Gente que se dio una vuelta


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15 de febrero de 2012

Ciegos que ven

Volviendo en subte para luego tomar el tren, la estación era un caos de gente y de ruido. Además, el calor hacía que todo me molestara más. En ese caos, un ciego. Les tengo cierto miedo sin fundamento a los ciegos -capaz El informe sobre ciegos, de Sábato, y Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, influyeran-.

Me dio pena pensarme en esa situación y le pregunté si quería que lo acompañara. Aceptó: iba para el mismo  tren que yo. Lo fui a tomar, pero me tomó él:
-Me guío por tus movimientos.
-Ok, vamos. Ahí está la mecánica, cuidado.
-Ahora vamos para la derecha, me dice, que hay una entrada sin molinetes.

Un poco me impresionaba el calor de su mano agarrando mi brazo. Y escuchar su voz, que me hablaba un paso más atrás. Lo dejé en el tren y me escapé a otro vagón. No quería endosármelo.

Me llamó la atención cómo su ceguera lo anima a confiar en quien lo guía. Lo misma cegera que me causa miedo.

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