Gente que se dio una vuelta


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5 de agosto de 2013

Regresando II

En una de las vueltas que dimos, fuimos de Iruya a San Isidro, unas dos o tres horas, caminando por el lecho de un río, entre dos pueblos mínimísimos. Como pasa muchas veces, lo bello es el camino en sí mismo. 

Al volver lo hicimos en el camión que lleva, semanalmente, la mercadería de un pueblo al otro: bolsas de maíz, cajones de frutas y verduras, bolsas de fideos secos, harinas, hortalizas, gas en garrafas... Y gente que aprovecha el "transporte". Por momentos el camioncito para y suben algunos, bajan otros, cargan otras bolsas.

Una de las bolsas era de abono orgánico: estiércol de cabras y ovejas. Olor fuerte, claro. Pero luego, mezclado y repartido en la tierra, la hace más fértil, la fecunda y posibilita la vida.

Pensé: como las riquezas: acumuladas, amontonadas, juntas, dan mal olor. Repartidas, es otra cosa...
Me puse ecológico, vea...

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