Gente que se dio una vuelta


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2 de octubre de 2010

Tan tan... tango...

Cambalache, esa profecía de Discépolo, trae unos versos que me apropio y traigo: 


¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.

Sobre todo eso de todo es igual, nada es mejor. Otra clave como para intentar poner palabras. No todo es igual, hay cosas que son mejores que otras. Las personas, con nuestras palabras o acciones nos hacemos mejores o peores, no todos somos lo mismo. Pertenecemos a la misma fauna, pero no todos sabemos, podemos, debemos, necesitamos, hacemos, decimos, aportamos, lo mismo. No da lo mismo cualquier cosa, cualquier voz, cualquier mirada -si todo es igual, si todo da lo mismo, no hay alteridad, al cabo-.

No es políticamente correcto, es cierto, pero que cualquiera pueda decir, hacer, cualquier cosa no es necesariamente libertad de expresión. En ese escudo se amparan tantos para decir y hacer cualquiera... Desde los que proponen, como medida de justicia tomar la Corte Suprema, poniendo en duda la democracia con sus mecanismos, hasta quienes siendo daltónicos se quejan de los colores del amanecer.

Me encanta Cambalache: creo que no todo es igual, hay algo mejor.

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