Gente que se dio una vuelta


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9 de abril de 2012

Fetiches

La culpa la tiene Martín, mi compadre. Él me presentó las agendas Moleskine (Tienda Moleskine). La vi y me enamoré: el diseño, la textura del papel, el elástico para cerrarlas... De ahí pasé a googlearlas: miraba las imágenes, averiguaba cuánto costaban en Argentina, me decía que no, encontraba ediciones limitadas conmemorativas de Star Wars o El principito...

La cuestión es que aprovechando que venían unos amigos que viven en USA las compré vía Amazon.com: con lo que compraba una en BsAs compré tres, incluso una de Star Wars para Tincho. Me las trajeron hace diez días, casi; pude darle a Martín la suya y se puso muy contento -nada como tener un co-adicto, dicen-.
La cosa es que no puedo abrirlas: están ahí, en la mesa del teléfono, con su celofán intacto, esperando que algo inaplazable merezca ser anotado ahí.

Temo abrirlas y que se vaya el hechizo.

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