Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

31 de marzo de 2013

ConMoción II

Nos anestesiamos para sobrevivir, probablemente. Para poder atravesar un poco menos dolientes. No niego que algo de anestesia viene bien. No podríamos con tanto, si acaso no pasáramos de largo algunas veces.

Pero ¿qué nos pone en movimiento? ¿Algo, alguien, nos saca del eje de nuestro ombligo? Digo: que haga de la conmoción, movimiento, acción, hecho. Hecho mínimo, gesto pequeño que rompa la modorra de la anestesia.

30 de marzo de 2013

ConMoción

Vueltas y vueltas en la cabeza de una idea reeditada de muchas maneras: nos conmovemos mucho, nos movemos poco.

Acostumbrados al espectáculo del dolor ajeno se nos hace fácil lagrimear. El otro como como show, como objeto de caridad, como paliativo de conciencia. Me descubro cenando y viendo, al mismísimo tiempo, el hambre televisada.

¿En qué momento nos anestesiamos tanto? ¿Cómo dejar que el otro, la otra, nos con-muevan? ¿Cómo sernos prójimos?

29 de marzo de 2013

Ando todavía

Hay quienes regresan al barrio que los vio crecer. Se reecuentran con algo como sus raíces. Recorren calles viendo lugares ocupados por lugares nuevos -palimpestos arquitectónicos, me suena la voz de Dr. Mariana-. Espacios que permanecen pero como soporte de la memoria del pasado y al mismo tiempo como lienzo de historias nuevas.

Como mis padres siguen viviendo donde me crié y los visito habitualmente no tengo esa nostalgia (de esa me salvé). Los paisajes en los que me busco suelen tener que ver con alguna canción que me expresó, algún texto subrayado hace años y que me asombra lo cercano o lejano que me encuentra.

Estos días volví a escuchar (primero en la memoria, luego en el mp3) Tocando fondo. No porque sienta que toco fondo, no ahora al menos, sino por una letra maravillosa y una música que acompaña. Acá la comparto: escuchen, disfruten, gocen.

Tocando Fondo.

Y unas perlitas:
 Me declaro imperfecto
pateando la sombrilla.
Prefiero ser abierto
a pasearme anunciando
que soy la maravilla.

28 de marzo de 2013

Terrores nocturnos II

"...me desasosiega saber que el monstruo vive. Transmutado, disimulado; pero vive".

 No son monstruos joligudenses, comentaba ayer Gerardo. Por eso es que dan miedo.

Viven y perviven en mí. En otros. En muchos. Cada quien, tiene alguno o varios.
Un par, al menos, reconozco en mí. Al reconocerlos los coarto un poco.
Lo suficiente como para que no se desboquen demasiado.

27 de marzo de 2013

Terrores nocturnos

Algunas personas miran películas de terror y las disfrutan. Yo no puedo. Es vergonzante. Por más que sé que es mentira no puedo.
Me dan miedo. Sufro, me asusto, sueño. 

La otra noche me enganché viendo Spielzeugland (Toyland, Tierra de juguetes). Un corto alemán. Segunda Guerra, dos niños, uno judío, otro no. El judío es deportado con su familia y su amiguito lo quiere acompañar a la tierra de los juguetes.

Las películas de la segunda gran guerra -no las bélicas, sino este las de judíos, resistencias, campos- me angustian. Es un terror más real. No lejano. Posible. Cierto. Intento comprender la maquinaria del odio y muerte. Se me escapa. Es un monstruo no tan ajeno.

No me da miedo. Peor: me desasosiega saber que el monstruo vive. Transmutado, disimulado; pero vive.

26 de marzo de 2013

No entienden nada

Un hecho deplorable: durante una fiesta, en una casa, le pegaron a un chico de 21 años por bailar y besarse con su novio (http://www.clarin.com/sociedad/Golpean-insultan-privada-San-Isidro_0_889111229.html#.UVB4z-tDEac.facebook). Invocando, claro, que "como el papa es argentino, no puede haber putos argentinos". Los agresores, también jóvenes. Jovencísimos.

¿Por dónde empezar? Por un lado, reafirmo cómo cada quien se apropia de los íconos para justificar su amor u odio. Entiendo, ponele, que podrías decirles a la pareja (del mismo sexo, en este caso) si están en tu casa: Che, me molesta que se besen. O: La verdad que a mis padres o a mis hijos no les gusta. Podés, claro. No fue el caso.

