Gente que se dio una vuelta


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31 de diciembre de 2012

¡Salú!

No hago balances anuales, ni diarios, ni semanales. En parte por vago, en parte también porque no me fijo metas, trato de ir viviendo como voy pudiendo. Y si me fijo alguna meta y la alcanzo, ya lo gozo y lo sé. Si  no la alcanzo, ¿para qué recordarlo?.

Deseo como todos, claro, feliz año. Pero más aún felices días, felices amaneceres, felices anocheceres, mediodías, tardes... un poco menos pretensioso. Un año es mucho junto. Pero pequeñas felicidades son más cotidianas, más a mano, más compañeras.

Y brindo, claro. Porque es necesario seguir celebrando la vida, compleja, feliz, dura. Vida.

30 de diciembre de 2012

Perversión cotidiana

Tengo una relación ambivalente con los modelos. Creo, por un lado, que está bueno que existan; en un punto marcan un hacia o un hasta dónde. En ese sentido son desafío, meta. Nos dan una idea de identificación, de tendencia a. Por otro lado fagocitan y ponen presión: si no se los alcanza, si no se es como ellos, quitan ganas y energía. Son como la voz que juzga externa o internamente. Quitan vida.

Desde la mujer que cae en la anorexia para ser como la actriz/modelo/cantante que le gusta y entrar en el jean, al varón que cree que ser macho es imponerse y dominar, como vio que su padre lo hacía. Obvio, malos modelos.

¿Pero cuando los buenos modelos son tan altos y buenos que se tornan tan inalcanzables, exigentes, descarnados que quitan la posibilidad de alcanzarlos? ¿Cuando, además, culpabilizan?
No sé, digo...

29 de diciembre de 2012

Fuegos de artificio

Me dice una vecina, cuando le pregunto cómo anda:
-Triste, porque la familia no se unió.
-¿Cómo? ¿Cuándo?
-Para las fiestas, cada uno por su lado.
-Pero decíme: ¿habitualmente se llevan bien?
-No, más o menos.
-Entonces capaz que está bueno no haberse mentido con un encuentro forzado.
-Y, no sé...

Cuando digo que preferimos la ilusión a la realidad, me refiero a cosas como esta, entre otras. Es preferible estar falsa, incómodamente juntos, porque 'esloquesedebehacerparalasfiestas' que asumir los 360 días restantes del año el laburo por el encuentro. Estamos incómodos, no nos bancamos a la suegra, la cuñada nos odia, pero estamos juntos.

Juntada decretada, unión forzada, celebración que no es como la de la tele...

Con razón tanta gente odia estas fechas.

28 de diciembre de 2012

Pequeñeces

Un par de gozos, de esos intrascendentes que me encantan.

En un negocio de los que tienen un montón de cosas inútiles y divertidas -los "todos por dos pesos" de los '90- compré un par de prismas de vidrio, esos facetados, sólo por lo lindo que es cuando el sol les da y me llenan el living de mini-arcoiris. Y pensando también en poder sacar fotos a través de ellos. Charlé un poco con la señora china que me los vendió, le conté para qué los quería, y no sé bien qué me decía del Feng Shui. La cosa que cuando me iba me regaló una moneda pala foltuna. No creo en la moneda ni en la fortuna, pero sí en su gesto lindo.

Luego, volviendo, había mucha gente en la parada del colectivo. Subí uno de los últimos. Fue lindo ver que varios saludaban al chofer, pedían por favor y agradecían. Y a cada uno respondía al saludo y al agradecimiento. Sí, ya sé, es una pavada. Pero estas cosas que humanizan son para rescatar, multiplicar, compartir.

27 de diciembre de 2012

Por encargo

Un hombre que edita una revista me pidió que pusiera en 1900 caracteres unas ideas que compartí y le gustaron. Si bien alguna vez me han pedido que escriba algo, otra cuestión es el molde, el límite, el encargo. Y pasar a papel palabras que nacieron orales. Un "sicario de la palabra", decía Agustín cuando comenté la dificultad. Algo así, claro.

Hice el intento. Me senté. Traté de recordar, hilar, encausar. Sentía apuro por no pasarme en la cantidad de palabras, de letras, en realidad. Buscaba que lo escrito conservara algo de lo dicho, de no perder cierto énfasis, de que se notara cierto acento. Era lo mismo, pero no. Casi como la diferencia entre el recuerdo de alguien y el reencuentro con su presente. Lo mismo pero no, decía.

26 de diciembre de 2012

Fin de fiesta

Cosas que dejó la navidad.
  • Un llamado de Manu (casi 5) en el contestador: Pablo, gracias por la remera musculosa. Jojojó, feliz Navidad.
  • Mi padre que vació la pileta. VACÍA con 40ºC. 
  • Rocío exitadísima porque le había comprado a su madre unos anteojos de sol y no podía esperar más para dárselos.
  • Desfile de la enana con su bikini, los anteojos de la madre y zapatos altos.
  • Una canción compuesta con Facu, Enana Traidora, dedicada a su hermana.
  • Mi hermana, madre de ambos, desesperada de ¿celos? porque le hicimos creer que Facu estaba de novio con una chica más grande: de 16 años. Complicidades con mi cuñado y sobrino.
  • Mi cuñado dándose cuenta que, cuando su hija sea la que salga, se morirá.
  • Mamá, que se sentó a disfrutar.
  • Encuentros, celebraciones y varios y variados gestos de cariño.
  • Mucha, mucha risa.

Y no por Navidad, sino porque intentamos vivir así casi siempre.
La navidad, la cena, fue la excusa.

25 de diciembre de 2012

Post festejo

Iba a decir que cerraba por Navidad, pero no, mejor no.
Mejor digo que abierto, que creo, como decía, que se abrieron horizontes impensados, bellos, amplios desde el momento en que un tal Jesús nació.
Que no se cierren.

24 de diciembre de 2012

A la espera


Como alguna vez ya comenté, soy cristiano -intento serlo, mejor dicho-. Creo en Jesús, en su propuesta, en su utopía, en su vida de entrega que me desafía.

Cuando celebro la navidad, cuando hago memoria de que Dios se nos acercó irremediablemente en Jesús para amarnos, me emociona. 

Cuando escucho lo que este Jesús tiene para decir, para proponer, lo que anuncia, me dan ganas de hacerme eco. 

Cuando veo lo lejos que están las iglesias y lo lejos que estamos los cristianos de vivir así, me embronco. Pero más ganas me dan de poder vivir, aunque sea un poquito, de lo que este, mi Maestro, propone.

Él nos nació. Que en él crezcamos.

23 de diciembre de 2012

Fines del mundo

La pureza de la montaña en una botella de plástico.
El sabor del trópico en un polvo para diluir.
El olor del amanecer en el enjuague para la ropa.
La frescura de la menta en el enjuague bucal.
La suavidad del algodón en los jabones.
La fuerza del sol en el champú.
Los sabores de la infancia en un restó de comida casera.
El encuentro con los demás mediado por mensaje de texto.
El conocimiento de la realidad a través de la pantalla.
La sabiduría del tiempo en un vino tinto.
El sonido del viento en las hojas en un mp3.
La salud en un suplemento vitamínico.
El amor entre paréntesis.
El paisaje en un póster.
La felicidad en pastillas.

Somos muy modernos.

22 de diciembre de 2012

Puffff

Uno de esos días en los que me gustaría presentar mi renuncia a (parte de) la raza humana. A la parte que no razona, que repite sin saber, que cree en papánuel, que no tiene memoria, que confunde un perro con un helicóptero, que opina desde un termo, que no puede ver más allá de la pantalla de la TV, que...

Algunos por bastardos, otros por cortos, otros por ingenuos.

Sí, me harté.

21 de diciembre de 2012

Encausado

Cerca de la casa de mis padres había una tintorería atendida por japoneses, cliché si los hay. No está más el negocio, pero el señor sigue cuidando los árboles de la vereda. Ya no son los bonsais increíbles que crecían entre vapor y olores a solventes, sino árboles 'en serio'. Con una dedicación claramente oriental y una paciencia más oriental aún, los poda con unas tijeras mínimas, los cura con unos líquidos que pincela, los modela según su capricho.

¿Cuál es, pensaba ayer al pasar por ahí, la diferencia entre cómo manipula la naturaleza este señor y cómo lo hacen/hacemos otros? Acá hay algo de arte, de dedicación, de entrega, de belleza. De respeto a lo dado y de sinergia, de trabajar junto con lo dado. Cierto respeto. Por ahí, me parece, pasa la cosa.

20 de diciembre de 2012

Antes del fin -de año-

Podríamos, para variar, hacer un no balance.
Decir que no importa cómo salió este año. Decir que no fue ni peor ni mejor que otros. Decir que fue.
Alegrarnos por las cuentas vitales que no cierran: las que dan menos, llaman a completarlas; las que desbordan, que sea de cosa buena.

Pero no hacer balance forzado, impuesto. Mirar, no más.
Mirar y ver que hemos discurrido, caminado, vivido. Perdiendo y ganando.
Eligiendo bien, lo bueno, la luz.
Dejando lo que deshumaniza. Haciéndonos más plenos. Siendo más plenos.
Sin debes ni haber.

