Gente que se dio una vuelta


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8 de septiembre de 2013

Ni muy muy, ni tan tan

Cursando en la facultad la licenciatura me anoté en un proseminario de Matrimonio y Familia. Una de las expresiones preferidas del profesor era narture, conjunción de nature -entendiendo naturaleza, lo dado- y nurture -entendido como lo cultural, lo construido, lo aprendido-.

La discusión de fondo era qué cosas en varones y mujeres son naturales y cuáles sociales, aprendidas, culturales. Como tangenciales aparecían los diversos modelos familiares, las diferentes aproximaciones a qué constituye como tales a un varón o a una mujer, cuánto en el rol es aprendido o impuesto como norma.

Debo reconocer que pese a ser un varón mayor y de corte conservador, el profe tenía algunas cosas interesantes: por lo pronto, desconfiaba de la naturaleza como lo puramente dado, porque no existía más que como idea platónica: sólo vemos y experimentamos naturalezas nutridas. Era lo más lejos que podía llegar. Si daba un paso más, su formateo mental lo obligaba a frenarse.

15 años después recuerdo casi nada de ese curso. Pero recuerdo eso: ni siquiera lo más común a los seres humanos -la naturaleza- hay que darla por supuesto. 
Hasta las mismas palabras para definirlas son nurture, cultura, aprendidas.

Enorme desafío a la libertad y a la creatividad.

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