Gente que se dio una vuelta


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3 de marzo de 2011

1984

Pablito -no, yo no, otro, tan mal no estoy- me prestó hace unos días 1984, libro de Orwell de mediados del siglo XX. En él aparece la figura de un estado totalitario, híper controlador, donde Gran Hermano maneja y vigila cada paso, cada pensamiento, cada decisión, donde todos son sospechosos o peligrosos. Me debía a mí mismo leerlo. A las pocas páginas me encuentro con el párrafo que sigue:


"En el fondo de tu corazón prefieres el viejo idioma con toda su vaguedad y sus inútiles matices de significado. No sientes la belleza de la destrucción de las palabras. ¿No sabes que la neolengua es el único idioma del mundo cuyo vocabulario disminuye cada día. ... ¿No ves que la finalidad de la neolengua (idioma que es inventado para reemplazar al anterior, con una economía tremenda de palabras) es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente?."

Me asombré al reconocer mi intuición: no es inocente ni neutro poder tener palabras, expresar ideas con matices, buscar decir-se. No es inocente este robo, esta depredación que se viene haciendo con las lenguas. No, no es inocente, es tremendo.

2 comentarios:

Mariana dijo...

Es genial este libro y es así, tal cual lo dice ¿o no?

Pablete dijo...

So far, so good!. No sé si tal cual, pero se acerca peligrosamente, al menos...