O debiéndonos porque somos llamados a más.

19 de diciembre de 2012

Reality Bites

Es casi un hecho científico: para la gran mayoría de la población humana, lo que piensa o cree es más real
que la realidad misma. Y si la realidad no se ajusta a mi creencia, es la realidad la que está mal.

Ejemplo: creo/pienso/imagino el tomate cuesta, ponele, $32. Lo creo sin haberme acercado a la verdulería para saber o averiguar. Y si me dicen que no, me enojo.

Creo/pienso/imagino que, como no veo hace unas semanas al vecino, debe estar muerto o internado. Por las dudas, no toco el timbre en su casa, porque deben estar tristes.

Creo/pienso/imagino que si alguien dice no me gustan los pájaros es alérgico a las plumas, por eso debe tener almohada sintética.

Insisto. No importa la realidad, lo que pasa, lo que es: importa lo que creo.

Creo.

18 de diciembre de 2012

Noche de paffff

Aproveché parte de la mañana para ir a comprar un par de regalitos navideños para mis ahijados. En mi barrio no hay nada de variedad, así que me fui para San Fernando. Un par de vueltas y encontré algo para Manu -remera con the Avengers- y algo para Rocío -pizarra con las princesas de Disney-. Además de vidrieras miré gente, un deporte que no tiene desperdicio.

Una madre, dos niños de entre 4 y 6 años. Uno que se escapaba. La madre gritándole barbaridades, violentamente: desde ¿sos tarado? a ¡cuando te agarre te reviento!.
No estaban solos, éramos varios cerca. Si no la detiene la vergüenza social, no quiero ni imaginar lo que será en privado.

En algún tiempo estos nenes crecerán y la voz que los llamó tarados frente a mucha gente, el grito amenazante, sonará claro y fuerte.

Espíritu navideño a pleno.

17 de diciembre de 2012

Terrores nocturnos

El cuco, el hombre de la bolsa, los ladrones, el anticristo u otro monstruo de película o real invadieron mis noches infantiles. Una charla de los adultos oída al pasar, una estrategia de los mayores para que no moleste y duerma, una confidencia de un compañerito que vio un monstruo de veras. La sombra de un árbol, el ruido de los gatos en el tejado, los pasos que retumban en la vereda, explicaciones irracionales para el miedo enorme del pequeño.

Tiempo después, algunos monstruos sé que no existen, otros me los cruzo a diario, otros me los encuentro cuando me cepillo los dientes o me peino, algunos no sé aún si son o no reales. El miedo es y no es el mismo. Pero invade las noches adultas.

16 de diciembre de 2012

Atragantado

En un almuerzo, luego de una reunión con momentos álgidos, me senté donde creí que iba a estar más cómodo. Al fin y al cabo, no tenía ningún interés en dejar que se me atragantara la comida. Por suerte, el causante de la algidez previa se había ido antes. Aclaradas un par de cosas y dejando asentadas un par de posturas, se fue relajando el ambiente y pudimos disfrutar una comida simple y un lindo encuentro.

Vuelvo a las mesas, mis mesas -míticas, al decir de Mariana-. Defecto mío, sin dudas, pero no hubiera podido comer si quien casi hunde la reunión previa hubiese estado presente; no me hubiese pasado la comida. Es decir: quebró la comunión, el encuentro, el espacio violentamente. Compartir el alimento como si nada, así no más, no va conmigo.

No es virtud ni integridad, nada de eso.
Simplemente no me pasa la comida. Eso. No me pasa.

15 de diciembre de 2012

Fed up

Cuando los mediocres tienen la última palabra o creen tener la razón, algo malo está pasando. Más cuando otros homologan la situación con su silencio en un intento de mantener el status quo o una falsa paz. 

Es una lucha constante. Podemos, por caridad, dejar pasar una, dos, tres burradas. Pero si no corregimos al burro, si no decimos algo, al menos, somos cómplices de la mediocridad.

Pablete dixit.

14 de diciembre de 2012

Cosas que -no- me pasan

Cuando tengo alguna idea que me parece digna de conservar sucede que:

  • la recuerdo y alguien más ya la tuvo.
  • la recuerdo y termina siendo una pavada.
  • la recuerdo y además de ser una pavada, es irrealizable.
  • la olvido y me quedo con la sensación de haber perdido algo, aunque no sé que era.
  • la olvido hasta olvidar el olvido y me asalta el recuerdo cuando la veo realizada por alguien.
  • la olvido hasta olvidar el olvido y cuando la veo realizada por alguien me parece genial.
  • la olvido hasta olvidar el olvido y si la veo, me parece intrascendente.

Y ni idea cuántas otras variantes que recordé olvidar.

13 de diciembre de 2012

Preguntas esenciales II

¿Dónde está tu hermano? (Gn 4,9).

Después de escribir el post de ayer, se conoció en Tucumán, Argentina, un triste fallo en el caso de la desaparición de una mujer en manos de las redes de trata de personas (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-209697-2012-12-12.html). La sorpresa fue enorme: de los 13 acusados ninguno fue condenado.

Más allá de lo irritante del fallo, pasado el golpazo, pienso: mi hermana está siendo prostituida, mi hermano es cómplice, mi hermana la busca, mi hermano clama por justicia, mi hermano dicta sentencia injusta, mi hermano se indigna, mi hermana se mantiene digna, mi hermano ni se inmuta ante el dolor, mi hermana se duele y nos duele. Yo mismo soy mi hermana, mi hermano. El justo y la corrupta.

Todos somos de la misma familia.
Para bien, para mal.

12 de diciembre de 2012

Preguntas esenciales

En el libro del Génesis, el primero de las sagradas escrituras judeo-cristianas, aparecen dos preguntas similares en 3,9 y 4,9. Di*s le pregunta al hombre ¿dónde estás?. El ser humano se escondía, temiendo la ira de la divinidad a la que había contradicho.

Un capítulo más adelante la pregunta es ¿dónde está tu hermano?. Caín, en el relato mítico, mata a Abel y Di*s inquiere: ¿dónde está tu hermano?. Preguntas más que retóricas, claro. Preguntas que me resuenan varios siglos más tarde, sobre todo la segunda.

Si no miramos hacia el otro, la otra, hacia dónde está, difícilmente podamos salir de la espiral ombliguista que nos ahoga. El dónde está mi hermano, tu hermano ubica, des-centra, pone en otro lugar. Si no doy pasos de fraternidad, no veo camino de encuentro.

Caín, el pobre fratricida, nos acecha.

11 de diciembre de 2012

Decreto número...

La fiesta, como concepto antropológico, es el espacio gratuito, no obligatorio, libre, igualitario. En la fiesta no hay patrón ni empleado, no hay jefe ni subordinado. El tiempo está entre paréntesis, suspendido: en un tiempo otro. Los roles también pueden ser suspendidos momentáneamente, incluso invertidos. Los bienes -la comida, la bebida- abundan y son para todos.

Por el tiempo que dure la fiesta -minutos, horas, días-, se vive diferente, con una lógica diferente, en un ritmo diferente.

Nuestras fiestas, apenas son espacio de distracción, de enajenación. La antifiesta. Si unos celebran, otros deploran. Si estos otros hacen fiesta, los primeros pagan real o simbólicamente los costos. Peor aún: nuestras fiestas son obligadas, obligantes.

Entre la lógica del mercado y del consumo, de la superación violenta del otro, del deber celebrar como imperativo, algo se pierde.
Busquemos.

10 de diciembre de 2012

1983


En el '83 Argentina retomaba su camino democrático. En el '83 tenía 12 años, terminaba la primaria y me enteraba, sin ambigüedades, que no era normal que los militares fueran quienes gobernaban. Alfonsín asumía la presidencia. Había aire.

Por miedo, por ignorancia, por intentar escapar o proteger, en casa nunca se hablaba de política. Cada tanto, al pasar, escuchaba algo de una bomba, alguien que no estaba, cosas poco claras.
Malvinas y sus horrores entornaron la puerta; los músicos argentinos -durante la guerra no se podía escuchar música en inglés-, tiraron algunas pistas; algunos artistas, escritores, actores, creaban conciencia. Un maestro del cole, valiente, nos enseñaba la Constitución.

Pasaron 29 años.
El país -nosotros- seguimos siendo perfectibles; los que gobiernan, que también son país, siguen siendo más o menos honestos, justos, corruptos, acertados. Nosotros también.

Espero, deseo, que estas imperfecciones, estas fallas nuevas y antiguas, no nos hagan desear un horror irracional que de a ratos olvidamos. No nos cieguen. No nos dejemos cegar. Por nadie.

Vamos por más.

9 de diciembre de 2012

Sí, no, todo, un poco.

Límite, liminal, crepuscular, penumbra, borde, margen, locura, difuso, encrucijada, brecha, intento, ensayo, tanteo, abisal, abismal, proceso, claroscuro, periferias.

Palabras, lugares, ideas, estilos que me atraen.
Palabras, lugares, ideas, estilos que me espantan.

8 de diciembre de 2012

Nos vamos al tacho

Quisiera comprar un celular con cámara, que filme. Me ahorraría así transcribir los diálogos que presencio, las cosas que a veces me pasan, el tono de alguna charla que oigo... Sobre todo en las paradas de colectivo hay material para varios libros. Los personajes que la vida me regala son tan genialmente grotescos.

Como la doña que conversando con otra, mientras esperaba el colectivo, pasaba revista de la tormenta de ayer, de la cantidad de agua en las calles, de que nadie hace nada... Descaradamente, hace un bollo, tira un papel al piso, y sigue. Se da cuenta que la vi.
-Después nos quejamos si se tapan las bocas de tormenta, señora, ¿qué necesidad? Hay cestos en todas partes.
-Ese papelito no hace nada.
-Sí, lo mismo piensan todos los que tiran basura en la calle.

Lo levanta ostentosamente. Lo guarda en una bolsa de compras.
-Espero que usted haga lo mismo.
-Si no fuera así, ni se lo diría.

Había un cesto a metros.
-¡Cómo le gusta joder a la gente!, si supieran lo que pasa una, le comenta a su compañera.

No contesté, me fue suficiente la sonrisa de varios que esperaban con nosotros.

7 de diciembre de 2012

Llueve sobre mojado

Diluvió en Buenos Aires, cada vez más tropical. Nunca había visto la avenida Centenario de lado a lado cubierta de agua. En plena tormenta, iba en el colectivo a terapia. Avisé por teléfono que estaba demorado. 

A la vuelta, los colectivos venían demasiado llenos y no se detenían: como muchas calles, avenidas e incluso Panamericana estaban anegadas, eran aún menos. Las personas amontonadas en la parada se potenciaban en la queja irracional y se ponían violentas.

Al lado mío, una señora permanecía callada, Nos miramos.

-Están mal, ¿no?
-Sí, pero ni se dan cuenta, responde.

A ninguno nos divertía tener que esperar, estar mojados, amontonados, ver que se hacía tarde.
Pero las propuestas, la indiNAción, las reflexiones eran geniales. Hasta la revolución, no paran.

Ya sé con quién no estar cuando se acabe el mundo.

6 de diciembre de 2012

Uan, chu, tri

En un arranque de paciencia que no tengo estoy ayudando a mi sobrino de 13 años a preparar inglés. Entre otras joyas:

-¿Qué países conocés? -para estudiar los gentilicios-
-París (ni siquiera páris), Europe (europ), London, Brazil.

-¿Pero vos sabés qué es, qué quiere decir 'to be'?
-No, la verdad que no.

-La tercera persona del singular en el simple present generalmente agrega s al final. Sabés que es la tercera persona singular, ¿no? 
-NIB8obph //%49
-Yo, tú, él...
-Yo, tú, vos... ¿We?

-Veamos los posesivos y los objetivos.
-¿lwnklbsu ño9"·$nslñ ·$#?

No sólo no los sabe en inglés: tampoco tiene idea en castellano de qué le hablo. O sea...

Como no tengo hijos, es probable que en mi vejez caiga en manos de este.
Empiezo desde hoy a temblar.

5 de diciembre de 2012

Para mí no II

Consejo para la vida: que la mediocridad mezquina de otros no contagie. Todo un logro a alcanzar.

Cuando la mirada empequeñecida o empequeñecedora del otro/a no es capaz de celebrar, reconocer, superar, sumar suele ser para mí todo un reto no engancharme, bajonearme, enojarme. Mi costado más soberbio y cínico descalifica rápidamente; el más vulnerable queda tocado; el más vengativo imagina mil tres modos de destruir intelectualmente; el más conciliador -o cobarde, que es casi lo mismo- hace silencio.

Sólo que a veces me contagio: y agarrate. 

4 de diciembre de 2012

Veleidades

Una de mis fantasías recurrentes -de las que se pueden contar abiertamente, claro- es escribir un libro, cuentos o novela, preferiblemente. Varias cosas me detienen, entre ellas el no tener claro qué quiero contar. O más: no tener claro si tengo algo que contar.

Leo algo mediocre o malo y digo: yo podría haberlo hecho así o un poco mejor. Sin embargo no dejo de admirar que alguien reunió todas esas palabras.
Leo algo genial y me digo: menos que esto, no vale la pena escribir; hacerlo mejor, imposible.

Y sigo en la misma.


3 de diciembre de 2012

Para mí, no

Vuelvo a asombrarme al ver que hay personas que no optan por la felicidad.
Entiendo que lo digo viviendo casi en una situación privilegiada: tengo lo necesario para vivir, en este momento tengo salud, hay personas que me quieren y a las que quiero. Un lujo. 

He pasado por momentos duros, claro. Y otros más fáciles también. En algún instante pensé que morir sería lo mejor -un deseo, una fantasía- pero era un momento de depresión profunda. Generalmente, me enamoro de la vida. Me enamoran las personas que hacen de sus vidas, duras, dolientes, espacios de salud, sanantes. Los celebro y admiro

Pero cuando hay quienes nunca -nunca- ven, encuentran, celebran un poco de bondad o luz, me dan pena. Y a veces, bronca, porque quieren contagiar desgracias y desparramar oscuridad. No cuenten conmigo, gracias.

2 de diciembre de 2012

No, gracias

-La verdad, de esto no quiero hablar con vos. No nos entenderíamos, no me entenderías, no nos aportaría nada. Estamos parados en veredas e ideologías diferentes. No me interesa.

Algo así fue la respuesta que di. No muy vehemente, pero sí firme. 

Si se da la posibilidad de dialogar, de entender, de correrse por un minuto para ver desde otro lugar, lo intento; me pongo en otra perspectiva y miro un ángulo nuevo. Pero si no me garantizás que lo intentás al menos, ya no me dan ganas.

A veces, con algunas personas, es mejor ahorrar la energía.

1 de diciembre de 2012

Necesarios

En La ley del deseo, película española de 1987 dirigida por Almodóvar, dos hermanos son los protagonistas. Pablo, el varón, no recuerdo por qué queda hospitalizado, con su vida en riesgo. Tina, la mujer, le habla, pide, solloza desesperada algo así como: Si te mueres me quedo sin memoria. Los que quieran averiguar el por qué, véanla.

Pero me venía ese si te morís me quedo sin memoria a título de otros/as que nos mantienen fieles a la memoria, a los sueños, a los deseos. Esas personas indispensables que son como guardianes de nuestros anhelos a lo largo del tiempo. Los que nos los recuerdan sin recriminar, los que nos desafían a no perderlos.

Los imprescindibles.

30 de noviembre de 2012

Uno, dos, mil.


Un nene pequeñito cuenta: Uno, dos tres, cuatro, cinco, trece, ocho, veintidós...
Después del abarcable cinco, todo está más allá. No alcanzan los dedos de la mano. Entre quince y cuatro mil tres no hay diferencia.

Cuando crece un poco, amplía el horizonte a diez, como los dedos de las manos; veinte, si es verano y puede verse los de los pies.

Al tiempo, puede acercarse a la noción asombrosa de saber que los números no se acaban, que son tan infinitos como podamos contarlos.

Hay quienes, ya adultos, aún cuentan hasta cinco.

29 de noviembre de 2012

¡A la mesa!

Cenábamos en la casa de Nesti, conservando la linda costumbre de encontrarnos. La casa es, en verdad, un monoambiente en un piso 7. La convocatoria tenía doble expectativa: iba a cocinar para nosotros y conoceríamos a Jime, su chica/pareja/novia.

La mesa baja, hecha con un pallet. Los colchones con almohadones en el piso, la picadita, la cazuela de pollo, los Beatles de fondo. Las desventuras de la luna de miel de Lucas y Nati, la necesidad de plenificarnos, las búsquedas, los aciertos. Nati que contaba que había muerto su abuelo y la abuela recitaba un poema escrito para su propia muerte; Lucas que avanza en el estudio. Los "dueños de casa" y los proyectos.

Nada nuevo, todo nuevo.
Mesas que hacen comunión.
Altas, bajas, paganas. Todas.

28 de noviembre de 2012

Sobrantes

Siempre hay quien quiere enseñarle a la madre Teresa de Calcuta cómo hacer caridad o quien le explica a Shakespeare cómo se componen los sonetos.

Es decir: mentes pequeñitas y mediocres de miras que creen que por haber dado un moneda alguna vez o por haber escrito la lista del almacén, están investidos de algún tipo de autoridad.

Capaz que son maestros en sus haceres: la moneda la dan con donaire y galanura, la lista la confeccionan con una caligrafía óptima. Pero falta algo.

Expertos en todo, sabios en nada.
Abundamos.

27 de noviembre de 2012

Trampas sutiles II

El dogmatismo es un refugio interesante y seguro para quienes temen ejercer su libertad.
Poder depositar la responsabilidad de mis decisiones en otro que decide, dice, piensa y regula absolutamente todo, me deslinda de mi propia responsabilidad. De última, mis aciertos o fracasos se deben a lo que otro decide.

No es de extrañar que, en momentos de inestabilidad, de inseguridad, de caída de macro-relatos, de posibilidades infinitas, muchos busquen la seguridad de las filas de la religiosidad más reaccionaria y alienante, del ejército, de las comunidades cerradísimas. 
Miedo a vivir.

26 de noviembre de 2012

Trampas sutiles

En las discusiones adolescentes -y no tan adolescentes- abogamos por una libertad absoluta e irrestricta.
Ya en esos momentos algunos argumentaban la imposibilidad de una libertad tan sin límites: la cultura, el momento histórico, la genética, condicionan y restringen poco o mucho esta pretensión. Yo era de los últimos, claro.

Más adelante fui convenciéndome que la libertad, precaria como es, crece si elegimos bien; de alguna manera, nos hace más humanos, más plenos. Elegir (el) mal va empequeñeciéndonos, deshumanizándonos.
Y aunque sea por ensayo y error, a tientas, está bueno crecer en libertad. Por eso me dan pena aquellos que ante el espacio casi infinito que se les abre, eligen que otros piensen, razonen, decidan por ellos, haciéndose deudores de quienes los esclavizan.

Sin cerrojos ni cadenas.

25 de noviembre de 2012

Método científico

¿Notaron lo difícil que es el pensamiento lógico con algunas personas?
Hay en como saltos ontológicos entre una proposición y otras y es sumamente arduo que lo noten.
Ejemplo de la vida real:

-En el barrio todos están con dolor de rodilla -comenta una señora de cerca de 70-. El de enfrente, el de al lado, la señora del almacén. Yo no sé qué hacen los médicos.
-A ver: ¿todos en el barrio? Es decir, ¿todos? 
-Sí, todos. No sé dónde está la ciencia, qué hacen. Mandan cosas al espacio y las rodillas siguen doliendo.

Bueno. Un pequeño ejemplo.
Así no puedo, no digan.
Y eso que le pongo voluntad.

24 de noviembre de 2012

El tiempo vuela

Entre las cosas maravillosas de tener a mano algunos niños ajenos -entre hijos de amigos, conocidos, sobrinos y demás yerbas-, son los diálogos serios. Es decir: hablamos "de igual a igual" y salen perlas como esta:

-¿Cómo te fue en el cole, loqui?
-Difícil, padrino. Estamos con la excursiva.
-¿Qué cosa?
-Esa letra redonda y seguida.

O esta otra:

-''Hi 5'' ya no es tan bueno como antes, dice Rocío, que tiene 9.
-¿Sí?, ¿por?
-Están como más tontos, más para nenitos.
-Capaz que está como siempre, pero vos creciste y ya no te gustan las cosas de antes.
-¿Sabés que tenés razón? Ya no tengo 5...

No somos nada, vea.

23 de noviembre de 2012

Borrador de dudas

Charlábamos...

¿Cuál es el límite entre una mala persona y un psicópata? La enfermedad, la psicopatía, ¿quita responsabilidad? ¿Cuántas barreras hay que atravesar, cuántas alarmas desoír antes?

Es claro que todos tenemos algún talón de Aquiles, alguna renguera vital. O varias, claro. Entre la historia más o menos complicada, las malas elecciones, los defectos de fábrica, las circunstancias, nadie puede aducir ser impecable.

Pero la cosa es cuando rozamos -o nos sumergimos- en lo patológico: ¿es inimputable?; ¿hay responsabilidad moral? Un golpeador, un violento, un abusador, destruye a la víctima y sigue como si nada... ¿qué registra?; ¿qué tan cerca o lejos estamos de algo así?

La conciencia hace eco, ruido. Si acallamos los ruidos, estamos mal, creo.

22 de noviembre de 2012

Al este y al oeste

Jacarandáes, está lleno de pedacitos de cielo en varias esquinas del barrio. Un cielo un poco más liláceo, pero cielo al fin. En algunos lugares, el cielo está en tres capas: las flores en árbol, las del piso, y el cielo verdadero. El de más arriba.

Recuerdo que se dispara: primer grado, allá en el '77, fin de año. Cantamos La canción del jacarandá, en el escenario enorme del teatro más enorme aún del colegio. Telón pintado de fondo. Flores fabricadas con papel crêpe. La señorita Nilda, pelirrojísima profesora de música.

El cielo en la vereda
dibujando está
con espuma y papel de seda
del jacarandá.


Deseo que se dispara: instalar "pedacitos de cielo" donde podamos. No cielos de ángeles y vírgenes aburridos de eternidad, cansados de las nubes y de aureolas pulidas. Cielitos que sean encuentro y descanso. Parada, posada, remanso.

Recreo.

21 de noviembre de 2012

Lo esencial es la pilcha

Charlábamos, una vez más, del lugar híper común de la discriminación: algunos se quejaban que si los veían vestidos "onda villa" -gorra con visera hacia atrás, pantalones holgados, zapatillas estrafalarias, campera de equipo de gimnasia-, les tenían miedo o desconfianza. Además portan color de piel. Que suma.

Claro que vestirse de esta u otra manera también marca pertenencia, dice, habla. Tratábamos de ver eso, de pensarlo juntos: si ves a una mujer vestida provocativamente, suponés -bien o mal-, que busca llamar la atención; si ves a un tipo con kipá, suponés que es judío; si ves a alguien con un ambo, podés pensar que es doctora u enfermero.

Pero cuando ya vivís con varias cosas en contra, sumar otra más, sólo por la mirada que te marca, es pesado. No distingue, nomás. Separa. Y a veces sentirse separados es lo que une. Un círculo que no tiene fin.

20 de noviembre de 2012

Rococó verbal


Me prestaron un libro. Está en ese punto intermedio entre el bodrio y algo mínimamente interesante. Como quien me lo prestó me lo recomendó con énfasis, casi como un deber lo leo. Paso páginas leyendo en diagonal, para apurar el trago. Si tachase seis de cada diez palabras, el sentido no cambiaría. Tantas palabras sobran.

Me pasa parecido con algunas personas: abundancia de palabras, demasiados adjetivos, adverbios, comparaciones, subordinadas, que podrían reducirse a la mitad y decir mucho más. O me costaría menos escuchar. 

La paradoja: el exceso de palabras, como su falta, afectan a la comunicación. No siempre más es mejor, no siempre menos es más.

19 de noviembre de 2012

Expertise

Pericia, habilidad, conjunto de habilidades; así, aproximadamente, podemos traducir esa palabra del inglés. Si no me equivoco, tiene que ver con el conocimiento adquirido con y en la práctica.

Lo puede tener cualquier persona, en cualquier ámbito: unas en las ciencias exactas, otros en la cocina, otros en la escucha, otras en las  relaciones interpersonales, otros en jugar al fútbol, otros en... 

Quien lo tiene, no siempre lo reconoce. Quien no lo tiene, está seguro de poseerlo.
Como tanta otra cosa.

18 de noviembre de 2012

Filtros

Adultos que me recuerdan a esos niños pequeños que corren tras cada juguete nuevo que aparece.
Adultos que se enganchan con alguna cuestión y tragan todo, sin discernir, sin pensar, acríticamente.

En todo campo, en todo nivel, en todo tema.
No reivindico el escepticismo, sino que me da pena o susto cuando canonizamos sin pensar, sin mirar, sin juzgar. Cuando nos apropiamos de la conclusión de otro/a, sin saber qué lo lleva a ese punto, sin hacer ni medio paso de ese camino.

Filtrar, discernir, elegir, mirar, sospechar.
Confiar, claro, pero sin ser ingenuos.

17 de noviembre de 2012

Gracioso, de gratis II

En algún lugar sigo sintiendo, decía ayer, que pese a lo que creo y manifiesto, en un nivel más profundo siento lo contrario. O contradictoriamente, que es casi lo mismo pero no.

Capaz que como hay cosas que no me significan demasiado esfuerzo, no las valoro. No me las valoro. Por eso, no tienen que ser felicitadas ni agradecidas. Es decir: no me felicites porque leí mil libros ni me agradezcas porque pude darte una mano con los tiempos verbales. Felicitáme porque dejé de fumar o dame las gracias porque a pesar de los 36º a la sombra, te fui a ver al hospital.

Es decir. Sigo en la lógica mercantilista del esfuerzo.
Un horror.

16 de noviembre de 2012

Gracioso, de gratis

Recibir es complicado para mí. Por más que creo en la gratuidad, en agradecer, en reconocer, cuando me toca ser reconocido, me brota la timidez toda junta. Me incomoda, me cuesta. 

Me puse a pensar por qué. Lo vengo pensando y trabajando hace tiempo. En el fondo, creo que me cuesta porque siento no merecerlo. Es decir: en mi lógica -con la que no acuerdo, pero está más allá de mi control-, lo que sale porque sí, lo que me es natural, no cuenta. Soy un gil, claramente. 

Por suerte hay quienes me siguen sorprendiendo.

15 de noviembre de 2012

Deslícense, mortales.

Una sobredosis de películas yanquis me metieron la imagen del lago congelado en invierno: alguien -patinando, caminando, corriendo- cae al pisar donde el hielo es delgado.

No sé si en algún lugar de Argentina se congelan los lagos. Nunca vi nenes con patines de hielo en la TV sino en una peli extranjera.
La imagen de la caída, la sensación de frío, la posibilidad de congelarse o ahogarse me aterraban.

Invierto la metáfora: hoy me alegro, celebro, gozo cuando se quiebra la capa helada, superficial habitual aún en pleno verano y puedo sumergirme con otros/as en algo más profundo que la piel, que un charco, que la mera opinión, que el sólo reaccionar, que... que lo habitual.

