Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

17 de febrero de 2011

No es tan simple

La mayoría de nosotros tenemos experiencia de lo simple, hermano de lo bello. La pureza de un sabor, la melodía de una canción de cuna, la calidez de un abrazo, la majestuosidad de la montaña. Cosas simples que escapan a las descripciones, a las palabras.  Es un simpleza -¿simplicidad?- bella por irreductible, por esencial, no-contaminada.

Incluso en la simplicidad de las personas hay belleza. Con una diferencia, creo: que la simplicidad en las personas, creo, es algo que se viene bastardeando, corrompiendo y cambiando por un pariente lejano que tiene un rostro espantoso: el reduccionismo. Mientras la simplicidad es una virtud, el reduccionismo es un vicio, es quitar la perspectiva, la pluralidad, la profundidad, los matices. Es jibarización, casi lobotomía, porque corta, cercena. Ver más, saber más, complica; ergo, corto y mutilo.

Es un peligro confundir a estos parientes. Es un peligro que ya no los distingamos.

No hay comentarios: