Gente que se dio una vuelta


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2 de diciembre de 2010

Escuchá, dale.ll

De cuando en cuando, por suerte, se produce ese milagro del encuentro, de la palabra con peso, no pesada. De la palabra que es vehículo más que obstáculo.
Y es milagro, digo, porque produce algo inesperado, nuevo. De pronto, se crea un espacio, una realidad nueva que trasciende y abarca a los dialogantes, a los dicentes/escuchantes.

Se logra de cuando en cuando, decía. No depende de nuestra voluntad: podemos poner los medios para que suceda (o no suceda), pero no podemos forzarlo. Debe devenir, aparecer, y ahí ser cuidado y celebrado.
Quizá es eso lo que me molesta y violenta en quienes quieren embarazar mis palabras con otros sentidos, o sacarlas con fórceps, o vestirlas con pañales que nunca les hubiese puesto.

Hush, baby, hush, don't you cry tonight.

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