14 de noviembre de 2012

Estufita interna

Facu cumplió 13 en octubre. Todavía no pudimos hacer la "salida de regalo de cumple". Más que salida esta vez la idea era juntarnos a comer sushi en casa y ver una peli. Le encanta el sushi y es lo que eligió. 

Lo llamé ayer por teléfono para ver si podíamos armar el programa para hoy a la noche. Se excusó porque están rindiendo las integradoras y el jueves tiene examen. Pensé que, lógicamente, ya no le divierte un programa con el tío. 

-Che, Fa, de veras. Vi unas zapatillas como las mías que te gustaban. ¿No preferís las zapas antes que juntarnos? ¿Qué te parece?
-No, comamos; en cuanto termine de rendir, te aviso.


Me dio tanto orgullo, me emocionó tanto que eligiese el tiempo compartido, que no puedo expresarlo. Fue una sensación cálida e inmensa.

A disfrutar.

13 de noviembre de 2012

Sexismos

Cuando estoy atento y centrado en un tema -una manera sutil de decir obsesionado- comienzo a verlo por todas partes. Alusiones, relaciones impensadas, una mirada más aguda. No sé.
Por interés personal hace tiempo leo cuestiones de género, masculinidades, feminidades. Por suerte, además, algunas personas cercanas también están en tema, desde otros lugares, pero en tema. 

Fantaseaba esta mañana en el colectivo, con no consumir o comprar productos que tuviesen publicidades sexistas, denigratorias de la mujer o del varón. Fantaseaba, digo, porque para lograrlo, tendría que no consumir más: desodorantes, detergentes, bebidas gaseosas, cervezas, chocolates, leche, autos, ropa, calzado, agua mineral, sábanas, relojes.

Caramba. 

12 de noviembre de 2012

En camino

Por un post de Diego (Votos ponderados es el blog) surgía, una vez más, la cuestión del pensamiento dicotómico, el ellos-nosotros. La traía Mariana. Mara, por su parte, por otras cuestiones compartía en su blog algo similar, tangencial (Pensando...).

Personalmente, cada vez me cuesta más el diálogo con algunas personas. Por incapacidad propia, claro. Por pasión e intransigencia en algunas convicciones. Por incapacidad ajena, claro y también. Por no poder asumir que tenemos prejuicios, juicios, opciones. Camino.

En un momento me dije: es eso, es el camino... A algunas opciones llego, llegué, después de mucho transitar. A otras, las abandoné tiempo atrás. Casi siempre tan honesto como he podido, como he sabido.
Me encanta cuando encuentro compañeros en, de este camino. Aunque no acordemos en todo todo el tiempo.
Con eso me viene alcanzando.

11 de noviembre de 2012

Puertos y faros

El 10 de noviembre cumplía años abuela Olga, mi abuela materna. Hubiese cumplido 99, pero hace 20 murió. Si hubo una persona importante en mi vida, fue ella, sin dudarlo. Más importante, en su momento, que mi propia madre, que mi propio padre. No lo digo con bronca, para nada. Lo digo con agradecimiento.

En nuestras infancias, la mía y las de mis hermanas, ella y José, el abuelo, fueron las figuras más estables, permanentes. Ella más que él incluso. Por diversos motivos, por más que nuestros padres vivieran, los presentes eran los abuelos. 

Por la fecha, quizá, me aparecieron en la memoria, otras personas, como puertos, como faros.
Invalorables. Indispensables.

10 de noviembre de 2012

A tientas

Horizontes en fugas, un presente fugaz sin memoria del pasado ni proyección de futuro, fragmentación casi esquizoide, superficialidad a ultranza, incapacidad para empatizar, ultra-individualismo, límites difusos o inexistentes, primacía de la subjetividad.

Algunas de las características de la posmodernidad -que ya está vieja- y que nos desafía a redefinir lo esencial, a despojarnos de los adornos, a buscar modos no novedosos sino nuevos. 

Preguntas que desestabilizan. Respuestas que se hacen desear. Pero asoman, lentas.

9 de noviembre de 2012

Mátenme, por favor

Cuando me pongo especialmente "nerd" y me obsesiono con algo, puedo dedicarme apasionadamente a alguna etimología, buscar los antecedentes de cierta novela, ver cómo se relacionan las ideas de género con la constitución de la familia, o...

La última fue antenoche, en esos minutos previos a dormir, donde la realidad ya es sueño. No sé por qué se me cruzaron las palabras futuro del subjuntivo por la ¿cabeza, mente, duermevela?. Intenté disimular la inquietud, porque en ese estado liminar, me daba cuenta que no encontraba cómo conjugaba ese tiempo en ese modo. No hubo manera y el calor tampoco ayudó.

Terminé levantándome a la 1,45 am para prender la compu y buscarlo.

Quien fuere tan geek será castigado con insomnio.
Mea culpa.

8 de noviembre de 2012

Silencio de radio

Desde que empecé a hablar -la leyenda cuenta que guardé silencio hasta los dos años, cuando de pronto comencé a hilar palabras sin media lengua- nunca tuve costumbre de callar/me.

Para bien o mal suelo expresar y articular lo que pienso. Añado a propósito articular porque suelo pensar en continuado, con secuencias, no con fotos fijas. Razonando, uniendo premisas y conclusiones, tratando de ver un panorama más amplio. Si bien soy calentón y pasional, no menos cierto es que soy racional.

Por eso intentaré -intentaré, digo- hacer el esfuerzo de callar.
Para no herir. Para que no nos hiramos.
Una vez, al menos.

7 de noviembre de 2012

Tsunami de calor

El calor anoche me impedía dormir. Demasiado. Mucho junto. 
Miré una película. Me acosté. Leí. Apagué la luz. Di vueltas. La prendí.
Terminé un libro. Comencé a releer otro. Me levanté.

Miré un poco de TV, mientras pasaba el antivirus a la netbook. Me acosté.
Leí un rato más. Apagué la luz de nuevo. Me levanté al baño.
Fui a la cocina a tomar agua. Mucha agua. Me acosté otra vez.
Mosquitos. Dudé de la existencia de Dios. 
No encontré pastillas termoevaporables y me tuve que bancar el aerosol.
Rearmé la cama, que de tantas vueltas era un amasijo de sábanas.

Se hicieron las 7,15.
Un largo día por adelante.

6 de noviembre de 2012

Somos más

Ya conté, alguna vez, de la "tribu" que formamos con algunos amigos y sus familias. Feriados, cumpleaños, alguna tarde, un rato, todos juntos o algunos no más, disfrutamos encontrarnos, charlar, comer, compartir unos mates, una salida, unas vacaciones.

La tribu crece y este sábado que pasó, bautizamos a los dos más pequeños, Mateo y Joaquín. Los gestos repetidos del agua, la palabra que resonaba desde la experiencia de otros creyentes, la luz, el aceite que suaviza. Las madres y los padres que los presentaban, las madrinas y los padrinos secundando. La familia y los amigos, los críos correteando. Todo complotando para reafirmarnos en los vínculos primarios, básicos, simples, elegidos. En una fe, en un camino, en un estilo. No el que desearíamos, capaz, pero el que podemos.

Los ritos viejos y nuevos, de otros, de muchos. Profanos y sagrados. Nuestros. Muy nuestros.

5 de noviembre de 2012

Mamá oculta

Acaban de contarme. Una chica, de 14 años, alumna de una amiga. En el cole le duele la panza. Termina pariendo asistida por la directora y una profesora. Luego llega la ambulancia.

Nadie -ni los padres, ni los hermanos, ni los profesores, ni la mejor amiga- supo del embarazo. No es el primer caso que conozco. Digo conozco, porque no son cosas que escuché, no más. No son sectores marginales, tampoco, como dictaría nuestro prejuicio.

¿Qué cosa -miedo, susto, soledad, rechazo- la lleva a ocultarlo?
¿Qué cosa -negación, ceguera, rechazo- lleva a los demás a no notarlo?
¿No hubo un abrazo a esa hija en ese tiempo? ¿No hubo una amiga un poco más cercana, profunda?

No me asombra. Me duele un poco, no más.

4 de noviembre de 2012

Escuchá, te digo

Cuando alguno quiere ser bueno a ultranza, para ganar un cierto cielo, para satisfacer alguna deidad, para alimentar su narcisismo, los demás pasan a ser instrumentos, no más, de su búsqueda. Medios que le permiten sumar puntos en algún sistema de recompensas kármicas.

Entonces la necesidad (o no necesidad) del otro, de la otra, es avasallada por lo que yo creo que necesita. Ejemplo burdo: cruzo de vereda al ciego que, en realidad, esperaba encontrarse con alguien en la esquina donde estaba. No me importa más que ser bueno, aunque moleste, perjudique, ignore al prójimo.

No es tan inusual esta gente.

3 de noviembre de 2012

Sístole y diástole

Para abrazar algo, hay que soltar algo. La tendencia a acumular hace que no queramos soltar nada, renunciar a nada, dejar nada. Así no podemos estar libres, dispuestos para lo que está viniendo.

Para abrazar el heliocentrismo, hubo que renunciar a creer que la Tierra era el centro del universo. Para tener flores hay que soltar las semillas. Para nacer, es necesario dejar el útero y su seguridad. Para gozar de la pileta y nadar, hay que bancarse el chapuzón fresco.