Me pregunto: que el papa sea argentino, entonces ¿habilita para ser violentos?. ¿Si hubiese sido camerunés y de raza negra habría que venerar a los negros? Sí, absurdo, lo sé. Pero estas cosas se me escapan, no las entiendo.

Después, como católicosapostólicosromanos nos escandalizamos del Islam.
Gente como esta no está tan lejos.

25 de marzo de 2013

Como niños

El sábado tenía la tarde libre de las tareas habituales. Aproveché y fui a visitar a mi sobrina y sus hijas. Se separó hace poco de su pareja. Una situación bastante compleja y dura. Ahora está viviendo provisoriamente -¿cuánto?- en casa de sus padres. Compré unas galletitas, una leche chocolatada y allá fui a tomar la leche como cuando éramos chicos.

Las niñas tienen año y medio una, seis la otra. No dejo de sentir que me son un poco extrañas. No nos vemos tan seguido. La mayor, claro, me registra un poco más. Con la pequeña, recién esa tarde pudimos interactuar un poco sin que llorase a los gritos.

¿Qué hicimos? Comimos galletitas, dibujamos (Celeste me levanta el ánimo porque le parece que dibujo muy lindo; yo dibujaba lo que ella pedía y luego pintaba). También hicimos una ronda y cantamos un poco. Con la madre, orgullosa, repasamos el cuaderno de Cele, que empezó primer grado.

No hicimos nada. Nada más que tejer lindas memorias.

24 de marzo de 2013

Ustedes, ellos, nosotros

Debe ser el tiempo y la edad que me ponen más selectivo y exigente. Seguro. Me hago responsable, culpable, lo que corresponda.

Entiendo que las personas somos falibles, limitadas, grises, tibios. Que somos claroscuros. Es más: lo entiendo y lo experimento en mí mismo casi a diario. O no casi.

Debe ser por eso que me resulta muy arduo tolerar o aceptar a los impecables. O a los que se dicen impecables porque saben que es más perfecto decir que lo son, pero que a la hora de la verdad, se sienten conformes, seguros y cuidados en su impecable impecabilidad.

Pero, como ya dije, debe ser la edad.

23 de marzo de 2013

¿Yo señor? No, señor

De pronto somos todos inocentes, que es lo mismo que ser todos culpables, pero molesta menos.

Porque nadie es responsable, o nadie tuvo mala intención, o nadie quiso decir lo que dijo, o nadie sabe cómo pasó lo que pasó, o nadie...
Como en Fuenteovejuna a la inversa.

Al mismo tiempo, todos somos potenciales sospechosos o culpables de decir o hacer lo que de ninguna manera pudimos haber siquiera pensado.
Como una de Agatha Christie después del asesinato.

Nos vamos a morir de tanta culpabilidad inocente. O al revés.

22 de marzo de 2013

Rutinario

Dar vueltas en la cama.
Enroscarse en las sábanas.
Destaparse.
Tener frío.
Despertarse.
Mirar la hora.
Volver a dormir.
Soñar y dudar del sueño.
"Mediodespertar" y dudar de la vigilia.
Retornar al sueño.
Un mosquito en el oído.
Alarma.
Tantear buscando.
Tirar el despertador al suelo.
La pila se desparrama.

Un día más comienza.

21 de marzo de 2013

Analogías

Cuando muere Eva Perón, jovencísima, una de las maneras del justicialismo para perpetuar su memoria fue embalsamar su cuerpo.

Con la revolución que derroca a Perón, comienza el derrotero del cadáver. Militares, sindicalistas, obreros, el viudo, el partido justicialista, todos desean apropiarse del cadáver para desaparecerlo, ocultarlo, erigirlo, desterrarlo, venerarlo.
Cada quien, a su manera, ve en este cuerpo/ícono la justificación de su desprecio, idealización, duelo, odio, amor. Cada quien con igual fuerza, con motivaciones espejadas, simétricas.

La historia se repite: la elección de Jorge Bergoglio como papa, más allá de lo que él haga o diga, da para todo. Desde varios lugares intentan apropiarse de este cuerpo/ícono -viviente, en este caso-.
Cada quien ve canonizado su desprecio, su odio, su argentinidad, su mirada sobre lo que la iglesia católica es o debería ser, su prejuicio, su juicio. O sea.

Gracias, paso.

20 de marzo de 2013

El juego de las diferencias

Un poco respondiendo a una pregunta que me hicieron ayer, me quedé con ganas de clarificar, no como apología sino para distinguir, al menos, como distingo yo.

Ingenuo es el que sale sin paraguas en medio de la lluvia esperando no mojarse.
Confiado es el que otea el cielo antes de salir y si llueve, lleva paraguas si es que no quiere mojarse.

Ingenuo es el que le encarga a un alcohólico el cuidado de una barra de tragos esperando que no beba.
Confiado es el que le encarga, en cambio, que se ocupe de los sandwichs.

Ingenuo es el que cree porque desea algo, ese algo sucede mágicamente.
Confiado es el que riega cada día y mantiene vivo el deseo.

Ingenuo es el que cree que por mirar a Messi aprende a jugar al fútbol.
Confiado es el que mirando, se propone hacer deportes.

Ingenuo es el que busca donde hay luz lo que perdió en la oscuridad.
Confiado es el que espera el amanecer o busca una lámpara.

Parecidos, pero no.

19 de marzo de 2013

¡Pido!

Un día de esos que traen de todo.
Un día de esos para agradecer por gente de oro.
Un día de esos para lamentarse por gente mezquina.
Un día de esos que parecen un tobogán mezclado con calesita.
Un día de  ir y volver.

Un día donde la vida y la muerte se hermanan y nos hermanan.

18 de marzo de 2013

Tanteos

Vuelta a un monotema obsesivo: la confusión nefasta entre la ilusión y la esperanza. 

Vez pasada contaba que Santiago había tenido un ACV y estaba con pronóstico reservado. Al mediodía del domingo fue declarada su muerte cerebral y ahora esperamos -espera espantosa- que se detenga el corazón.

Sole, una de sus hijas, decía el jueves lo difícil que se hace no saber qué hay que esperar. ¿Cómo prepararse sin saber para qué hay que prepararse? ¿Podemos prepararnos para todo? Ilusos, creemos que sí, porque nos disponemos para lo mejor: pensamos "en positivo", nos dicen y decimos "todo va a estar bien"; acudimos a mil cábalas y oraciones a cuanto santo se nos cruza... Y se pincha el globo.

¿Será que eso nos pone en el umbral de la esperanza?

17 de marzo de 2013

Recoleta

Lucía me dio la excusa, comentando unas fotos que saqué en el cementerio de la Recoleta. Fotos a bóvedas abandonadas, descuidadas. Vidrios rotos, puertas oxidadas, ataúdes volcados. No me impresiona la muerte o los espacios estos, para nada: los leo, los miro como narradores de historias.

Al oír, entonces, estas voces mudas, pensaba (y miraba). Estos monumentos a la muerte, a los muertos propios, maneras de rendirles honor, de perpetuarlos, han nacido en otro tiempo. Otro tiempo, otra cosmovisión, otra cosa. Este abandono de los lugares me habla de generaciones posteriores que ya no queremos mirar la muerte porque nos aterra.

Me habla del tiempo escaso. Me cuenta que el bisabuelo tuvo fortunas que los nietos dilapidaron. Me habla de la muerte como espacio turístico, no como memoria. Me dice que mejor disimular en el cementerio parque o la cremación. Me grita que hay olvido.

Para nada es necrofilia. Es, capaz, que siento, ahí, una segunda muerte.

16 de marzo de 2013

Abisal

Siempre lo sostuve y la ciencia me da la razón -¡pobre ciencia!-: los varones vemos menos colores que las mujeres (http://sinanestesia.com/los-hombres-ven-menos-colores-que-las-mujeres/). Lo que no significa que no podamos todos, unas y otros, percibir matices: y no me refiero a los colores.

Pero, si por caso, soy daltónico, verde es una palabra que encierra un color, que define la coloración del césped, pero ¿será que lo percibo verde, como alguien que no es daltónico?
O si quiero pedirle consejo a alguien sobre cómo combinar la ropa (me acuerdo de mi viejo siendo retado por mamá), mejor que no le pregunte al daltónico. Aunque sí le puedo preguntar por un perfume, ponele.

