah, con maldad. O que como no entiende-puede-quiere entender o ver, simplemente descalifique o dude.

A ver, querido: si tengo una mirada más clara que la tuya y te digo que tal persona, cosa o situación no me parece buena, no es de malo, no es moral el comentario, el juicio, lo que haga o diga; hay cosas de las que sé, las que estudié y estudio, otras que las pasé, otras porque el sentido común es apabullante. Por eso te pido, que antes de decir "qué malo" o "no", por un instante pienses que puedo tener razón y que, más que malo yo, seas corto vos, en este caso.

Ah, y no es mi culpa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quería agradecerte por la homilia del domingo. Me encantó por que Pedro estaba ahí para escucharla.
Cariños
Vale

Pablete dijo...

Hey, de nada, que esas cosas no se agradecen... porque en el fondo no son mías, creo. Es raro, no sé...