No sé, me parece que cuesta soltar, morir... Por eso cuesta recibir.

2 de noviembre de 2012

Serendipia

Me encanta cuando, por buscar una cosa, aparece otra. Buscar, por ejemplo, una remera (polo, playera, camiseta, franela, t-shirt) y encontrar una carta. O buscar un negocio y terminar sentado en una plaza, tomando un helado. O empezar leyendo un artículo que me dispara alguna pregunta y derivar en un libro. O.

Me encanta, digo, y me preocupa un poco. Porque como me sucede a menudo no sé si está tan bueno: capaz que es mera distracción y simple dispersión, incapacidad de concentración o algo así. Quién sabe.

1 de noviembre de 2012

Circularidades

Hace poco más de un mes fui con mi sobrina de 9 al Museo Eva Perón -elegido por ella como salida de cumpleaños-. Como mi madre en ese momento no andaba en Bs. As. y tenía ganas de ir, ayer repetí la salida, esta vez con ella, que no tiene 9 sino 65 más. Las miradas de ambas pararon casi exactamente en las mismas cosas. Una las descubría; la otra las recordaba. Para Loli era historia pasada; para mamá, parte de lo que había vivido.

Cuando fuimos con la pequeña, me había olvidado la cámara. Ahora la llevé. En un momento me sentí como los papás que le sacan foto a cada cosa que hacen los nenes. Capturando reflejos, destellos de felicidad.

Pero era con la vieja; el nene era yo esta vez.

31 de octubre de 2012

Compás de espera

"La distancia entre el deseo y la realidad es, en sí, una zona marginal, al menos en sentido amplio. Sólo se es consciente de esa zona liminal si se ha podido explorar ambas márgenes, en mayor o menor medida."

Eso decía Mariana en un lindo intercambio a raíz de la entrada de ayer (Cats and dogs). Nunca se puede controlar lo que las palabras propias despiertan en el otro, en la otra. Pero a veces encuentro ecos que suenan en el mismo lugar donde nacieron; que vibran en una cuerda similar.

Me hago eco, ahora, de la posibilidad de reconocer los márgenes, de explorar ambos lados. Se me presenta la imagen del compás: con un extremo firme, seguro, podemos estirar los garabatos, los círculos. Ser elásticos, flexibles. Animarnos a mirar lo que sentimos ajeno, lejano u oscuro y, que en verdad, es parte de lo que somos, la sombra que proyectamos, que acompaña.

Negar que podemos ser monstruos es alimentar la bestia. Tentar al diablo, decían las abuelas.

30 de octubre de 2012

Cats and dogs

Una tormenta de esas que azotan Buenos Aires. 5,10 am me desvelé. Entraba agua por goteras inéditas y renovadas. El living estaba lleno de agua. A regañadientes puse algunas toallas como para ir absorbiendo y evitar mayores desbordes. Prendo la TV, y veo imágenes medio dantescas de un lluvia épica. Ni la tierra puede absorber ni los desagües dan abasto.

Me malhumora el madrugón, la humedad en la casa, las goteras. Pensar en salir me da un tedio atroz.
Con un café intento despejarme y alentarme. De pronto, como un rayo, me golpean la conciencia los que viven en la calle; los que tienen casillas de cartón y chapas, los que inevitablemente están en la tormenta yendo a trabajar mientras tomo mi café.

Me caigo de traste en mi burguesía.

29 de octubre de 2012

Pequeños goces

Unos mates debajo del álamo del fondo. El olorcito a pan tostado. Dibujar con un niño. Mirar a través de un caleidoscopio. Alguna música. Los libros y las palabras. Un abrazo. El café. Jugar a actuar. Una foto que salió bien. La brisa siempre. A veces el viento. Cocinar para amigos. Comer con ellos. Viajar. Volver. La ducha de la mañana. Un vaso de cerveza helada. Amasar y que la levadura actúe. Descubrir un sabor nuevo. La ironía superadora. Una peli. Llamarla a Loli cuando hay luna llena. Que llame ella antes. Ver a mi madre con sus nietos o bisnietas. Las mañanas de primavera y el sol del otoño. Charlar y encontrarse. Mirar gente en el tren. Una siesta. Los jazmines y azahares. Descubrir algo que nos confirma.

Mil cosas más.

28 de octubre de 2012

Excusas caducas

Pudiendo haber sido cualquier otra cosa, devenimos esto que somos hoy y ahora. La genética, la crianza, los entretejidos sociales, las opciones, la educación, los traumas, los inconscientes colectivos, los deseos de mamá, las proyecciones de papá, la alquimia del agua, las inquietudes personales, las quietudes ajenas, la religión, la superstición, la fe que recibí, la fe que conservé, las decepciones que causé, las que me causaron, las expectativas desmedidas, las sorpresivas demandas.

Todos eso, claro. No hay excusa. A hacerse cargo.

27 de octubre de 2012

Dis-lalia

Estos últimos días estuve escuchando a varios chicos de entre 8 y 13 años. En muchos me sorprendió la poca capacidad de comunicar/se. Es decir: la falta de palabras para decir y decirse. Algunas honrosas excepciones, claro. Pero la mayoría apenas algún monosílabo, palabras aisladas. Sin graduación, sin gradualidad. 

Sé, claro, que el lenguaje y el pensamiento se van desarrollando, que la abstracción se adquiere a eso de los 12 o 13 años, que no es lo mismo un nene de 6 que uno de 9 -Piaget me sonríe desde algún rincón-. 

Igualmente me dejó como un gustito raro. ¿Cómo serán estos chicos de adultos? ¿Podrán encontrar las palabras para subir y bajar la montaña rusa que es lo humano? ¿Se dirán? ¿Cómo? 
Me da algo como pena. 

26 de octubre de 2012

Sana envidia

Releo -para variar- un libro que me gustó. Suelo hacerlo para poner más atención en algunas pistas que el autor dio, que se me hayan pasado por alto; o para tener una perspectiva diferente.

Vuelvo a encontrar algunas frases maravillosamente logradas. Descripciones de algún estado anímico; una narración acertadísima; una imagen acabada. A veces me encuentro con cosas subrayadas por mí mismo. Costumbre que ya no me importa si es o no buena. Párrafos que en su momento me dijeron, quizá menos ahora; otros que leo con nueva luz.

Vuelvo a sentir la envidia ante el creador/la creadora de ese mundo, de ese relato, de esa historia.
Vuelvo a sentir que me encantaría lograrlo.
Dones, que le dicen.

25 de octubre de 2012

Mentiras (im)piadosas.

"Lo último que se pierde es la esperanza", miente el refrán. Miente, porque lo primero que se pierde, claramente, es la esperanza.

No hablo de las esperancitas menores, bobas: ojalá que gane mi cuadro, ojalá que mañana haya sol. Hablo de las esperanzas que significan, que dinamizan, que sostienen. La esperanza que se muere con cada muerte, fracaso, frustración, decepción. La esperanza que hace duelo, que duele. Esa que, al morir, cercena el horizonte.

Esa es la primera que se pierde.
Ahora, que se empecine en resucitar renovada, es otra cosa.

24 de octubre de 2012

Mil


Mil.

Esa es la cantidad de entradas que ha alcanzado este ¿blog? que no tiene más coherencia que la de haber sido, estar siendo, escrito por mí.

De lo cotidiano a lo que me cuestiona; lo que cuestiono de lo cotidiano. De lo serio a lo irónico. De lo esperanzado a lo desangelado. De la muerte al nacimiento. De la fe al descreimiento. De lo familiar a lo ajeno. Del asombro al repudio. De la incorrección política al reaccionario. Del centro a los bordes. De la bronca al abrazo. De la alegría al desprecio. De la indiferencia al compromiso.  Del arte al ridículo. De la poesía al grito.

Algunos de los paisajes recorridos. Esos y los del medio, claro
Con momentos de diálogo e intercambio. O de silencio. O de mejor callar.
Con afirmaciones que contradicen a otras, como cualquiera.
Ni más puro, ni más perfecto. Tan coherente como puedo. Tan consecuente como me sale.
Pero siendo lo más yo posible.
Un desafío no menor.

23 de octubre de 2012

Madre regalada

El domingo celebrábamos el día de la madre. Como buenos hijos fuimos a almorzar con mamá que nos agasajó con unos fideos caserísimos. Pocas veces le han salido tan ricos.

De regalo había pedido una cartera negra, grande y moderna. Por suerte acerté y le gustó. Cuidé que fuese lo suficientemente moderna para sus 74 años y lo suficientemente grande como para que no sucumba bajo su peso si la carga demasiado. El color fue más sencillo.

La cartera se hizo parábola. A su edad, a su modo, mamá se ha actualizado, se hizo más espaciosa, más acogedora, más amplia. 

22 de octubre de 2012

Contaminación

A veces cuando termino de lavar la ropa, me doy cuenta que había metido algo que destiñó y manchó el resto de las cosas. La última vez fue una media azul, mínima, olvidada en el lavarropas. Remeras, calzones, camisas quedaron entre celestes y verdosas, más una con un batik bastante logrado.