Digo: cada quien puede opinar de lo que quiera, como quiera. Ahora: de la opinión al saber hay abismos.
Eso lo sé.

15 de marzo de 2013

Lo imprevisto

Santiago, esposo de Ángela, tuvo un ACV y le indujeron el coma. Me enteré y en cuanto pude fui a verlo al Hospital Central de San Isidro. Más que verlo a él, verlas a ellas, sus mujeres: las hijas, la esposa. Y las parejas de las hijas, claro. Desconcierto, más que dolor. Reacomodar la vida cotidiana con una cotidianedad nueva que irrumpe violenta. Sabemos, decimos, repetimos que las cosas pasan. Pero cuando nos pasan nos atraviesan. Pude entrar a verlo unos minutos: Santiago es grandote. Verlo en la cama, con cables, respirador, inconciente lo hace sumamente pequeño y frágil.

A la mañana había estado despidiendo a Lala, cercana a los 99 años, madre de un querido amigo que ya murió. Abuela de otros amigos. Un dolor diferente ante la vida que se acabó, que llegó a término. Lala tenía los ojos azules, profundos. Un pelo blanquísimo. Unas arrugas profundas y preciosas. Una delicadeza de conciencia que la invitaba a tratar con cariño a todos.Me impresionaba cómo confiaba en mí, tanto menor que ella.

Momentos en los que siento que espío, testigo, en el misterio del otro. Inmensos.

14 de marzo de 2013

Mi mamá me mima

Mientras en San Pedro salía electo el primer papa argentino, americano, yo paseaba por la Recoleta con mi madre. Más prosaico.

En esta etapa de la vida de mi madre, en esta etapa de mi vida, estas pequeñas salidas son como mimos que nos hacemos. Por muchas cosas no hemos podido disfrutarnos tanto. Es como una pequeña revancha.

Hicimos un mini pic-nic en plaza Francia. Paseamos por la iglesia del Pilar y el museo de los claustros. Por el cementerio histórico. Por el centro de diseño. Tomamos un café en Starbucks que le pareció rrrriquíiisimo. Aprovechamos el otoño que se viene acercando.

Caminando despacio, me toma del brazo y asiente a lo que le cuento de los lugares, de la historia, del arte.
Una pequeña y linda revancha. Gozo.

13 de marzo de 2013

Como arena entre los dedos

Suelo colgarme con alguna idea que intuyo brillante y se me escapa. Es decir: como destello me golpea en un lugar de la ¿conciencia? la intuición de una intuición y cuando giro para mirarla, recibirla, ya no está.

En su lugar me queda el hueco ¿en el cerebro? que acusa mostrando una sonrisa sardónica, que dice: sí, era la solución al hambre mundial y se te escapó. O: la mejor novela acaba de perderse.

Vivo de pérdida en pérdida, che.

12 de marzo de 2013

Ponéte de acuerdo

Estaba comprando un par de cosas en un ex-Todox2$. Una mujer, treinti algo, con mellizos de ¿tres?, nene y nena en carrito doble, claro. Doble pero no de los enfrentados, sino de los anchos (es notable como muchos nenes que ya caminan, por comodidad de los adultos, siguen confinados a los carritos). Pasillos mínimos. Casi imposible girar. Sobreabundancia de estímulos para los adultos: una montaña rusa con LCD para los niños.

Madre que dice:

-Elijan algo.
-Esto.
-No, es de nene.
-El tambor.
-No, es una porquería.
-Esta muñeca.
-Es muy cara.
-Eso de allá.
-No.

A ver: si les das a elegir, sin acotar, bancátela. Si no, acotá la elección. O ni la propongas. O elegí vos y hacete cargo.

Claro, los niños comenzaron a llorar. Los retó.
Sin palabras.

PD: psicología barata: la señora tiene problemas con los límites, como queda graficamente probado al meterse en pasillos por los que pasaba sólo si los demás nos íbamos, de tan ancho que era el carro.

11 de marzo de 2013

En el principio III

...me aparece la imagen de palabras muertas de soledad.

