Gente que se dio una vuelta


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27 de junio de 2013

Brújula

No sé si a todos les sucede: me da miedo perderme. Más allá que carezco de sentido de orientación y que nunca me aventuré en, ponele, el desierto de Gobi, la sensación de estar perdido -o estarlo, directamente- me produce pánico. 

Una combinación de subtes puede ser motivo de ansiedad: combinar líneas, subir por una, aparecer en otra y luego salir a la calle es mi Everest personal. Ir a algún lugar desconocido, sin referencias, me da vértigo. Si para llegar a un negocio doblaba después de la casa de portón verde y cambiaron el color de la pintura, no te aseguro llegar... Si subo a un departamento, salgo del ascensor y ya no sé para qué lado queda la calle. Norte y sur son ideas, no más. 

Curiosamente, si estoy en un lugar donde no hablan español, el miedo disminuye: me sale una capacidad desconocida que me asombra. Debe ser que el miedo no es tonto. Y menos políglota.


1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja soy igual!!! si habrá sufrido mi vieja conmigo cuando arranqué el secundario!.... mil veces recorrió conmigo las 7 cuadras que separaban el colegio de la terminal para asegurarse de que no me iba a perder, me cambiaba de vereda y me perdia! yo le echaba la culpa a venir de un pueblo mínimo a una ciudad enorme, pero el problemita me sigue hasta la actualidad y ya no hay excusas!
Ana