Gente que se dio una vuelta


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16 de junio de 2011

Circularidades

Uno de los recuerdos que más atesoro de la infancia -hablo de antes de los 5 años-, es cuando me metía en la "cama grande", sólo con papá, y él me contaba cuentos. Los típicos, los de siempre: Los tres chanchitos, Blancanieves, Peter Pan.
Cuando quería hacerme rabiar, mezclaba personajes o argumentos. Quizás de esos momentos es de dónde me viene el gusto por las historias y por las palabras. Quizás porque le agoté la paciencia en esos años, empezaron a regalarme libros apenas pude leer. Como fuese, no me quejo del resultado.

Ayer a la tarde, Rocío, mientras estábamos pasando un rato juntos con ella y su hermano, trajo un libro de fotografías de animales con sus crías. Me mostraba las fotos y me leía -muy bien- los epígrafes. Sentí, por un segundo, que ella era la adulta, que yo tenía siete años.

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