Cuando decimos entender y continuamos un diálogo de sordos.
Cuando acordamos A y hacemos B.
Cuando tomamos y distorsionamos lo dicho.
Cuando exigimos respeto gritando.
Cuando repetimos sin saber de qué hablamos.
Cuando hablamos sin pensar qué decimos.
Cuando no notamos que las palabras, además de herir, sufren.

10 de marzo de 2013

En el principio II

...somos diálogo. O palabra para ser dicha y recibida.

Me aparece la imagen, el sonido del eco. El eco que repite parcial, deformado, el sonido que le llega.
Me aparece la imagen de la oquedad como espacio donde depositar o recibir la palabra.
Me aparece la imagen del eco que se da en quienes en lugar de recibir sólo replican sonidos.
Me aparece la imagen de palabras muertas de soledad.

9 de marzo de 2013

En el principio

Cuando podemos nombrar, poner palabras, decir, reconocer, logramos -intentamos- poner orden, empezar a entender, a organizar de algún modo la realidad, encontrar algún sentido. La tradición judeocristiana guarda algo de esta memoria en el mito de la creación, cuando Dios con su palabra, pone orden en el caos y crea.

Siento que las palabras con las que ayer entendía, me trajeron, generosas, a hoy. Se fueron algunas que ya no decían, aparecen otras que renombran, creo/creamos otras para ensayar. Descartamos algunas y volvemos a convocar a otras necesarias. Un proceso que no termina, que se recrea y nos recrea.

Cuando Dios, en el mito del Génesis crea, habla solo, ordena. Recién en el ser humano encuentra respuesta dialogal.
Somos diálogo.

8 de marzo de 2013

Ni flores ni bombones

La feminización propuesta por los productos de consumo más que publicidad -o además de publicidad- son una propaganda descarada.

Propaganda porque propagan, siguen esparciendo, fijando, justificando, eternizando una mujer que es feliz porque puede desengrasar los platos, porque un shampoo le revive el pelo, porque las toallas tienen alas, porque los nenes comen lo que ella (ni siquiera) cocina porque no tiene tiempo.

Cada día me molestan más estas cosas. Cada día me molesta más que no nos molesten porque ni las notamos.

Celebro a las mujeres, mis madres, mis hermanas, mis abuelas, mis compañeras, mis hijas, mis co-laboradoras, mis prójimas, mis iguales. 

7 de marzo de 2013

Respetuosos II

De modo análogo me está resultando difícil respetar a quienes creen que sus miradas son profundas y certeras porque leyeron dos artículos -si es que los leyeron- en internet. Sin dudas que todos nos alimentamos de opiniones ajenas que luego algunos tratan de razonar, apropiarse, resignificar...

Otros reaccionan ante palabras clave que considero de cierto modo les nubla el juicio general y provoca la aceptación o rechazo de plano y, desde ese lugar sienten, creen que están legitimados tanto como quien dedicó tiempo de su vida a estudiar un tema. No pasa por libros, claro; no es algo elitista/intelectual, sino de la actitud snob de subirse a cuanta ola pasa cerca.

Digo, no sé.

6 de marzo de 2013

Respetuosos

Despreciando cualquier intento de entender las cosas, hay quienes se avalanzan contra ellas de un modo casi violento y, al no poder aprehenderlas, las culpan.

Algunos jamás entenderemos qué es una derivada. Se me escapan las fórmulas químicas más allá de la del agua. No sé nada de deportes ni me interesan. Hay cosas que ni me interesan.
Pero sé que para poder entender, procesar, apropiarse de algunas cosas, de llegar a algún conocimiento, hay que tener un mínimo de ganas de hacerse humilde.

Falta mucho.

5 de marzo de 2013

"De A para X"

Me han prestado "De A para X", de John Berger, inglés, octogenario. Este señor pinta y, como ¿hobby? escribe. Y escribe bien. Muy bien.

El libro es una historia en cartas que le envía A a X, encarcelado, intuyo, por motivos políticos o algo así. A también ha estado presa ¿por lo mismo? y es farmacéutica. No hay historia más que la que podemos hilvanar y las mínimas historias, casi intrascendentes que ella le envía. No tenemos las respuestas de él, ya que cuando encuentran las cartas en su celda, sólo están las que A había mandado, y algún párrafo inconexo escrito en el reverso por X.

