Gente que se dio una vuelta


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11 de febrero de 2011

Obscenidad cotidiana II

Decía que tanta intimidad expuesta me resulta medio pornográfica. No recuerdo quién decía que nuestro tiempo de caracterizaba por tener el horizonte en fuga. Traduzco a mi modo: se desdibujan los límites, los bordes, las fronteras.

En muchas cosas, este desdibujarse es necesario y bueno, invita a redefinir, menos duramente, más entre todos. A pactar, hacer alianzas, proponer maneras y modos.

En otros, me produce rechazo. Este desdibujarse pone delante demasiada miseria, mentira, intimidad. 
Así como no andamos desnudos por la calle, hay otras desnudeces que mejor quedan en el espacio íntimo. Y no lo digo por pacato.

2 comentarios:

Javier dijo...

Tomando lo que decís de el desdibujarse de las fronteras, se me vino a la mente la caída del muro, no creo que se pueda separar lo hermoso de derribar barreras de las miserias que eso mismo muestra, lo que me parece es que no podemos rechazar lo fáctico, aunque si hacer algo al respecto.

Pablete dijo...

No, claro que no se puede rechazar lo fáctico porque "está ahí", es como querer rechazar el sol o el aire... pero sí, hacer algo es preciso.