Gente que se dio una vuelta


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12 de febrero de 2011

Mero gozo

Para mi cumple me regalaron La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel. Hacía tiempo que no leía algo tan simple y conmovedor. Aunque las últimas tres o cuatro páginas no me gustaron del todo, la novela, breve, concisa, mínima, es un placer.

El sr. Linh, con su nieta pequeñísima en brazos, huye de su aldea devastada por una guerra en algún país oriental (qué país, qué guerra, nunca se sabrá); por barco llega a un puerto (en qué país, qué ciudad, nunca se dirá). Ahí, en un ambiente hostil por desconocido, se cruza con el sr. Bark, con el que entablan un vínculo sin saber la lengua del otro.

No hay palabra que esté de más. Hay encuentro y silencio; monólogos que son diálogos, extraños que son amigos, destellos de la aldea, presencia de una ciudad que se siente ajena.

Un placer estético y humano.

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