Gente que se dio una vuelta


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1 de febrero de 2011

Chispazo II

Por esas cosas que, como decía, me son regaladas, estoy acompañando a un hombre, casi treinta -o un chico más de veinticinco-, que comenzó un proceso para alejarse de las drogas. Decía en la entrada del 22/1/11, que es como asomarse al abismo de lo humano.

Hoy tuvimos que volver y tener la primera entrevista con su terapeuta, donde luego de la admisión de la semana pasada, se iba a comenzar con el tratamiento más en serio. No pensé que tendría que pasar, pero me llamaron para estar presente ahí. Es difícil estar, simplemente, sin juzgar; es difícil acompañar desde el lugar del "sano", y al mismo tiempo sentir que podría estar en el lugar del "enfermo".

¡Es tan sutil, tan tenue el espacio que separa lo que pudo ser de lo que es, lo que pudimos ser de lo que somos!.  Hay algo de misterio que se revela, que se oculta, que espera ser contemplado.

3 comentarios:

monnybotte dijo...

No hay nada más difícil que no juzgar, muchas veces discuto con mis hijo y mi marido por eso.
Hay que saber entender la raiz del problema, por qué se llega a esa situación.
Siempre detrás hay una historia complicada por distintas circunstancias. Como siempre digo, hay que saber entrar descalzo en el otro...
Cariños!!!

Pablete dijo...

Yo, al contrario, creo que es imprescindible juzgar en algún momento, interna o externamente. Decir esto está bien o esto está mal, como para asegurarnos el desde dónde miramos y no sernos deshonestos. Lo que sí creo es que hay que evitar que el juicio nos lleve a la condena irreparable.

monnybotte dijo...

En realidad a eso me refería, al condenar al otro, no supe expresarme claramente.