Me llevó a pensar: ¿cuántas cosas pequeñas y olvidadas en algún rincón contaminan/arruinan/manchan nuestras experiencias, opciones, decisiones? Sin que nos demos cuenta, incluso.

Y a la vez, por suerte, cuántas otras, contagian para bien, perfuman, animan. Aunque no lo notemos.

21 de octubre de 2012

¿Me repite la pregunta?

Cuando hacemos una pregunta, ¿cuántas veces nos importa la respuesta? 
Digo: me sucede, demasiado a menudo, que cuando me preguntan algo y no doy la respuesta que el otro espera, queda en evidencia que la pregunta no era tal. 

¿Qué era? Capaz una orden disfrazada; o un pedido camuflado; o una afirmación escondida.

Casi seguro que yo hago lo mismo.

Hagamos un honesto silencio antes de hablar.

20 de octubre de 2012

Terrores nocturnos

  1. Me encuentro en una situación angustiante, violenta.
  2. Intento entender qué está sucediendo.
  3. En una semiconciencia, me digo que es un sueño.
  4. Me calma saberlo.
  5. Me adormezco.
  6. Vuelvo al comienzo.
Los pasos se repiten infinitas veces. Tantas y tan infinitas como caben en una noche.
A vivir.

19 de octubre de 2012

Días de Cine VI

Chechu volvió a prestarme una película, Las nieves del Kilimanjaro, francesa, del 2011. Michel y Marie-Claire, los protagonistas. Trabajadores, de izquierda. Ella limpia casas, él, sindicalista, acaba de quedar desempleado. Son felices. Sus hijos y amigos les regalan un viaje a África, para que conozcan el Kilimanjaro y sus nieves (http://www.youtube.com/watch?v=Mf1vBzl6ei4), nombrados en su canción.

Lo cotidiano, la familia, los valores de los mayores idealistas y los jóvenes más pragmáticos, un conflicto que los confronta, la conciencia fiel a sí misma. El amor, más fiel aún. Suma, y mucho, la fotografía, la calidez de las interpretaciones, la calidad de las miradas.

¿Por qué me gustó? Creo que por estar a caballo entre las generaciones, por entender y comulgar con ambos, por tanto humano en común.
Qué lindo encontrar historias pequeñas y gigantescas como esta.

18 de octubre de 2012

Éxodos II

Me vino a la memoria una persona que solía acompañar en algunas cuestiones. Una historia complicada de la que había salido más o menos airosamente. Esas infancias feas, duras, seguida por adolescencia no mucho mejor. Depresiones, intentos de suicidios pasados, alguna internación.

Cada vez que estaba bien, que se le abría alguna oportunidad de desarrollo, de crecimiento, de pareja, de lo que fuere, volvía atrás: necesitaba reafirmarse en su lugar de seguridad. Siendo la enferma, la loca, la pobrecita podía mantenerse a salvo.

Caso extremo, claro. Pero ilustra la idea. Preferimos la seguridad de las esclavitudes al riesgo de las libertades.

17 de octubre de 2012

Éxodos

Cuando el pueblo judío escapa de la esclavitud en Egipto, en una gesta agrandada por las leyendas, exagerada como todo relato de los orígenes, simultáneamente comienzan la libertad y las quejas:
¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto!, éramos esclavos pero al menos nos llenábamos la panza... (tradición recogida en el libro del Éxodo, capítulo 16).

No tomo la anécdota desde el lado religioso, para nada. Sino que constato en muchas personas, en muchos planos, de muchas maneras, cómo la esclavitud suele preferirse porque da seguridad: la relación disfuncional y/o violenta; la religiosidad opresiva, el vínculo que nos aliena.

Más vale malo conocido, dice el refrán.
Qué pena, che,

16 de octubre de 2012

Autobombo

Ayer estuve en una charla que daba una autoridad en temas en los que toco de oído. No, pará: de oído no tanto, pero menos académicamente.

Escuchándolo, con respeto y admiración, me alegró mucho comprobar que no sonaba tan distinto a lo que pienso/pensamos con otros, lo que decimos, lo que creemos, lo que deseamos.

Vienen tan bien estas confirmaciones.
Acarician y empujan.

15 de octubre de 2012

Mesas

El sábado un amigo festejaba su cumpleaños. Nos invitaron, él y su novio, a compartir algo en su casa. Fue momento de reencontrarme con personas que hace rato no veía. Gracias a que estaban los sobrinos del cumpleañero, el promedio de edad descendía de los cuarentipico a los veintialgo. Pobre consuelo, claro.

Fue momento de ver cómo hemos madurado, crecido. Algunos mostraban fotos de sus niños -sí, eso que nos parecía decadente-; otra contaba de los encuentros de catequesis que está haciendo con uno de sus hijos; otros recordábamos cuestiones de décadas ¡horror! atrás.

Si años atrás nos hubiesen dicho que una pareja de varones nos iba a congregar y que no íbamos a tener problemas, no lo hubiéramos creído. Tan fundamentalistas y puros éramos.

Qué bueno darnos cuenta. Lo celebro.

14 de octubre de 2012

De a pasos II

"Y ser lo suficientemente humildes para avanzar con ese poco de luz que tenemos."

Comentando esto con un alguien le parecía poco absoluta la propuesta. La racionalidad le pedía más: más seguridades, más certezas, más claridad.

Justamente: es necesario dejar la racionalidad de a ratos. O ser racionales de una manera diferente, con otra lógica. Si no, no se puede.

13 de octubre de 2012

De cuando en vez

Unas semanas atrás, un viernes, tarde a la noche me llamaron preguntándome si podía dar una charla el domingo por la noche. El tema me interesaba, sabía que tenía resto, no me suponía un esfuerzo desmedido, dije que sí. En un poco más de media hora preparé un esquema de lo que iba a hacer. Lo fui puliendo de a ratos las 48 horas siguientes.

Llegado el momento de compartirlo donde me habían pedido, superado a medias el nerviosismo renovado de hablar en público, pudimos interactuar, compartir, cuestionar, pensar, sospechar, reconocer junto a los que formaban la audiencia. Una hora y media que pasó rapidísimo. Como corresponde cuando algo nos apasiona.

Volviendo a casa me acompañó la sensación de plenitud, tan extraña.
Una pena que -nos- sea tan extraña.

12 de octubre de 2012

De a pasos

Cuando intento, intentamos responder alguna pregunta más o menos vital (desde la existencia de D/dios/a/es/as, el sentido de la vida, cómo entender el sufrimiento, la posibilidad del amor absoluto) tenemos que bancarnos las respuestas parciales y contradictorias. Digo: podemos encontrar algunas respuestas que orienten, conformen, iluminen  cierta parte de la pregunta.

Y ser lo suficientemente humildes para avanzar con ese poco de luz que tenemos.

11 de octubre de 2012

Muerte exitosa

Estaba esperando en un negocio que terminaran de sacarme unas fotocopias y tomé el diario, La Nación, para más datos, como para pasar el tiempo. Dí con los obituarios. Un par de fulanos finados copaban más de una página de avisos fúnebres. Un éxito estas muertes.

No sé quiénes eran, no los conocí. Entiendo la cuestión social, abundante entre los lectores de ese diario. Pero no deja de darme algo impreciso la necesidad de publicitar las condolencias. De hacer público un duelo que probablemente no sea tal. 

Algo como... no sé bien cómo qué. 

10 de octubre de 2012

Nieta 107

Ayer se anunció recuperación de la nieta nº107 -http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-205220-2012-10-09.html-. Suma a la noticia que su madre, detenida/secuestrada ilegalmente, recuperó la libertad luego de darla a luz. Se reencuentra ahora, 35 años después, con su hija.

Cada vez que reaparece un nieto, un hijo, un hermano de los nacidos y apropiados durante la dictadura, me alegra mucho. No sé por qué, porque no tengo nadie cercano que haya atravesado algo así.

Pienso, en parte, que me alegra por la identidad recuperada luego de tanta mentira, de una identidad verdadera después de una falsa. Identidad que tiene que ver, para mí, no con la negación de la historia más o menos feliz o nefasta con los apropiadores -algunos incluso, sin demasiado conocimiento...-, sino con la afirmación de un origen.
Que tiene que ver con el derecho de los que buscaban y encontraron a la verdad, al abrazo tanto tiempo negado. Que tiene que ver con una herida que cicatriza un poco más.

Por esto, creo me alegro. Y por tanto más.

9 de octubre de 2012

Imposibles reales

Cuando hay cosas que me parecen evidentes me cuesta mucho entender que no lo sean para otros. Convengamos que, si bien hay campos más opinables y subjetivos, otras cosas son como más "claras".

Por decir: si te pido que cuentes cuántas veces aparece la letra j en la palabra desilusión, no hay manera que la respuesta sea otra que 'ninguna vez'.

O si necesito que te fijes si hay sol, la respuesta no puede ser, creo, 'cuatro y veinte'.

Pero no es tan seguro.

8 de octubre de 2012

Facetados

Caras, miles de caras. Rostros, semblantes, faces. Maneras de reconocer/nos, identificarnos, individualizarnos.

