Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

21 de julio de 2012

Mátenme

Empecé el día tarde, porque apagué el despertador y me quedé dormido. Salté a los piques de la cama, me duché en veinte segundos y salí. Por supuesto, me olvidé el celular, perdí un colectivo, no sabía dónde tenía la billetera, no encontraba las llaves para cerrar...

A media mañana vuelvo. Como Esther, quien viene una vez por semana para ayudarme con la limpieza, está enferma, me pongo a limpiar la casa, porque a la noche vienen unos amigos; mientras tanto, meto al horno unos panes que había dejado levando. Encuentro el celular con unos mensajes perdidos, entre otros, me avisan que murió la hermana de Arturo. Luego del mediodía pasaré. Sigo con la casa. Atiendo un par de llamados, entre ellos uno avisando que a la noche nos juntamos en otro lugar. Ok, no importa, continúo limpiando. Me asombro cuánto me rinde la mañana, hasta que me doy cuenta: rinde porque tengo el reloj parado. Son las 12,20, no las 11,06. Corro a hacer las compras. Preparo la mitad de las cosas para la cena, dejo un caos que arreglaré al volver del velorio.

Voy al kiosco para comprar tarjeta telefónica internacional y llamar a Mariana a Inglaterra, para ver cómo anda la madre. No hay tarjeta. Voy al velorio pensando comprarla por San Isidro. Llegando de nuevo a casa, me doy cuenta que, obviamente, me olvidé. Abro, entro, acomodo las compras que habían quedado en el piso de la cocina. Termino de armar las tartas y las meto al horno. Abro el lavarropas para meter un par de cosas sin darme cuenta de que estaba lleno. Cae mucha agua jabonosa al piso que limpié a la mañana. Limpio de nuevo.

El aroma me avisa que ya estará cocinado lo del horno. Agarro la tartera con la mano, sin agarradera. Me quemo. Quiero llorar. Son recién las 16.00.
Pido gancho.

No hay comentarios: