Gente que se dio una vuelta


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12 de marzo de 2014

Espejo empañado

En los mitos del Génesis, primer libro de la Escritura judeo/cristiana, hay dos relatos de la creación: el recordado de los seis días, que acaba con la creación de la pareja humana y luego el descanso de Dios.

El otro es donde aparece el Jardín del Edén, los árboles, y un ser humano -no un hombre/varón, el hebreo es claro: Adán es hombre en el sentido abarcativo de ambos géneros- del que luego se separa la mujer, quedando constituida así la pareja primordial. Este ser humano está hecho de barro, tierra, adamá - de ahí Adán- y vive gracias a que Dios le sopla su propio aliento/nefesh en su nariz.

Hernán citaba a Borges como correlato de una foto que sacó:
"¿De qué Adán anterior al paraíso,
de qué divinidad indescifrable,
somos los hombres un espejo roto?"
                                                La cifra.

En ambos encuentro la idea de ser en parte reflejo (espejo/aliento vital); en ambos la fragilidad (espejo roto/barro). En ambos la nostalgia de un origen perfecto. La diferencia que encuentro es que la indescifrable deidad borgeana, en la tradición bíblica es alentador, animador, alfarero, jardinero que tiene un vínculo indestructible con su hechura.

Deo Gratias

2 comentarios:

La memoriosa dijo...

Un poema que cito siempre porque me encanta...

Cambridge (extracto)

Jorge Luis Borges
[...]
No está en el tiempo sucesivo
sino en los reinos espectrales de la memoria.
Como en los sueños
detrás de las altas puertas no hay nada,
ni siquiera el vacío.
Como en los sueños,
detrás del rostro que nos mira no hay nadie.
Anverso sin reverso,
moneda de una sola cara, las cosas.
Esas miserias son los bienes
que el precipitado tiempo nos deja.
Somos nuestra memoria,
somos ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos.

Elogio de la sombra (1969)

Pablete dijo...

Gracias, Memoriosa.
Un poco me angustia la nada del poema, porque conozco la sensación.
También lo contrario y la contraria.