Gente que se dio una vuelta


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10 de noviembre de 2011

Pegá un grito, pordió!

Los pasivo-agresivos me sacan de quicio. Despiertan en mí la fiera y el oscuro pasajero, todo junto.
¿Por qué prefieren ese modo artero, solapado?.


Creo que primero, por cobardes: como no se atreven a pegar tres gritos, hacen lo posible para que los pegues vos.

Eso les sirve para re-afirmarse en su lugar de supuesta superioridad: ellos no son violentos, agresivos, impulsivos. No responden sino mansamente, sonriendo. Pero desparramando hiel y veneno.

Además, si se permitieran caer en la simplicidad de una mueca, un tono más alto, un sonido destemplado, eso los bajaría del pedestal en el que se ponen. Cosa terrible sería.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es un trastorno complicado, más si te toca en lo laboral una persona que lo padece; en mi opinión, nada mejor que correrlos por el mismo lado (para no quedar uno como el loco-sacado-autoritario). Pueden llegar a ser realmente hostiles, solapadisimamente.

Phoebe