Si sumamos que además de las caras físicas tenemos facetas más o menos ocultas, más o menos conocidas.
Si agregamos aquellas que a pesar de propias nos son desconocidas.
Si añadimos las caretas o máscaras que usamos o nos usan.
Si reunimos las que quisiéramos tener y ser.
Si incorporamos lo que creemos ver en nosotros y en otros.

Nos invaden. 
Sin contar los espejos, obviamente.

7 de octubre de 2012

Locos necesarios

Los locos me atraen y me dan miedo al mismo tiempo. La creación de un mundo paralelo, la realidad alterada en el sentido latino del alter/otro, la lógica con que se rige esa realidad otra.

Por algo algunas culturas los creían habitados por otros espíritus, mensajeros de algo que los normales no percibían.

Por eso llamamos locos a los que hacen/sueñan/buscan algo mejor, diferente. Los que van más allá de lo habitual en el arte, en la solidaridad, en la entrega, en el servicio, en la confianza.

Locos lindos.

6 de octubre de 2012

Santito

Tuve que ir a Caballito, barrio porteño. Después de una peripecia en varios colectivos para ir, a la vuelta decidí parar y pasar por el santuario de San Cayetano, en Liniers. En Argentina, a este santo se le tiene mucha devoción y se le pide por el trabajo y el pan. No soy devoto ni piadoso, pero ya que ando cerca...
El santuario de Liniers está en una zona ruidosa, popular, transitada, sucia, que violenta los sentidos.

Hace calor: por las caras y las tonadas, en la calle se adivinan muchos inmigrantes que se apuran para tomar alguno de los cientos de colectivos que pasan por la zona. Olores. A comida, a fritura, a pis, a basura. Bocinazos y músicas a todo volumen. Colores en un negocio de ropa para cultos africanistas. Pegoteo de 27 grados. Gente pidiendo. Tirada.

En el templo suena música gregoriana, creo. Hay silencio. Está más fresco. Unas cuarenta personas descansan, rezan, caminan, tocan las imágenes; se detienen frente al "dueño de casa", Cayetano. Miro al santo, miro a la gente, rezo un poco por los muchos míos, por estos que veo. Algo sagrado se percibe en el ambiente. Salgo.

Un remanso.

5 de octubre de 2012

Con gloria morir

Cuando aprendí que antes de ser un país libre y soberano, habíamos sido colonia de España, en mi fantasía de niño creía que los españoles nos odiaban. El razonamiento, simple: éramos de ellos; nos rebelamos, no nos quieren más. Un análisis,claro, más de relación padres-hijos que de política internacional. Pero era lo que me salía.

Cuando más adelante me enseñaron que en realidad, entre 1810 y 1816 hubo idas y vueltas, empecé a entender que la cosa era más compleja. El virreinato del Río de la Plata aún no era la Argentina, pero casi.

Después las cosas se fueron haciendo más complejas: no todos pensaban lo mismo sobre el modo de ser un nuevo país: unitarios, federales, civilización, barbarie, ilustrados, ignorantes, cabecitas, gringos... Algo se fue armando.

De la simplicidad inicial al complejo devenir, creció también mi mirada, mi entendimiento, yo mismo.
¿Será que hay que quienes eligen no crecer?




4 de octubre de 2012

Blame it on lo que sea

La feria de la humanidad que se da cita en el tren es fascinante. Aunque no lo utilizo demasiado a menudo, cuando lo hago es casi imposible que me concentre y pueda leer algo. Me distraigo mirando y escuchando a las personas, lo que conversan, lo que leen, lo que hacen.

Ayer me tocó un hombre que pedía, alrededor de 30 años, tan difíciles de calcular... Morrudo, bajo, morocho, caminaba con alguna dificultad forzada. Lo bueno era el tono moral de su discurso: "Como no he hecho caso a mis padres de chico, ahora estoy forzado a mendigar, no tengo pensión ni nada". 

La duda que se me instaló en en qué no les había hecho caso. Y que si fuese por eso, en el mundo no seríamos más que mendigos.

3 de octubre de 2012

Conciencia precoz II

Cuando narro algunos recuerdos de la niñez hay quien cree que invento. Que son recuerdos de algo que me contaron. Que difícilmente pueda haber tenido conciencia refleja. Que...

He comprobado que mi familia no recuerda algunas cosas hasta que pregunto por ella: algún paisaje, la nieve, alguna melodía: ¡Pero si aún no tenías ni tres años!. Pero me acuerdo de mi tía Coca, cantando unos versos repetidos que, cuando terminaban, era señal que nos íbamos a meter la cabeza bajo el agua.

O una mañana que mientras desayunaba -debían ser vacaciones o un fin de semana-, tocó el timbre una chica, pidiendo algo para comer. Abuela, contrariamente a lo habitual, no le dio nada, quien sabe por qué.
Ese mañana no pude terminar el café con leche.

¿En qué recodo me perdí?

2 de octubre de 2012

Conciencia precoz

Mi padre me llevó al circo por primera vez cuando yo tenía cuatro años. Hacía frío. Circo de carpa, de los de antes.

Entre los enanos, los payasos y algún trapecista, había alguien disfrazado de Pantera Rosa. Disfraz sucio, descuidado.

Yo sabía que era alguien. Que estaba disfrazado. Y sabía que tenía frío.

La imagen de esa Pantera Rosa -que reconocía falsa, apócrifa- me acompañó varios días. Me daba lástima, pena. Pensaba, como se puede pensar a los cuatro años y pico, que la pobre persona que estaba adentro tendría hambre; no sé por qué, pero pensar en eso me hacía sufrir por el o la que estaba adentro del disfraz.

Ahora a la distancia puedo ponerle palabras: sentía que era poco digno que alguien tuviese que tener frío o hambre para que otros la pasaran bien.

1 de octubre de 2012

Adicciones

Había llevado a espiralar -¿se dirá así?- unas fotocopias y tenía que hacer tiempo. Poco, unos 15 minutos.

Al lado del negocio donde estaba, había otro de... libros usados. Un espacio mínimo, con más libros que la Biblioteca Nacional. Bueno, si no queda otra, me dije. Y fui a hacer tiempo. Mientras estaba mirando, recordé que quiero conseguir un libro y no lo encuentro por ningún lado.
-Disculpe, le digo al señor que atiende, ¿tiene tal libro?

Busca en el archivo de la computadora.
-No, no lo tengo. Pero fijate acá a dos cuadras, que hay otra librería de usados.

Doy las gracias; salgo. Busco la otra librería. Pregunto por el libro. No lo tienen. Miro un poco.
Termino con una buena edición de Misteriosa Buenos Aires que estaba tan barata que no pude resistir. Y La Ilíada y La Odisea, en una edición vieja, de Espasa Calpe. Que leeré por "cultura general", ponele.

Menos mal que no se me dio por las drogas. Estaría en la quiebra.

30 de septiembre de 2012

Gente de fierro

Una amiga me cuenta que su hijo de 14 años se escapó de madrugada, para graffitear. La policía lo trajo 4,30 am. Los reproches, los gritos, el llanto. No hay modo de conectarlo con algo sano, vital.

Ella hace una década dejó al padre de sus hijos, una nena de poco más de un año y este varón. El padre, adicto, violento. Huyó por su vida y la de sus hijos, buscando salud total.

Ella no deja de buscar el modo de vivir mejor: construyó su casita, trabaja, busca lo que le hace bien.
De a ratos no puede más. Con razón y motivos.
La admiro por muchas cosas.
Sobreviviente.

29 de septiembre de 2012

Así no va

No, la verdad que no va. 
Si pretendiéramos ser puros en nuestras intenciones, jamás actuaríamos.
Si pedimos imparcialidad absoluta, jamás podremos opinar.
Si exigimos perfección, nos perdemos lo perfectible.
Si sólo aceptamos como válido lo que ya creemos, no hay manera de avanzar.

No va, dije.

28 de septiembre de 2012

Defectuosos

De chico me enseñaron a no reírme de los defectos ajenos. Es decir: era claro que no estaba bueno burlarse del tartamudo, del que tenía anteojos gruesísimos, de un vecino que era rengo. Eran defectos físicos y bastante evidentes, como el de un amigo de unos primos que tenía parte de la cara quemada, algo muy feo.
De él no me hubiera burlado porque me daba pena y curiosidad: quería y temía tocar esa piel arrugada y deforme. Estábamos lejos de hablar de integración, inclusión, igualdad de oportunidades y derechos. Era más en la línea de pobres, ya bastante desgracia tienen con su defecto. Los que tenían algún retraso mental, madurativo, sindrome de Down, o afines, casi ni estaban visibilizados. A mí me daban miedo.

Hoy día los defectos ajenos pasan por otro lado. No son físicos, no son genéticos, no son madurativos.
Algunos me provocan risa. Otros miedo. Pero ya no me importa hacer como que no existen.

27 de septiembre de 2012

Sobre gustos II

No es cuestión de esnobismo, pero creo que hay algo incorrecto cuando se desprecian o enaltecen arbitrariamente algunas manifestaciones culturales, por llamarlas de algún modo.

La señora que tiene abono en el Colón para la temporada de óperas, probablemente, no tenga en su casa un cd de Daddy Yankee. Y está bueno que así sea. Pero si pretende que en el carnaval carioca del casamiento de su hija suene Puccini, hay algo que no encaja.

Y al revés también. Y tampoco.