Gente que se dio una vuelta


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2 de agosto de 2011

Demasiada familia

Almuerzo familiar de domingo. Es decir, a la casa de los viejos, sumando hermanas, cuñados, sobrinos, novios y/o parejas de sobrinos más grandes, sobrinas nietas, padre, madre… Una pequeña multitud encerrada, por el frío, entre el comedor y el living.

Papá con su sordera –no reconocida, obviamente-; mamá con cara de felicidad al vernos a todos. Mis hermanas poniéndose al día; los cuñados, charlando o queriendo convencernos mutuamente, de nuestras posiciones políticas.

Las sobrinas más chicas cantan el himno –no sabemos a título de qué-, los menos chicos apretujados en los sillones desarman el diario y un par de revistas.

De a ratos miro como desde afuera, me miro desde afuera: este caos es gran parte de lo que soy. 

¡Socorro!.

2 comentarios:

Thiago. dijo...

No hay felicidad mayor que pasar las fiestas con uno mismo, nadie te jode, no hay que brindar con gente que le querés gritar en la cara:
- ¿Por qué no te morís? No vivas más, malgastás oxígeno.

En fin...

Mariana dijo...

¡Socorro!