Hay momentos sublimes de poesía. Momentos que no dicen nada, pero bellísimos. Párrafos que hicieron que cerrase el libro, respirara, y volviera en un rato a abrir. Aparece Dios, invocado en los rezos de A; aparecen X, narrado por ella. Algún vecino se hace anécdota. Otro es disparador de recuerdos. Bello.

Y este Berger, que escribe por gusto, no más...

4 de marzo de 2013

Un pequeño paso

A fines del año pasado, unos amigos que viven en Nueva York venían a Bs. As.. Aprovechando la magia de las compras online, vía Amazon.com compré una tablet barata, simple, la envié a casa de ellos y me la trajeron. EL motivo -la excusa- fue la lectura, para variar... Tener 300 libros en la palma de la mano es... mágico.

La cuestión es que leo bastante en la tablet, a la noche, más que nada. Pensé que leer en pantalla iba a ser difícil, pero la simulación papel es interesante; incluso el movimiento para pasar página copia al dedo deslizándose sobre el papel.

En esa mezcla de Babel y Alejandría conviven Homero y su Ilíada con Un mundo Feliz, codo a codo con la biblia y algo de poesía y Margaret Atwood. Algo promiscuo y gozoso.

Igual, entre nosotros, prefiero el papel.

3 de marzo de 2013

Al filo

Esperando el colectivo para ir al casamiento de unos amigos, apareció un especimen interesante. Como el colectivo tardaba en venir -sábado a la tarde...-, disparado por la imagen de esta persona me puse a pensar en qué es lo que considero vulgar.

No tiene que ver, me dije, con dinero o con formación. Gente con dinero es sumamente vulgar; otros pueden ser universitarios y vulgares al mismo tiempo. Tiene que ver -yo percibo así lo vulgar- con lo que pretende ser algo que no es, creyendo que lo es.

La corbata de nylon, que quiere pasar por seda.
La señora de barrio que imita el acento de la Recoleta.
El pibe de colegio privado que se lookea como si viviese en la villa.
El pintor que imita a Berni con el talento de un Art Attack.
El pavoneo al estilo nuevo rico.

Hay algo que grita no, esto no es de acá.  Algo que delata cierta pretendida autenticidad que no es tal.
Eso es, para mí, vulgar.

2 de marzo de 2013

No da lo mismo

Facu y su abuela charlaban del Barça que había perdido los últimos dos partidos. Más allá del asombro que me causó que mi madre tuviera ese dato, me gustó lo que siguió:

-¿Viste, nene, que Maradona dijo que es mejor que Messi?
-Sí, abuela. Yo creo que fue mejor jugador él.
-Jugador puede ser, pero como persona...-intervengo-.
-Ni hablar, tío; despreciable. No coordina dos ideas y se creyó que es dios; pero un capo en la cancha.

Me alegró tanto que pudiese discernir entre entre ambos aspectos. Solemos endiosar o demonizar en bloque. Que un pibe pueda distinguir, da aire. Que se dé cuenta que tener hijos y no hacerse cargo es de macho decadente, da esperanza. Que intuya que la bonhomía vale, es muy bueno.

Ojalá aprendamos.

1 de marzo de 2013

Volver a mirar

Me doy cuenta que casi podría armar un apartado con anécdotas de la verdulería de los bolivianos en la otra cuadra. Nunca sé bien cuántos son. Está Casilda, que es la señora a la que le dan el dinero y da el vuelto. Ella es la más estable, parece la jefa.

Después, hay varios chicos y chicas jóvenes que me desconciertan. Entran y salen de semana en semana. Si hay mucha gente esperando, grito mediante, aparece alguno más que luego desaparece y reaparece. Temo que en la parte de atrás, donde descansan entre clientes, haya una conexión espacio temporal que no entiendo.

La cosa es que ayer fui y había un muchacho nuevo, a todas luces con algún tipo de retraso mental. Lento, muy lento. Había que decirle de a una las cosas porque si no se olvidaba. Le pedí albahaca y me quiso dar perejil. Varias ciruelas estaban machacadas. Lechuga criolla en lugar de capuchina.

En un momento me impacienté, es cierto. Luego me vino a la mente: al estigma de ser aborigen, extranjero, suma el del retraso. Yo no me animaría a tanto. Me surgió un poco -mucho- de admiración. Por él, por los suyos.