Gente que se dio una vuelta


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30 de abril de 2012

Tanques

Terminé días atrás Crimen y castigo, de Dostoievski. No me había animado a leerla antes, sentía que era como escalar el Everest. Patu me la recomendó, me la prestó y ahí me puse a leer.

Primer obstáculo: los nombres, sobrenombres, apodos, y demás con que se nombra a cada personaje. Tardé en darme cuenta que lo que parecían 12 personajes era en realidad sólo uno llamado de varias maneras.
Segundo obstáculo: la abundancia de palabras: libro largo, traducido del ruso, en un estilo al que no estoy habituado.

Superado esto, es notable cómo el autor se mete en la psicología del protagonista, en sus decisiones morales, en descripciones de una sutileza notable en un mundo pre-freudiano. El dilema moral no del crimen en sí, es demasiado tentador: un crimen puede ser redimido por cien actos virtuosos. O cómo asesinar para probar (?) superioridad, quizás.

No creo haber comprendido todo, no creo haber captado sutilezas, de a ratos avanzaba sin prestar demasiada atención. Quería poder terminar. Pero sin dudas algo hay entre esas palabras abundantes, entre esos nombres extraños, que hacen de Crimen y Castigo un clásico.
Vale la pena este Everest.

1 comentario:

Anónimo dijo...

.. y me quede corta.. falta el Mont Blanc, el Aconcagua, el Fuji, el Etna y sobre todo "Duracel" con quien no cuentan con su energia de almacenar informacion en gran escala.
Te pregunto Roberto (porque te considero, ojito's!!) vos crees que UNA sola persona, una mujer en esta situacion se puede quedar con los brazos cruzados faz a TANTAS INFAMIAS (hay verdades y otras tantas mentiras) celos nene, rabias, rabias, frustraciones, competicion agogo! y para mayores no me decolore el cabello aun! pero esto viene de comenzar!!!