Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

16 de noviembre de 2013

Espejados

Conocer la historia ajena o propia ayuda a saber cómo reaccionamos, por qué lo hacemos, cuáles son las motivaciones que nos mueven, por qué hacemos algunas cosas a pesar nuestro, cómo es que los errores que cometemos suelen ser los mismos... No ayuda también a empatizar, comprender, perdonar, soportar.

Pero a veces creo que se convierte en una excusa: como conocemos nuestra historia, como el otro conoce la nuestra, nos escudamos en ella para no crecer, para no desarrollarnos, para cambiar y seguir reaccionando, moviéndonos con cualquier viento, equivocándonos -sin creatividad, siquiera-...

Virtud y defecto de la mano.

No hay comentarios: